Sebastián Piñera recorrió Temuco prometiendo planes millonarios en la “Araucanía” y utilizó el viejo espantapájaros de la violencia para ignorar la huelga de hambre que hace más de un mes y medio mantienen con valor y voluntad los 33 luchadores de la causa mapuche en las distintas cárceles del país. Los comuneros mapuches ponen voluntariamente sus vidas en peligro. Lo hacen para que avance su proyecto: el de la libertad y autonomía de un pueblo que quiere convertirse, con tiempos y debates propios, en Nación reconocida para lograr lo que toda etnia con cultura, lengua, tradiciones y territorios ancestrales desea desde el siglo XV: autogobernarse, conducir su propio destino y recuperar sus recursos para dotarse de poderes y derechos para definir su relación con el Estado chileno.
El Presidente de “todos los chilenos” ni los nombra. Las elites económicas poderosas, la jerarquía eclesiástica, los cuadros binominales preferirían que no existieran ni estorbaran y que la Historia los hubiera barrido del camino para celebrar un Bicentenario de parodia, “clean”, de cartón para la TV, al estilo de Time Warner. Lo saben los programadores de audiencias televisivas. Con el poder de la imagen sobre la percepción social pretenden acallar el espíritu crítico, empañando la razón ciudadana para que ésta no se transforme en rebeldía.
Con el ruido de botas, las bayonetas relucientes, los uniformes “colorinches”, la música prusiana de las paradas militares y el ruido de las fondas para la pantalla, el dispositivo mediático querrá bombardear la conciencia ciudadana instalando su agenda para ir construyendo “opinión pública” favorable al Gobierno empresario y perfilando preventivamente a sus “enemigos públicos”.
Se equivocan. Los idílicos “símbolos patrios” de la derecha no podrán imponerse sobre un pasado histórico de discriminación selectiva sobre la cual se construyó y sigue afirmándose el Estado chileno en su esencia de poder represor de clase. Ni sobre las luchas históricas por la emancipación y sus banderas alzadas una y otra vez.
Cabe repetirlo. El dispositivo mediático dominante completo ignora a los militantes mapuches (*). Los medios tradicionales (Copesa y El Mercurio) tejen día tras día un velo de ignorancia sobre las razones de la huelga de hambre. Paradoja: sólo los mineros atrapados vivos en el fondo de una mina por la desidia empresarial y gubernamental y por la codicia del neoliberalismo, transformado en religión de Estado, gozan de “cobertura periodística” y han sido transformados en objeto de compasión del “alma nacional”.
Los medios y sobre todo la TV cumplen bien su función. Su tarea es fragmentar la realidad. Impedir que se establezca un vínculo racional lúcido entre la tragedia de los mineros y sus familias y la huelga de hambre de los luchadores mapuches por la liberación. En ambos casos y situaciones se impone la misma filiación sistémica. El hilo conductor que nos guía a través de la escenografía mediática y gubernamental es la que nos obliga necesariamente a visualizar con el entendimiento la lógica de hierro del funcionamiento de los mecanismos de las estructuras de opresión sobre las cuales está cimentado el sistema. Es éste el que presiona con sus sutiles tentáculos mercantiles y legales a que trabajadores desciendan a la mina arriesgando sus vidas para “ganárselas” cotidianamente, y a que militantes mapuches deban llegar al acto supremo de libertad y de arrojo de poner sus vidas en la balanza de la justicia y por el reconocimiento de su identidad histórica. Es el Chile de hoy.
Ante tal realidad que la teoría filosófica llama la Biopolítica, o más simplemente el control de las vidas y del cuerpo ejercida por las estructuras de dominación, la pasividad del mundo académico, provisto de las herramientas conceptuales para entender lo que sucede, nos deja perplejos.
La prisión que priva de libertad por razones políticas con una ley antidemocrática y abusiva a luchadores mapuches y el encierro forzado en el fondo de la mina son los verdaderos símbolos del fracaso político de las elites post dictadura por construir una República de ciudadanos iguales, libres y solidarios.
Una vez más la izquierda, los movimientos sociales como el sindical y estudiantil, y los nuevos y emergentes como el ecologista están confrontados a actuar y movilizarse en pos de valores éticos de su larga tradición: la justicia social, la Igualdad y la solidaridad con los de abajo ante la dominación de una fracción social minoritaria. Ante el clamor ciudadano y la demanda ecologista movilizada, Piñera retrocedió y les solicitó a los empresarios de la energía que busquen un nuevo lugar para instalar el proyecto de la termoeléctrica aprobado en Punta de Choros.
Pese a su retraso orgánico y programático la tarea es clara y sólo la pequeñez política puede ignorarla. La Izquierda política y social debe convocarse y movilizarse para que los 32 luchadores mapuches en huelga de hambre con peligro de muerte sean liberados y para que los 33 mineros entrampados vuelvan a mirar las estrellas y puedan laborar nuevamente sin miedos ni angustias.
Por Leopoldo Lavín Mujica
(*) El trabajo de los medios alternativos ha jugado un rol relevante en impedir que se instale el silencio en torno a la causa mapuche: elciudadano.cl , elclarin.cl , piensachile.cl , g80.cl han informado de las movilizaciones y han publicado los comunicados de las organizaciones mapuches. Por su parte, elmostrador.cl comienza a publicar artículos de sus periodistas C. Arriagada y M. Martínez acerca de la situación de los comuneros mapuche en huelga de hambre.