Algo ha cambiado en Chile y es el papel que comienzan a jugar en estas elecciones el diario El Mercurio y las encuestas.
Tradicionalmente la primera actividad que realizaban los candidatos a la presidencia, era una gira a nivel nacional; comenzaban por recorrer el país, en esa imperiosa necesidad de legitimarse frente a todos los chilenos, en cada provincia se hacían actos públicos, de esa manera surgían los comandos de apoyo al candidato, nacieron las Casas del Pueblo, todos participaban de la política, era un acto de salvación nacional, al que todos estaban convocados.
El diario El Mercurio siempre ha sido un elemento activo en la política nacional, la familia Edwards, desde hace de 100 años, se colocó al lado del Chile rico, de las FFAA, de los Estados Unidos, de los banqueros y aseguradoras. La familia de El Mercurio, no ha tenido vergüenza para pedir dinero al Departamento de Estado norteamericano, y Richard Nixon se lo entregó a manos llenas, dinero que también alcanzó al Partido Demócrata Cristiano, para quebrar un país que quería avanzar y tenía el legítimo derecho a construir su propio destino.
El diario El Mercurio en los años de la dictadura, amparó, justificó y mintió sobre los crímenes que cometían los aparatos de seguridad DINA y CNI. Ninguno de sus periodistas tuvo la dignidad del oficio para pedir libertad de prensa, ninguno de sus periodistas iba a los funerales de periodistas asesinados por la dictadura.
El diario El Mercurio defendió siempre el legado de la dictadura, y apostó a que el dictador nunca robó dinero fiscal, cosa que quedó demostrada. El mejor hijo de El Mercurio, era un ladrón, y así se fue al cementerio.
El diario El Mercurio cede sus páginas especiales para que levanten las voz los que han abandonado sus principios, siempre le ha interesado colocar cuñas, sembrar la cizaña, hacer propaganda negra. El diario de Agustín, es el que más recursos recibe de la Concertación. El diario de Agustín no defiende la idea del “bien común”, de un país sin excluidos, El Mercurio alarga sus tentáculos para quienes les son útiles, a sus objetivos, y a la clase que ellos representan.
Durante todos sus años como medio de comunicación, SIEMPRE JUSTIFICÓ LAS MATANZA DE OBREROS, incluso las del presidente Frei Montalva. Fue parte de los que se aliaron para matar al General Schneider y al general Prats, mintió en el caso de Carmelo Soria. Nunca hablo de los Hornos de Lonquén.
Resulta muy extrañó, que sea justamente, el diario de Agustín, el que más “infla” a uno de los candidatos de la Concertación -Marco Enríquez Ominami- quien más apoyo recibe de este medio de comunicación; sus páginas se despliegan para darle cobertura y cuyo fondo, no es otro que opacar a la izquierda, la que siempre ha sido su enemiga. Apoyar a uno de la Concertación es asegurarse también una parte de su futuro.
La enorme cobertura que se le dan a las encuestas, donde el candidato Enríquez Ominami aparece como una figura que ha caído del cielo, para renovar la política chilena, causa mucha extrañeza, asombro. Este candidato sostiene, que él llega para refundar a la Concertación, modelo que se cae de podrido, por corrupto, antidemocrático. Si la izquierda no hubiera sacado ese porcentaje tan alto, en las elecciones municipales pasadas, y la Concertación hubiera mantenido sus votos, NUNCA habrían invitado a los comunistas, para que lleguen a salvarlos.
Los enemigos verdaderos de El Mercurio, no están en La Moneda, allí están sus mecenas, los que lo financian con la publicidad estatal. Los enemigos de El Mercurio están en las calles, pidiendo que se cumpla una ley. Los enemigos de El Mercurio piden una nueva Constitución, energías renovables, en suma un Chile nuevo.
Salvador Allende y algunos pocos, siempre batallaron en el ámbito de las ideas con El Mercurio y tenían razón, lo que sucede es que El Mercurio golpeaba las puertas de los cuarteles.
Por Pablo Varas