Los “expertos” financieros cuentan como el Manuelito de la Mafalda: con los dedos. Y las cuentas no cuadran. Eso explica que más de 150 economistas yanquis le pidiesen al Congreso de los EEUU no aprobar el plan de rescate de Henry Paulson, ministro de Hacienda del imperio.
El ya tristemente célebre plan le hace pagar a los trabajadores yanquis el pillaje operado por el mundo de las finanzas, poniendo U$ 700 mil millones para salvar a los bancos especuladores.
Pero si mis cuentas son buenas, entre la FED y el BCE ya emitieron más de un millón de millones de dólares para devolverle la “confianza” a los mercados. Un millón de millones, 1 * 1012, un billón, o sea un uno seguido de doce ceros, ¡U$ 1.000.000.000.000!
Si no me crees relee la prensa de los últimos meses: “La FED, el BCE, los bancos centrales de Inglaterra, Japón, Suiza y Canadá anuncian este jueves una acción coordinada destinada a mejorar la liquidez de los mercados financieros. La intervención de la FED alcanza un monto record de U$ 180 mil millones, la del BCE podría alcanzar U$ 40 mil millones” (“La Tribune” – París- 18/09/2008).
Hubo unas cuantas intervenciones de este tipo. Con los resultados de todos conocidos.
Por otra parte, a julio del presente año los Federal Home Loan Banks (bancos públicos regionales) ya habían comprado por U$ 350 mil millones de basura «subprime»… ¿Me sigues?
Entre cagaleras y diarreas, el Estado Federal, a través del Tesoro y la FED, ya se puso con U$ 85 mil millones para salvar la compañía de seguros AIG, y otro tanto para salvar al banco Bear Sterns. Si le sumas los U$ 200 mil millones necesarios para reflotar a Fannie Mae y Freddie Mac… la cuenta sube.
Suma todo lo que precede y verás que los U$700 mil millones se quedan chicos. Y lo mejor de todo es que la basura subprime no es sino una parte del problema. La firme. Deja de toser y lee.
Los bancos especuladores, ladrones y estafadores, en fin, los bancos, tienen que hacerle frente al escándalo de las ARS (Auction-Rate Securities). Como ya te conté en parida anterior, tales bancos como Morgan Stanley, JP Morgan Chase, Wachovia, Citigroup, Merrill Lynch y UBS estafaron a todo dios y el griterío es tal que han tenido que devolver ese dinero. Según el Wall Street Journal el fraude de las ARS suma un total de U$ 200 mil millones.
Y los bancos aun deben saldar otros malos manejos: los CDO (Collateralized Debt Obligations), los ABS (Asset Backed Securities) y los SIV (Structured Investment Vehicles). El mundo de las finanzas está plagado de instrumentos basura cuya depreciación alcanza en algunos casos el 99%.
Digerido todo esto, vas a adorar el cagazo que viene: la crisis de los LBO (Leveraged Buy Out). LBO designa un sistema que permite comprar una empresa sin poner ni uno o muy poco. Pero con la crisis financiera, la subida de las tasas de interés y la baja de las utilidades, los LBO amenazan con hacerle perder a los bancos unos cuantos cientos de miles de millones más, una nueva pesadilla.
Hay vivillos que para comprar una empresa obtienen créditos de hasta un 90% de su precio. Para pagar el crédito y los intereses sacan plata de la propia empresa o venden parte de sus activos. Luego revenden la empresa con otro LBO, y sigue el cuento. Al final solo queda un casco vacío, y los bancos no disponen de ningún medio legal para recuperar el billete. En junio del 2007 la Comisión Bancaria de Francia destacó esta curiosidad jurídica en un informe.
En Europa, solo en el 2007 se acordaron unos 140 mil millones de Euros de créditos de este tipo. Para sacarse el clavo, los bancos transformaron sus créditos LBO en instrumentos financieros que le vendieron a otros bancos, AFPs e instituciones financieras. Nada te dice que parte del excedente fiscal, o del billete de tu previsión, no está invertido en estas maravillas.
Por mi parte duermo como un nene por dos razones. Primera, retiré todos mis haberes de los bancos y no tengo AFP. Segunda: antes de irme a la cama escucho las declaraciones de Andrés Velasco.
Como quiera que sea, en medio del despelote hay dos que no han entendido nada: Dominique Strauss-Kahn y Michelle Bachelet.
El primero, -socialista francés-, funge de Director General del FMI. Preocupado de la imagen que proyecta en el mundo anglosajón declara y repite a quién quiera oírle: “I am a free market socialist”. Algo así como su predecesor, el boludo vocacional Michel Camdessus, que decía: “Yo soy un socialista del género liberal”. Los resultados están a la vista.
La segunda, -socialista chilena-, pronunció un discurso en la ONU en el que identifica los culpables y las razones profundas que condujeron a la peor crisis financiera de la historia de la humanidad.
Bachalet dijo: “La codicia y la irresponsabilidad de unos pocos, unida a la desidia política de otros tantos han arrastrado al mundo a una situación de gran incertidumbre”.
En otras palabras el sistema capitalista, el modelo neoliberal, no tiene nada que ver en esto. El capitalismo, según Bachelet, tiene cara de “Yo no fui”. Los responsables son “unos pocos”, cuya codicia e irresponsabilidad unida a la desidia de “otros tantos” (que también son pocos) arrastró “al mundo a una situación de gran incertidumbre”. ¡Una gran incertidumbre!
Qu’en des jolis mots ces choses-là sont dites!
Le tienes que agradecer a Bachelet el simplificar la solución del cagazo: basta con identificar a los “pocos”, cortarles uno y la yema del otro y listo.
El capitalismo, liberado de los patos malos, volvería entonces a su legendaria eficiencia.
Por Luis CASADO