Un cooperativismo ciudadano y sistémico para Chile

Las estructuras sociales formales y las instituciones de la sociedad chilena simplemente están en crisis

Un cooperativismo ciudadano y sistémico para Chile

Autor: Wari

Las estructuras sociales formales y las instituciones de la sociedad chilena simplemente están en crisis. No son capaces de absorber lo que en sus entornos relevantes se desarrolla, no tienen las distinciones, los códigos, el lenguaje, el conocimiento, ni la apertura mental para ello. En síntesis: No tienen Libertad. Dependen estructuralmente de una ideología neo liberal que las formateó para respuestas útiles al poder amenazado en los años 70´, hoy ya no tienen respuestas para los cuestionamientos de que son objeto. En teoría del caos están al borde del equilibrio explosivo. Los movimientos sociales estamos, al contrario, en el Caos creativo: Un espacio de generación y absorción de grandes cantidades de energía, información y libertad compartidas, para la migración hacia otros mundos y otras posibilidades.

Los detentores de esas instituciones, incluidos los partidos políticos cuya sola definición “parte el todo sin atrapar la complejidad de la totalidad”, no son libres, ni los que desde el golpe de estado vendiendo la Patria engendraron este modelo que una vez impuesto administraron sus opositores, ni estos últimos que después de mostrar el índice acusador contra su enemigo, para gobernar negociaron aprobando la misma Constitución diseñada por y para intereses trasnacionales que consideran el agua, el aire, las comunidades, las semillas, los glaciares, el mar, los bosques y la vida, cuestiones del mercado. Si los bienes comunes y públicos fueran privados, el problema ecológico sería irrelevante, piensan muchos de estos detentores del poder institucional.

Esta es la lucha de quienes consideramos a la vida y la belleza de la tierra por sobre la economía, que valoramos los pueblos y las comunidades originarias y locales por sobre la codicia del maquineismo de un progresismo trasnochado, anclado aún en el modelo fordista, mecanicista y lineal. Donde el verbo Cooperar es instalado como sinónimo de estupidez e ingenuidad (el famoso «y cooperó»), y no como el acto humano que le ha permitido al ser humano comprender y participar del fenómeno del existir, de pertenecer y reflexionar sobre lo que significa ser un ser humano.

Es que la racionalidad económica NUNCA PODRÁ CUMPLIR SU PROMESA DE SUPERAR LA POBREZA, porque ella es intrínsecamente pobre en su concepto, como cuestión ética, dado que hay quienes hoy preferimos como sentido de vida Ser en vez de Tener. Desde esta racionalidad económica es imposible pensar un proyecto cooperativo de paz, armonía y sentido de vida, el mismo que esta sociedad hace rato ha perdido. Por eso al camino hacia una Racionalidad Ambiental donde sepamos y practiquemos que es la humanidad la que pertenece a la Tierra y no al revés, proponemos la herramienta de las cooperativas, de un Cooperativismo Ciudadano Sistémico, como un instrumental de interfase en este tránsito civilizatorio con el cual hacer escuela, desarrollar inteligencia cooperativa, poder asociativo, conocimiento y sabiduría colaborativas.

Somos un pequeño grupo de ciudadanos y ciudadanas que estamos por un cooperativismo al servicio de los desafíos de este siglo, que piensa diversamente y actúa localmente de manera interdependiente con sus entornos relevantes y desde enfoques recursivos, al decir del biólogo Humberto Maturana y el recordado Francisco Varela. Para nosotros son las cuencas hidrográficas, son los lugares témporo espaciales donde las comunidades humanas desarrollan sus vidas y organizan sus actividades, es ahí donde las cargas ecológicas deben ser controladas y las energías producidas con la menor huella ecológica posible.

Hoy estamos abriendo un espacio en el que podemos dar un salto cuántico en nuestra sociedad. Vivimos un período en que las instituciones y sus líderes defienden visiones y premisas obsoletas, a favor de minorías egoístas y culturalmente subdesarrolladas, contra las mayorías, el medio ambiente y los bienes comunes; contra el patrimonio de todos. Somos conscientes que la historia y la biología aborrecen los vacíos de poder. Que si las personas no controlamos nuestras propias vidas, otros lo hacen por nosotros y nosotras. Si existe una única lección que podamos aprender de la historia del siglo XX, es que si los y las ciudadanos, trabajadores y consumidores no gestionamos nuestras vidas y nuestras economías, entonces una élite económica lo hace. Por ello quienes estamos en un proceso constituyente de cooperativas de trabajo en producción de bienes y servicios, invitamos a crear un Cooperativismo Ciudadano Sistémico, para una Economía Verde en Chile.

La necesaria creación de este Cooperativo Ciudadano Sistémico en Chile, surge de la interpretación de la realidad ya señalada. Se suma al compromiso para un cambio profundo, donde el cooperativismo no es el fin sino un medio estratégico en tanto instrumento por la justicia social, económica y ambiental, que bioéticamente nos ayude a poner por sobre el poder de la ciencia y la tecnología las personas y los ecosistemas; y redescubrir las sabidurías ancestrales, las culturas y prácticas de los pueblos originarios de América, los desafíos actuales de diversidad y multiculturalidad donde nuevas formas de vivir sean posibles.

Constituyamos esta inspiración poderosa en comunidades humanas respetuosas de sus ecosistemas; energéticamente autónomas, socialmente integradas, biológicamente interdependientes, capaces de cuidar y crear nuevos sueños, nuevas vidas, nuevos mundos.

Por Antonio Fernández Rivas

Socio trabajador de la Cooperativa de Trabajo LinkSocial

Texto -de origen externo- incorporado a este medio por (no es el autor):


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano