Resulta absolutamente abominable el curso que está tomando la política internacional y la actuación de las potencias occidentales y sus aliados, magnificada por mass media convertidos en medios de desinformación y manipulación.
Transversalmente la prensa escrita, televisiva, radial y redes sociales son controladas financiera e ideológicamente por una visión de mundo hegemónica, que no busca socios, amigos, cooperación, sino que simplemente incondicionalidad, sometimiento, servilismo. Un mundo donde unos pocos ordenan y el resto se inscribe como testaferro o borrego conducido al matadero. Las naciones que se oponen a tal política entran en la definición de enemigos y, con ello, blancos para lanzar todas las políticas de máxima presión que se puedan utilizar, incluyendo guerras híbridas.
Así, la República Islámica de Irán, la Federación de Rusia, Corea del Norte, Venezuela, Cuba, Siria, El Líbano, la República Popular China, son las naciones que se llevan todo el peso de sanciones, bloqueos, embargos, el robo de activos, el bloquearle el acceso a la red internacional de comunicaciones financieras entre bancos y otras entidades financieras. Acosos diplomáticos, mediáticos y la demonización de todo aquello que hacen y representan los mencionados países, presentándolos como un peligro para la humanidad. Esto, cuando la incuestionable realidad que aquellos que causan proceso de desestabilización, propician golpes de Estado, han agredido, invadido, ocupado y son responsables de la muerte de millones de seres humanos, son precisamente los que se erigen como paladines de la justicia y el derecho internacional.
Recuerdo en ello las palabras de Glen Ford, editor ejecutivo del portal BAR –Black Agenda Report– quien señaló que “Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton han armado, financiado y protegido a los asesinos de seis millones de personas, donde los aliados de Estados Unidos, Ruanda y Uganda, han estado en un alboroto de saqueos y asesinatos en masa desde 1996. Los crímenes de Charles Taylor en Sierra Leona –por lo cual lo acusaron de crímenes de guerra y sentenciaron a 60 años de cárcel- palidecen en comparación con los de Estados Unidos en el Congo, por ejemplo, donde Clinton, Bush y Obama instigaron, animaron y colaboraron a favor del peor genocidio desde la segunda guerra mundial” (1).
Esa cifra se multiplica al dar cuenta de la larga lista de responsabilidad de Washington y los suyos, léase la Organización del Tratado del Atlántico Norte –OTAN– el sionismo y el wahabismo en la muerte de millones de hombres, mujeres y niños –considerando, y en forma muy generosa, sólo la etapa de la denominada guerra contra el terror desarrollada desde George W. Bush hasta hoy. Libia, 200 mil víctimas mortales; Siria, 600 mil; Irak, un millón y medio de muertos. Afganistán, con un millón; Yemen, con una cifra que supera ya los 300 mil muertos. Sumemos las guerras en el Sahel africanos. La ocupación y colonización del Sáhara Occidental. Las decenas de miles de asesinatos del sionismo contra el pueblo palestino. Los golpes de Estado propiciados por Washington y que han generado cientos de miles de muertes producto de las represiones, detenciones, torturas y desapariciones, e incluso la responsabilidad de Washington y Europa en la actual situación en Ucrania, que no comenzó el 24 de febrero del 2022; hay que remontarse a febrero del año 2014 cuando Estados Unidos y los suyos alentaron el desarrollo del nazismo en Ucrania e incluso más atrás, cuando comenzó la progresiva violación a los acuerdos de no provocar a Rusia tras la caía de la ex Unión Soviética.
Los mencionados números sobrepasan toda lógica de humanidad y si a esas acciones directas sumáramos cuántos millones de muertos y personas con secuelas hay que integrar a esta lista de la muerte de Washington y los suyos: personas que producto de las sanciones económicas, tecnológicas, de productos farmacéuticos, alimentos, no pueden superar una enfermedad o su desnutrición como en Sudán, Etiopía, Yemen, las cifras aumentan descomunalmente, generando retrasos en el crecimiento infantil, subdesarrollo crónico, dependencia de la ayuda internacional, carencias industriales, entre otros efectos. ¿Cómo explicarle a un enfermo aquejado de una enfermedad curable con determinado medicamento que no tendrá acceso porque el país está bloqueado, no tiene acceso a sus activos en bancos extranjeros y que todo ello los victimarios lo explican en función del bien de los ciudadanos del país bloqueado? Es la razón de la sinrazón. Matar para decir que lo hacen por su futuro. Impedir que exporten su gas, el petróleo, sus materias primas, robarles su fondos y oro depositados en centros financieros, que los roban para su propio beneficio sin control ni sanción alguna.
LA PERVERSIDAD TIENE NOMBRE SIONISTA
La hipocresía de esa política de expolio llega a extremos despreciables en el caso de la entidad sionista contra el pueblo palestino. Un régimen nacional sionista que vende la imagen de una entidad tecnológicamente avanzada, con una industria militar que exporta sus armas con el rótulo “probada en terreno”, y, claro, ensayada y demostrada en los cuerpos de miles de hombres, mujeres y niños palestinos, asesinados día a día por la maquinaria bélica sionista, manejada por colonos y una soldadesca racista, criminal, perversa. Un régimen israelí que presenta sus avances en materia acuífera, pero tratando de ocultar que roba el agua de la población palestina en Gaza y Cisjordania desde el año 1948, cuando nace al mundo este engendro llamado Israel.
La dictadura cívico-militar israelí mata a los palestinos con balas, bombas, drones, pero también negando el acceso a la salud, impidiendo la libre movilidad, destruyendo la infraestructura sanitaria palestina. ¿Castigo para este criminal nacional sionista? En lo absoluto, ¡es socio de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, y, con ello garantiza la impunidad; por ejemplo, en el seno de la Unión Europea, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para seguir asesinando mientras sus padrinos rasgan vestiduras y gritan la necesidad de establecer democracias representativas donde no las hay. Exigen el fin de programas nucleares pacíficos, pero son ciegos, sordos y mudos frente a las 300 armas nucleares de la sociedad más pervertida que tiene el mundo en este momento, como es la israelí, que además acaba de elegir y ha formado gobierno un primer ministro que por quinta vez ocupara este puesto. Benjamín Netanyahu: criminal de guerra, responsable de crímenes de lesa humanidad, que ha prometido seguir violando todas las resoluciones de la ONU y las convenciones como la de Ginebra. Con llamados a seguir ocupando y colonizando el territorio palestino. Un dirigente corrupto, traficante de influencias, asesino. Pero, allí está, servicial e instrumental para ese Occidente hipócrita y de doble rasero.
Cuando hablamos de violencia, la que se ejerce sobre el pueblo palestino encabeza la perversidad absoluta. Hombres, mujeres y niños, algunos de los menores de cinco años, que son asesinados de tiros en la cabeza, bombardeos masivos. No se distingue sexo, religión, color de piel; el pueblo palestino en su conjunto es blanco del régimen nacional sionista y sus perros de la guerra, como los denominó el periodista israelí Uri Avnery. “No se han visto perros tan terroríficos desde El Perro de los Baskerville. Los ha criado un admirador ardiente del rabino Meir Kahane, que fue identificado como fascista por el Tribunal Supremo israelí. Su trabajo es proteger los asentamientos y atacar a los palestinos. Son perros de colonos o, mejor dicho, colonos perros… Los colonos y sus aliados dominan la actual coalición de gobierno israelí. Se oponen a ceder ni un centímetro cuadrado del territorio ocupado en ‘el país que Dios nos prometió’ -incluso los colonos que no creen en Dios sí creen que Dios nos prometió esta tierra-. Por este motivo no hay negociaciones de paz, ni una congelación de las actividades de construcción en los asentamientos ni pasos de ningún tipo hacia la paz. A diferencia del perro de los Baskerville, los perros de los asentamientos están ladrando en voz alta. Es el sonido de la guerra” (2).
Allí, en esa sociedad desquiciada, el racismo y la violencia se ejerce cotidianamente sobre los territorios ocupados. Allí se ha reforzado una supuesta etnocracia donde la Ley del Estado Nación judío, aprobada el 19 de julio del año 2018, comprueba que la segregación es parte inseparable de la vida política y social en Israel. Una ley que especifica que “Israel es la patria histórica del pueblo judío” y deja formalizada la condición de ciudadanos de segunda clase a la minoría árabe, así como acrecienta el carácter de apartheid de una sociedad dominada abrumadoramente por el sionismo.
Israel seguirá siendo gobernado por un político, un halcón, un belicista, definido por el pensador estadounidense Noam Chomsky como “un atrevido, hipócrita y agresivo”, a quien lo secunda lo más absyecta de una sociedad trastornada, sedienta de sangre, que sigue votando por asesinos, criminales de guerra, asegurándose así contar con una fuerza política y militar que cumpla la política belicista de Estados Unidos en esa zona del mundo. Interesados, igualmente, en cercar a Irán, detener la influencia rusa y el avance inexorable de China. En Israel, así como en Francia, Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, entre otros, suele triunfar la guerra y con ello el apoyo a regímenes como el de Ucrania y el de Israel, unidos ambos por el dominio de una misma doctrina y dos variantes: el nazismo de Kiev y el nacional sionismo israelí.
Triunfó en Israel el Benjamín que esconde el uniforme militar bajo su ropaje Versace, el dirigente racista, con mentalidad bélica, el que ha prometido anexionar los asentamientos sionistas ilegales en Cisjordania a este Israel nacido arbitrariamente el año 1948 y que ocupa desde entonces la Palestina histórica. Ha triunfado el político corrupto que ha recibido el espaldarazo de una sociedad, que cada cuatro años realiza el espectáculo electoral de turno para continuar mostrando y exhibiendo con su hasbará una mascarada de democracia. El cuento de considerar a Israel como “la mayor democracia de Oriente Medio” es para incautos, para aquellos seducidos por la mitificación de una entidad, que se ha consolidado en virtud del crimen, la ocupación y colonización de Palestina. Una entidad que ha concretado una etnocracia, donde la condición de judío otorga derechos y el resto de los goyim -no judíos- son simplemente “excremento, ganado, servidumbre” con que los políticos sionistas han calificado a los pueblos de Asia Occidental (3).
Tenemos, como humanidad, mucho que derrotar: al imperialismo y su lacayo sionista, al nazismo ucraniano y a una Europa indigna, sin soberanía, cobarde y servil frente a su amo estadounidense. Al mismo tiempo que defender las causas nobles, como Palestina y el Sáhara Occidental; alentar la derrota de aquellos que han fragmentado Libia, desangrado Siria, Irak y Yemen. Mucho trabajo este año 2023 que recién abre sus puertas, una nueva etapa en la necesidad de lucha de nuestros pueblos, cada uno en diversas trincheras, pero con la misma responsabilidad: dar una lucha resuelta por la libertad de los nuestros.
Por Pablo Jofré Leal
Articulo Para Hispantv
Permitida su reproducción citando la fuente.
1.-https://actualidad.rt.com/actualidad/view/107659-criminal-congo-obama-bush-clinton
2.-http://www.mediterraneosur.es/prensa/avn_perrosguerra.html
3.-https://rebelion.org/elecciones-para-una-etnocracia-en-israel/