Solidaridad con el pueblo colombiano

«En casa faltaba el pan y a veces faltaba el té y nunca dejó de soñar, con algún día ser un crack» Los Miserables

1.- Escribo estas notas cuando los noticieros hablados y escritos dan cuenta ya de 32 muertos, más de 800 heridos y decenas de desaparecidos en la protesta multitudinaria en Colombia, cifra que sigue aumentando según pasan las horas. Debo ser muy claro, he extrañado las declaraciones de apoyo y respaldo a las organizaciones sindicales y sociales del hermano país. No tengo una respuesta clara para explicar lo que está sucediendo, pero sin duda se extraña la masividad de la demanda social y política, cuyo objetivo debe ser exigir el término de la matanza y el respeto a la vida en Colombia. Falta más solidaridad y apoyo, eso es indudable. Es probable, y sirva como atenuante, que la pandemia y esta agobiadora cuarentena hayan dificultado una respuesta inmediata, pero sin duda hay que poner atención a la forma en que vamos reaccionando ante hechos que, en otro momento, habrían provocado una enérgica respuesta de fuerzas políticas y sociales.

Nosotros hemos hablado más de una vez sobre lo que está viviendo Colombia en nuestro programa de radio, e incluso hemos dado lectura a mensajes que nos llegan desde ese país, pero es poco, casi insignificante, por lo que aprovechamos este espacio para llamar a otras organizaciones sindicales a entregar su solidaridad con los trabajadores y el pueblo colombiano, al tiempo que nos emocionan las respuestas de organizaciones sindicales de Colombia a la carta enviada por nuestra CGT.

Es cierto que fue la gran expresión de rechazo popular lo que llevó al presidente de ese país a retirar el proyecto de ley de reforma tributaria del parlamento, pero no hay que olvidar que el mismo mandatario pidió al Congreso que presente un proyecto de ley en el camino de lo que ya expuso, y ha invitado a diálogos de los que hasta ahora están excluidos los más afectados.

Una sola de las propuestas retiradas deja en claro lo que se buscaba. Se proponía que quienes reciban desde el equivalente a $400.000 chilenos hacia arriba pagarían impuestos para engrosar las arcas fiscales y hacer frente al déficit provocado, según el gobierno, por la pandemia

.Cuidado y atención, que mañana en nuestro país podríamos encontrarnos con una cuestión similar, pues es claro que los dueños y los administradores del poder, intentarán recuperar sus pérdidas sacando desde nuestros bolsillos.   

2.- Son 81.043 las familias que en nuestro país están viviendo actualmente en campamentos. Se calcula que llegan casi a 500.000 personas entre adultos y niños los que viven hacinados, privados de lo mínimo, sin agua potable ni acceso a electricidad, salvo que la saquen de algunos grifos o de la solidaridad de los vecinos y colgándose del tendido eléctrico. Caminan por senderos de tierra que pomposamente llaman calles y carecen de alcantarillado, lo que es caldo de cultivo para infecciones y enfermedades de todo tipo. Y no se crea que la solución que se da a muchos que logran salir de los campamentos sea la mejor. Viviendas llamadas «sociales», donde prácticamente no existe privacidad entre las familias, la mayoría construidas en los extramuros de las ciudades, lo que genera grandes dificultades para el desplazamiento de quienes viven en esos lugares, tanto para ir a sus trabajos como para proveerse de alimentos,  además de tenerlos prácticamente privados de espacios y áreas verdes para el juego de sus hijos y la recreación. ¿Es esto dignidad?

No dejemos solos a los que luchan por una vivienda, no ignoremos el drama diario de miles de compatriotas.  

Nuestra fuerza la Unidad Nuestra meta la Victoria

Por Manuel Ahumada Lillo

Secretario C.G.T. Chile

Publicado originalmente el 7 de mayo de 2021 en Pulso Sindical.