Foto: Ricardo Ortiz
El Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, se ubica en la zona más angosta del territorio Mexicano, la cual presenta desde 1994 la implementación de parques eólicos en la comunidad de La Venta, municipio de Juchitán, pues es el segundo lugar a nivel mundial después de la India en donde el viento alcanza niveles muy altos en la planicie.
En la comunidad se han llevado procesos de lucha y resistencia para frenar los riesgos a la salud tras la llegada de los aerogeneradores, debido a que los químicos (aceites) que desprenden los motores, están siendo arrastrados por el viento, contaminando pozos, lagunas y mares y que a su vez la emisión de luz y el ruido que se genera de las eólicas, han provocado que gran parte de los peces mueran y se alejen de las zonas de pesca.
Toñita se opone a la destrucción de su pueblo, además de colaborar en la «Radio Comunitaria Totopo» con su programa hora de banda en donde difundiende el llamado de resistencia y organización, «Una niña de diez años que está en contra de esos extrangeros», menciona.
Toñita, una niña que se opone a los parques eólicos
En el Istmo, está llegando un grupo que quiere echar a perder nuestro Juchitán, el grupo se llama “Eólicos del sur”.
Algunas personas queremos que paren los ventiladores porque van a destrozar todo nuestro pueblo.
Otras personas reciben 200 pesos y se conforman con el dinero, pero no saben del daño que hacen y cuando ellos se arrepientan, no se va a poder hacer nada, porque los eólicos ya tienen en la mano el poder.
Otro grupo de gente, se está organizando y luchando por Juchitán, porque ellos saben de los problemas que traen los ventiladores, y escucho que mencionan que se están muriendo los peces, el ganado, etc.
Lo mismo está ocurriendo con las personas, porque llegó una enfermedad provocada por los eólicos que se llama chikungunya y es muy malo, están muriendo los ancianos de Juchitán.
El mensaje que quiero darle a las personas, es que luchen por sus hijos, sus animalitos, para que los parques eólicos se vayan para que no haya más muerte.
Eso es lo que les comento yo, una niña de diez años que está en contra de esos extranjeros.
Por Ricardo Ortiz
El Ciudadano