Villa Ratón: analogía de nuestros días

"Siempre cada cuatro años todos los ratones se reunían para votar por sus gobernantes, el gobierno que elegían estaba compuesto de gatos negros, no me malinterpreten no quiero hablar mal de los gatos, ellos eran buena gente, dirigían el gobierno con dignidad, con cuidado, y dictaban muy buenas leyes. Claro las leyes eran buenas para los gatos, pero no tanto para los ratones"

Villa Ratón: analogía de nuestros días

Autor: Nicolas Curi

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Déjenme contarles la historia de Villa-Ratón, Villa Ratón era una comunidad muy avanzada, dentro de las otras que la rodeaban, como Villa Cuyi o Villa Cotorra, tenía su propio senado y cámara de diputados, ellos se enorgullecían de sus instituciones e incluso algunos se burlaban de sus vecinos porque creían estar mejor que el resto. En Villa Ratón vivían millones de ratones, donde ellos estudiaban, bailaban, se enamoraban, cantaban, jugaban y estudiaban, Villa Ratón era un Paraíso para muchos que escucharan desde afuera.

Siempre cada cuatro años todos los ratones se reunían para votar por sus gobernantes, el gobierno que elegían estaba compuesto de gatos negros, no me malinterpreten no quiero hablar mal de los gatos, ellos eran buena gente, dirigían el gobierno con dignidad, con cuidado, y dictaban muy buenas leyes. Claro las leyes eran buenas para los gatos, pero no tanto para los ratones, establecieron leyes como por ejemplo el límite de velocidad máximo al que pueden correr los ratones, para que los gatos no se cansaran tanto para poder cazarlos, o que todos los años de cada diez trozos de queso que un ratón lograra robar uno debía ser entregado a los gatos para que pudieran comprar pescado, o que las entradas de las casas de los ratones debían ser lo suficientemente grandes como para que un gato pudiera entrar una garra dentro, con el tiempo la vida se empezó a volver complicada, difícil por lo que fueron en masa a las urnas y votaron en contra del gato negro.

Pusieron a uno blanco en su lugar, el gato blanco hizo una campaña ingeniosa explico que el mayor problema de Villa Ratón era la falta de visión para el futuro, por lo que ordeno que las entradas a las casas de ratones debían ser cuadradas en vez de redondas, las entradas cuadradas eran del doble del tamaño que las redondas y ahora los gatos podían ingresar ambas patas a las casas de los ratones, la vida fue más difícil que antes, así que al poco tiempo después los ratones volvieron a votar por los gatos negros, luego por los blancos, luego por los negros, una vez votaron incluso por uno vegetariano pero fue remplazado por uno con una cicatriz en el ojo que atemorizaba a los ratones, incluso votaron por uno que era mitad blanco y mitad negro, lo llamaron concertación, llegaron a votar por uno que era blanco con manchas negras que chillaba como ratón pero comía como gato, a este lo llamaron alianza, verán hermanos y hermanas el problema nunca fue el color del gato, el problema siempre estuvo en que eran gatos y naturalmente cuidaban de los otros gatos y no de los ratones.

Hasta que un día llegó un pequeño ratón con una idea, ¡oh! Hermanos y hermanas, tengan cuidado de los pequeños con ideas, siempre traen problemas, se acercó a la multitud y dijo en voz alta “¡Tengo una idea! Votemos por un ratón en vez de un gato”, los ratones lo miraron convulsionados y sin mediar palabra comenzaron a apuntarlo con el dedo y a gritar “¡Comunista!”, “¡Come Guaguas!”, “¡Maldito terrorista! Ve a tirar piedras a otro lado” lo acusaron de terrorismo y lo encerraron por el resto de su vida en la cárcel; pero hermanos y hermanas este no es el fin de la historia verán, se puede golpear y encerrar a un ratón o a un humano, pero nunca se puede acabar con una idea porque aunque la callen siempre renacerá y siempre volverá surgir.

Basado en: «Mouseland» de Clarence Gillis (1940, Canadá)

 


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