A parar a la derecha

En el último debate presidencial en el Canal 13, Jorge Arrate, candidato presidencial de la izquierda hizo pública una proposición de llegar a un compromiso programático para parar a la derecha, pero los medios de comunicación han mañosamente interpretado esta proposición como un llamado de Arrate a votar por Frei en la segunda vuelta


Autor: Director

En el último debate presidencial en el Canal 13, Jorge Arrate, candidato presidencial de la izquierda hizo pública una proposición de llegar a un compromiso programático para parar a la derecha, pero los medios de comunicación han mañosamente interpretado esta proposición como un llamado de Arrate a votar por Frei en la segunda vuelta. Y la verdad es que la proposición se presta a confusión, en razón que en el llamado a parar a la derecha no especifica de cual derecha se trata, en razón de que Chile se encuentra entre dos derechas, como lo afirmara en un documento el diputado socialista Sergio Aguiló, en pleno gobierno de Lagos, cuando se discutía la aprobación del TLC con EEUU, contra el cual votó precisamente el diputado Aguiló, así como la diputada Alejandra Sepúlveda de San Fernando. De este documento del diputado Aguiló extraemos el siguiente parágrafo.

“En lo que a los chilenos les preocupa ahora – no sería razonable que juzgáramos esas preocupaciones quienes precisamente tenemos un trabajo estable y un sueldo más que suficiente -, las agendas de la Concertación y de la Alianza por Chile son, en lo fundamental, idénticas. Son de derecha, sin más. Y ese es el principal problema político de nuestro país en estos tiempos: tener que optar entre dos derechas. Una, la Concertación, integrada por mujeres y hombres de larga y probada convicción y conducta democrática; otra, la Alianza por Chile, integrada por personas que acompañaron y respaldaron a la Dictadura de Pinochet, con todas sus violaciones incluidas. Ambas, sin embargo, dibujando el mismo horizonte para Chile, a través de programas y proyectos que en cualquier debate intelectual serio y sin censuras serían catalogados de derechas”.

Son de derecha sin más, una es la Concertación, que cuenta con hombres y mujeres de probada conducta democrática, y la otra, la Alianza por Chile, que se diferencia de la anterior porque en parte está integrada por personas que acompañaron a la dictadura, pero ambas son de derecha en sus políticas económicas y sociales. Pero ante una afirmación tan radical vale la pena hacerse la siguiente pregunta: ¿No será una exageración del cro. Aguiló decir que la Concertación es de derecha, sin más, como una simple copia de la derecha tradicional u original?

En tanto economista, es desde el campo de la economía que me interesa analizar si la Concertación es similar a la otra derecha. Para ello es necesario dar un somero repaso a las medidas económicas implementadas desde 1990. Desde esa fecha, por iniciativa exclusiva de los gobiernos de la Concertación, pero con el apoyo entusiasta de la derecha original, se privatizaron las sanitarias, los puertos, el 30% de la generación eléctrica que la dictadura no había privatizado (Colbún, Edelnor, Edelaysen, Coya y Pangal, Termoeléctrica de Tocopilla), privatizaron nuestro mar limitando a los pescadores artesanales en su tradicional actividad, licitaron a privados las carreteras, vías urbanas, cárceles y hospitales, y se profundizó la privatización de la educación y la salud, se condonaron miles de millones de dólares de la deuda subordinada a los grande bancos, mientras que a los deudores habitacionales se les rematan sus casas. Estas privatizaciones no pueden sino ser tildadas de derecha y ellas se iniciaron, precisamente, con el gobierno de Frei Ruiz Tagle. De la misma manera, estas dos derechas unidas aprobaron el TLC con EEUU y el Tratado Minero con Argentina, que entregan nuestra soberanía y nuestra Cordillera a las transnacionales.

Y en lo que respecta al cobre, lo que estas derechas han hecho sencillamente no tiene nombre, porque en los 200 años de vida independiente, jamás nuestro país había perdido tanto dinero como en estos 20 años con la desnacionalización de la gran minería del cobre, con pérdidas que superan los 100 mil millones de dólares. Las transnacionales mineras se han llevado en estos 20 años más de 45 millones de toneladas de cobre fino, sin contar el oro, la plata, el molibdeno y una serie de otros minerales. Jamás en toda la historia republicana nuestro país había sufrido un daño tan espectacular en su economía. Sin embargo, a pesar de lo negativo de este balance económico, a ello se debe agregar el considerable daño al medio ambiente, la destrucción de glaciares, la desaparición de pueblos del norte por el agua que le quitaron a las comunidades para regalársela, previa comisión, a las transnacionales mineras.

Este negativo balance tampoco tiene en cuenta que Codelco también lo han privatizado por partes. Lo que la dictadura ni siquiera se atrevió a emprender lo hizo la Concertación, puesto que en 1994, vendieron por dos chauchas el yacimiento El Abra y posteriormente traspasaron “gratuitamente” a transnacionales mineras más de 400 mil hectáreas de ricas pertenencias mineras de Codelco, y además privatizaron el Puerto de Ventanas, las centrales eléctricas de Tocopilla y Coya y Pangal, los Talleres de Rancagua, y está pendiente la privatización de Minera Gaby S.A. Codelco no ha sido privatizado en su totalidad sólo gracias a la existencia de la Ley Reservada de las Fuerzas Armadas, pero ahora, en noviembre de 2009, ambas derechas aprobaron una ley para cambiar el Estatuto Orgánico de Codelco, y ya han dado los primeros pasos en el Congreso para derogar la Ley Reservada, y así despejar el camino para una futura privatización de Codelco. Que estas leyes se aprueben y discutan hoy, a fines del año 2009, y en plena campaña presidencial, es una prueba para los más escépticos que la Concertación no ha cambiado. En materia económica sigue siendo de derecha.

Otros ejemplos. Con la dictadura, solo el 10% de los fondos de pensiones de las AFP se podían invertir en el extranjero, y nunca esos fondos reportaron pérdidas a los afiliados, sin embargo, después de 20 años de gobierno de esta nueva derecha, se ha autorizado que el 80% de los fondos se pueda invertir en el extranjero y gracias a ello, los trabajadores chilenos han perdido varios miles de millones de dólares. Se privatizó el seguro de cesantía y por ello es de poca utilidad social. Con la última reforma previsional, de 2008, al mismo tiempo que se crea la pensión solidaria, se aumentaron las comisiones a favor de las AFP, y como guinda de la torta se les dio otro gran regalo al eximírselas del IVA. Un jubilado paga el IVA cuando compra pan, pero a las AFP, gracias a esta ley, el Estado les devuelve el IVA de todo lo que compran, y algo así solo pudo haber sido implementado por gente de derecha. Además, en estos 20 años todas las AFP pasaron a pertenecer transnacionales extranjeras, así como la mayor parte de los bancos, compañías de seguro, las isapres, para que decir de las mineras, las eléctricas, las sanitarias, el vino, el salmón, las autopistas, y hasta las universidades y los nuevos billetes de cinco mil pesos son extranjeros. Solo falta que la Alameda sea entregada a un consorcio extranjero y así no se pueda cumplir el vaticinio del Presidente Allende: “Mucho más temprano que tarde se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.

Todo lo que se construyó  por los gobiernos de izquierda de Pedro Aguirre Cerda y Salvador Allende, incluso la reforma agraria e industrialización impulsada por el Presidente Frei Montalva, ha sido desmantelado por los gobiernos de derecha que han gobernado nuestro país desde 1973 en adelante. Marx decía que el ser social condiciona la conciencia social, lo que significa que la economía es la que condiciona la superestructura política e ideológica, por lo tanto, a pesar de las diferencias políticas e ideológicas que puedan existir entre la Alianza por Chile y la Concertación, es su similitud y alianza en las medidas económicas  implementadas en estos últimos 20 años que las identifica a ambas como de derecha. En suma, de este análisis no queda más que concluir que el diputado Aguiló tenía razón: Chile se encuentra entre dos derechas. Y lo peor es que gracias al sistema binominal, ambas derechas se han fortalecido mutuamente, y son ampliamente mayoritarias en el electorado y han reducido a la izquierda y a cualquier alternativa a su más mínima expresión. Ese círculo vicioso de mutuo reforzamiento de las derechas que la izquierda con inteligencia o con astucia debe romper en estas elecciones.

Ya no es posible que se nos diga que parar a la derecha es optar por el mal menor y que ese mal menor sería la Concertación, porque eso refuerza a ambas derechas. Si la derecha original llega al poder, ni siquiera podrá privatizar Codelco, porque que ello solo se puede hacer por reforma constitucional y requeriría el apoyo de la Concertación, y eso no va a ocurrir, porque los partidos de la Concertación, al perder el poder, volverán a sus orígenes y dejarán de ser de derecha, puesto que para volver a reconquistar el poder, no les quedará otro camino que volver a ser de centro o de izquierda, en fin progresistas. Con ello, el pueblo de Chile y la izquierda en particular, habrá derrotado a una derecha a lo menos. Eso es parar a la derecha.

En consecuencia, en estas elecciones presidenciales para parar a la derecha hay que votar por Arrate, ahí está la izquierda, y el mal menor no puede ser otro que Marco Enriquez.

Por Julián Alcayaga O.

Economista


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