A 72 años de la DUDH, la deuda de Chile frente al desarrollo efectivo de una EDH

Johana Toro Bustamante

Profesora de educación básica con mención en ciencias sociales

Gestora de la red educativa Memorias Femeninas Resilientes

El 10 de diciembre de 1948, nace la Declaración Universal de Derechos Humanos, la cual tenía por objetivo resguardar la integridad de las personas dentro de un Estado, ante la experiencia traumática que significo el genocidio acontecido tras la segunda guerra mundial. En Chile, en el artículo n°5 de la Constitución de la República se establecen el cumplimiento de este documento internacional, no obstante, podemos observar frecuentemente la deuda que existe a nivel estatal frente a una educación en derechos humanos.

Cuando hablamos de Derechos Humanos, entenderemos que estos son una expresión normativa de valores como la dignidad, la libertad, la igualdad y solidaridad, pues asumen una función legitimadora del poder, presentándose como parámetros con los que se debe medir el grado de justificación y aceptabilidad de las distintas formas de organización política (Squella, 2019).

Al comprender que los Derechos Humanos son facultades que tenemos como ciudadanas y ciudadanos dentro de un Estado, tenemos la obligación de conocerlos, promoverlos y exigirlos para que estos sean respetados y garantizados. Sin embargo, el Estado chileno, no solo se compromete con esta función sino que también con la educación en derechos humanos, la cual es fundamental para la concepción como sujetos y sujetas de derechos.

El compromiso con una educación en derechos humanos se ha visto relevado pues formar a la sociedad ante esta materia es una tarea que debiera ser innata en un Estado de derechos, pero ¿Qué tan garante es el Estado chileno de nuestros derechos humanos? Probablemente, cuando respondemos a esta pregunta, tendemos a poner el eje en las constantes violaciones a los derechos humanos, ligados a la experiencia que nos deja la dictadura cívica militar y actualmente las constantes vulneraciones que existen tras realizar protestas sociales. Si bien, el derecho a expresar la opinión libremente es uno de los más vulnerados a lo largo de la historia chilena, también se desconoce el nivel de violación de los otros 29 artículos de la declaración universal.

Sin ir más lejos, podríamos interpelar al Estado frente a qué tan efectivas son las libertades que ejercemos como ciudadanos y ciudadanas ante nuestros derechos, pues estas son ligadas absolutamente a la capacidad adquisitiva que tienen las personas dentro del territorio, y su discriminación es rotundamente invisibilizada. Cuando hablamos del derecho a la educación, por ejemplo, en el artículo n° 26 de la declaración, podemos ver que todos los adultos responsables pueden elegir la educación que quieren que tengan sus hijos/as, pero ¿Qué tan garantizado se encuentra este derecho?, ¿realmente cualquier ciudadano/a chilena puede acceder a una educación que quisiera para sus hijos/as? Evidentemente no, ya que las brechas sociales demuestran que los adultos responsables de menores ingresan al sistema educativo de acuerdo con sus posibilidades económicas, por lo tanto, este derecho sería constantemente vulnerado, para qué hablar del derecho a la salud o a una vivienda. En definitiva, los derechos humanos son constantemente violados por el Estado chileno, sin embargo, el desconocimiento acerca de estos nos hace pensar que solo algunos no están siendo resguardados.

Una educación en derechos humanos, es efectiva cuando un Estado proporciona a la ciudadanía las herramientas comprendidas en un conjunto de actividades educativas que promueven la información, la sensibilización y aprendizaje de los derechos humanos. Respecto a este punto una educación en derechos humanos engloba, un sobre, por medio y para los derechos humanos.

En el año 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas, establece que una educación sobre los derechos humanos incluye el facilitar y aproximar a toda la sociedad de conocimientos básicos con respecto a esta materia, formando acerca de las normas, valores y principios esenciales para los derechos humanos, así como también los mecanismos de protección. Destacando que una EDH, se debe proyectar por medio de los DD. HH, pues incluye aprender de estos respetando tanto a los/as educadores como a los/as educandos, y finalmente, conlleva el facultar a todas las personas para que gocen de manera efectiva de ellos, promoviéndolos y defendiendo estos para el desarrollo efectivo de la dignidad humana (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2011).

En síntesis, a 72 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se evidencia la deuda del Estado de Chile frente al desarrollo efectivo de una EDH, pues en la actualidad el desconocimiento de ellos, quizás se ha promovido desde la emancipación activa de la ciudadanía cuando es el Estado quien debe promover un conocimiento pleno de sus derechos para el desarrollo real de estos. Por lo tanto, la panorámica es latente si el Estado no nos proporciona una EDH, tenemos la obligación de formarnos como ciudadanos/as activas del sistema, así como también informar a las nuevas generaciones pues las vulneraciones hacia nuestros derechos se cometen todos los días y ante el desconocimiento se normalizan, logrando afectar en el desarrollo efectivo de ellos.  Finalmente, comprender que los derechos humanos son nuestras facultades y que son interdependientes, por lo cual, con la vulneración de uno de ellos se ven afectados todos los artículos de la declaración, puesto que no son jerarquizables y todos deben tener la misma relevancia a nivel general para la conformación como sujetos y sujetas de derechos dentro de un Estado.

Bibliografía

Asamblea General de las Naciones Unidas. (2011). Declaración de las Naciones Unidas sobre Educación y Formación en materia de Derechos Humanos. ONU.

Squella, A. (2019). Derechos Humanos ¿Cuánto sabemos de ellos? Valparaíso, Chile: Universidad de Valparaíso editorial.