A propósito del post natal ¿Y las tareas compartidas cuando?

Iba a escribir sobre el aborto

A propósito del post natal ¿Y las tareas compartidas cuando?

Autor: Wari

Iba a escribir sobre el aborto. Iba a salir en defensa del derecho que tenemos como mujeres de optar por cuándo, cómo y por qué tener hijos. Iba a referirme a la posibilidad negada por la legalidad y el dinero de interrumpir un embarazo cuando este no se desea; cuando los motivos son personales.

En eso estaba cuando por todos lados apareció el post natal, su prometida extensión durante la campaña y el cómo ahora lo que se dijo no se dijo, o nosotras entendimos mal. Así es que el aborto esperará una semana y nos meteremos a opinar en el torbellino del post natal.

Aunque más que soluciones lo que tengo son preguntas y propuestas que, sin ser una experta, me parecen correctas por lógica común. Un argumento que se esgrime para no prolongar el post natal a seis meses es que esto afectaría la contratación de mujeres en edad fértil porque no sería rentable.

Ahí hay dos asuntos: El primero es que hay cosas, como los beneficios que recibe el niño por el hecho de ser amamantado de leche materna, además del cariño y los cuidados, que no es posible medir en términos económicos; no todo puede ni debe ser medido según ese parámetro. En este caso hablamos de un bien mucho mayor para el país que “las lucas” como es la salud de sus niños. Eso es innegable y pareciera, en este caso, no tener mayor importancia.

Lo segundo es que si bien el embarazo, parto y amamantamiento quedan en nuestras manos, es por un orden natural que no podemos romper. El tema es que en ese mismo orden natural también interviene el hombre: No podemos auto embarazarnos, y eso debe considerarse a la hora de hablar del post natal y quienes tienen derecho a él. Más aun si muchos de quienes aprueban nuestras leyes se jactan de que la familia debe estar conformada por un padre y una madre, y hacen vista gorda o simplemente se niegan a la realidad de familias uniparentales o donde los dos padres son del mismo sexo (en cuyo caso el doble post natal también funcionaría).

Este no es un tema sólo de mujeres, los hombres tienen tanto el derecho como el deber de participar del proceso de recibir, cuidar y estimular al niño. Y si bien no amamantan, pueden cumplir otras funciones igual de importantes, tan simples como hacerlos dormir o cambiar los pañales; ser padre no es sólo llevar el dinero a la casa o acarrear a los niños al colegio. Y así, de paso, con un post natal para padre y madre no existiría el problema de contratar mujeres en edad fértil, tendríamos que agregar: Hombres de todas las edades.

¡Ups! Un hijo es una responsabilidad compartida -aunque las excepciones sobren-, y el tiempo que se les dedica, en especial los primeros meses de vida, debería pensarse en esos términos. Cuando se hable del post natal, cuando se tomen decisiones que afectan tan directamente a nuestros niños, la economía debería pesar tanto menos en la decisión final. Que no se les olvide que la vida que con tanto ahínco y sin excepción defienden cuando está por nacer, hay que cuidarla y protegerla cuando nace. Que la vida y las necesidades de una guagua no se miden en términos económicos sino afectivos. Que los hijos necesitan dedicación y cariño.

Defender esas cosas es nuestra responsabilidad. Esto es más que una promesa de campaña que debe ser cumplida, es una necesidad, algo que nos debemos como sociedad, es más que un simple post natal.

Por Valentina Escobar

Licenciada en Literatura. Encargada de género de Paiz.

[email protected]

Polítika, edición febrero 2011

El Ciudadano Nº96


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