Las autoridades venezolanas dudan de las matrices emitidas desde Washington y promocionadas por los grandes medios de comunicación, que suavizan la agresión y los planes de injerencia de EEUU en el país, nueva “hoja de ruta” que califican de “adormecedores” para que bajen la guardia. Mientras, Caracas puso sus condiciones para un eventual diálogo con la oposición, que pueda superar la crisis.
Elliott Abrams, el representante especial para Venezuela de Trump negó –en entrevista con Patricia Janiot, de CNN en español- la posibilidad de una intervención militar para derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, aseguró que tampoco harán uso de la fuerza para introducir la ayuda humanitaria ni en caso de que el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, sea arrestado al regresar a su país.
La aseveración del funcionario es interesante: se desmintió a sí mismo, al presidente Donald Trump, al vice Mike Pence, al secretario de Estado Mike Pompeo y al llamado “gabinete de crisis”. “Nosotros hemos dicho que no vamos a usar fuerza militar (…) la acción militar no es una buena idea, es decir, ese no es el camino que EEUU está siguiendo”. Lo cierto es que venían amenazando con esa posibilidad hasta el fracaso de la Operación Cúcuta, el fin de semana anterior, cuando el mundo les dijo no.
Para la inteligencia venezolana la última opción para evitar que se realice el diálogo entre el gobierno y la oposición es una operación de “bandera falsa” para asesinar a Juan Guaidó y que toda la prensa trasnacional, cartelizada y concertadamente, culpe a Maduro.
CONDICIONES PARA UN DIÁLOGO
En vista del aparente giro estadounidense, el gobierno de Venezuela planteó cinco puntos concretos para negociar con la oposición la apertura de un proceso político de diálogo: respeto a la soberanía, derecho a la paz, levantamiento de las sanciones, un mecanismo que permita dirimir las diferencias políticas y la no injerencia de otras naciones o gobiernos en los asuntos internos del país.
Así el gobierno muestra que estaría dispuesto a negociar en una posible mesa de diálogo elecciones presidenciales, como lo planteó el Grupo de Contacto Internacional, convocado por la Unión Europea y Uruguay. Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación, quien participó en el proceso de diálogo con la oposición que se realizó entre 2017 y 2018 en República Dominicana, destacó que el boicot a la elección venezolana se hizo para tener el argumento de la agresión que actualmente están intentando perpetrar contra Venezuela.
Lo que buscaba la oposición, a juicio del ministro, era alimentar un expediente de falsos positivos para desconocer los resultados electorales y facilitar un intento de golpe de Estado apoyado desde el exterior. Rodríguez denunció, asimismo, que las cuentas del Estado son objeto de constantes bloqueos y que uno de ellos es impuesto por Mark Zuckerberg, que les prohíbe publicar anuncios en las redes sociales que el estadounidense dirige: Facebook, Twitter e Instagram.
El gobierno bolivariano también denunció la presencia de grupos paramilitares próximos a la frontera, en la región colombiana de Santander, donde incursionan cerca de 400 elementos irregulares armados financiados por Colombia con fondos de la Agencia de la ONU para los Refugiados, e instó al organismo internacional a investigar esta anomalía.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, expresó el sábado último su condena al secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, por las amenazas contra el gobierno legítimo, una injerencia flagrante en los asuntos internos de un Estado soberano y una vergonzosa violación del derecho internacional contra Venezuela.
La conversación se realizó por la iniciativa de Washington y señaló que Rusia está dispuesto a celebrar consultas bilaterales sobre Venezuela siempre que se acaten los principios de la Carta de la ONU, ya que sólo los venezolanos tienen el derecho a determinar su futuro.
En Venezuela, la oposición política ha guardado silencio (más allá de los dirigentes que viajaron a Washington para anotarse en un eventual gabinete del autoproclamado presidente), expectante de los pasos que pudiera dar Washington con Guaidó como punta de lanza, conscientes de su poca credibilidad (del conjunto de la oposición), su desunión, y de la resignación de una ciudadanía opositora que otra vez se vio traicionada por su líderes que desde hace 20 años intentan sacar al gobierno bolivariano por las malas, a sabiendas que en una contienda electoral difícilmente se puedan imponer.
El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, confirmó que recientemente desertaron más de 100 miembros, entre los que figuran guardias, suboficiales y algunos oficiales, y aseguró que éstos recibieron ofertas hasta de 20 mil dólares para abandonar las filas. En este contexto, la Gaceta Oficial de Venezuela publicó un decreto presidencial que degrada y expulsa a 116 miembros y profesionales militares de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que recientemente desertaron.
Padrino replicó así al director de Migración de Colombia, Christian Krüger, quien indicó que 567 militares venezolanos habían desertado para luego cruzar hacia territorio colombiano. Las FANB están integradas por 235 mil elementos. Sin embargo, Guaidó reiteró en Twitter: Habrá amnistía y garantías para todos aquellos (militares) que se pongan del lado de la Constitución. Quienes vayan en contra del pueblo tendrán que asumir las consecuencias de sus acciones ante la justicia.
Las debilidades y errores de Nicolás Maduro y la difícil situación interna en materia de alimentos y remedios contribuyeron a fortalecer, en sus opositores, la perspectiva de una rápida caída de ese gobierno. Sin embargo el arraigo del proceso iniciado por Chávez demostró que ello no sería una cuestión de “soplar y hacer botellas”, señala Juan Guahán.
Es cierto, el país sigue en crisis, el gobierno no acierta con soluciones, pero los venezolanos están festejando el carnaval, sin salir del estado de alerta.
DEMASIADOS INTERESES
Al momento que se le preguntó a Abrams cómo imaginaba el fin del régimen de Maduro, Abrams dijo a Patricia Janiot que “Va a llegar el momento cuando la gente alrededor suyo le va a decir: es hora de que usted se vaya; el cambio es esencial ahora. Creo que vamos a llegar a ese punto”. También habló de la injerencia de efectivos cubanos en Venezuela, y dijo que sin ellos Maduro ya hubiese caído. Cuando debió responder sobre si veía a Maduro en el poder en un año, dijo: “No lo veo, imposible escoger un día”.
Abrams, funcionario condenado judicialmente por mentirle al Congreso durante la intervención clandestina de Washington en las guerras de Centroamérica en los 80 y denunciado en esos años por encubrir abusos masivos a los derechos humanos en esa región, resaltó que desde su gobierno ejercerán solo “presiones diplomáticas, financieras y políticas” para conseguir la “caída del régimen”. Tras ratificar nuevas sanciones y revocaciones de visas en apoyo de su objetivo de derrocar al gobierno de Maduro.
Argumentó que los que “abusan derechos humanos, roban al pueblo venezolano o socavan la democracia de Venezuela no son bienvenidos en Estados Unidos” y admitió que Washington continúa instando a otros países a aplicar “presión económica”, como apropiarse de los dineros venezolanos. Al parecer ya no están todas las opciones sobre la mesa, comentó Janiot.
En respuesta a preguntas sobre el fracaso de la operación de entrega de “asistencia” el sábado pasado, afirmó que “no estoy preocupado por la pérdida de ímpetu que algunos alegan”. Argumentó que Guaidó se ha vuelto “una figura internacional” en la última semana, y se entrevistó con varios presidentes y el vicepresidente Mike Pence.
Ante afirmaciones del gobierno ruso de que Washington busca provocar mayor inestabilidad en Venezuela para justificar una intervención militar, Abrams comentó: “No estamos intentando hacer eso” y aseguró que la política de Washington es de “presión económica, financiera, política y diplomática sobre el régimen de facto en Venezuela en apoyo de Juan Guaidó… y el pueblo venezolano”.
Por su parte, el canciller ruso Serguei Lavrov dijo que su país no excluye que EEUU pueda llevar a la práctica sus amenazas de intervenir militarmente en Venezuela, a pesar de que la inmensa mayoría de países rechaza esa opción por violar todas las normas del derecho internacional y apoya la búsqueda de una solución negociada.
“Si ello llega a suceder, habrá caído la máscara de las intenciones reales de la política de Washington en América Latina: no le interesa para nada, como quiere hacer creer, la democracia en la región, pretende sólo someter a quien se atreva a no cumplir sus órdenes”, añadió, tras indicar .que la política injerencista de Washington, abiertamente insultante para los países latinoamericanos, “difícilmente pueda contribuir a aumentar el prestigio de EEUU en la región”.
El reiterado interés estadounidense en meterse en Venezuela tiene varios nombres y apellidos concretos que se mueven públicamente, o entre bambalinas, por sus propias conveniencias individuales o de sus empresas. Entre los grandes decisores políticos, junto al presidente Donald Trump, se mueven personajes como Mike Pompeo, secretario de Estado; Mike Pence, vicepresidente y el senador Marcos Rubio, quienes integran un poderoso trío que promueve la intervención directa, incluida la guerra en la región.
Ellos están muy vinculados a los hermanos Koch cabeza de un grupo económico del sector energético. Una de sus empresas, FertiNitro, fue expropiada en Venezuela y tiene un multimillonario reclamo contra el país. El informe, “Gold and Grief in Venezuela’s Violent South” (Oro y dolor en el violento sur de Venezuela) es de una ONG estadounidense (International Crisis Group) del magnate George Soros, por demás interesado en el oro venezolano. Agregue, además, a la Fundación Ford y la embajada británica.
AYUDA DESPOLITIZADA PIDE LA UE
El Grupo de Contacto Internacional (GCI) sobre Venezuela, empujado por la Unión Europea, consideró necesario que se haga llegar una ayuda humanitaria “despolitizada” liderada por la ONU u otros organismos internacionales, mientras el gobierno de Nicolás Maduro rechazó las sanciones de Washington contra cinco militares y un director de la policía nacional venezolana por obstaculizar el ingreso de la “ayuda humanitaria” estadounidense.
Durante su primera reunión del 7 de febrero, el GCI –con excepción de Bolivia y los estados miembros de la Comunidad del Caribe– firmaron una resolución que busca en la nación petrolera elecciones presidenciales “libres, transparentes y creíbles, de acuerdo con la Constitución venezolana”, así como abogar por una solución pacífica a la crisis política “excluyendo el uso de la fuerza”.
Caracas señaló que “rechaza la pretendida imposición de medidas coercitivas unilaterales, de carácter ilegal, anunciadas por el gobierno de Estados Unidos en contra de oficiales militares venezolanos, como parte de la fracasada estrategia de Washington para propiciar un golpe de Estado”.
LA ESTRATEGIA DEL ESTRANGULAMIENTO
La estrategia de EEUU, mientras, es la de estrangular a Venezuela, económica y financieramente y para eso exige el apoyo de sus cómplices, cuando las advertencia de Rusia y China, que hicieron aparecer los fantasmas de la Crisis de los Misiles de 1962, parecen haber morigerado las apetencias de Washington, al igual que la falta de respaldo total por parte de los países latinoamericanos y caribeños.
Por las sanciones, las refinerías de EEUU suspendieron la compra de 500.000 barriles diarios de petróleo de Venezuela, cuota que fue absorbida por China y principalmente por India, la que fue advertida por Washington de no comprar crudo de Venezuela (sigue haciéndolo y quizá por eso recibió un ataque misilístico desde Paquistán). Mientras, Rusia y China estudian intervenir en la estatal petrolera PDVSA para reorganizarla y recuperar la producción petrolera.
Este acto de terrorismo de grupos controlados por la CIA contra tropas de la India y para provocar un enfrentamiento con Paquistán, desencadenó la decisión de la India de distanciarse de EEUU y de acercarse a Rusia-China, una alianza posible que Washington tratará de impedir.
GUAIDÓ CON BUENA CIA
Y a todo esto, Juan Guaidó pasó -para la prensa hegemónica trasnacional- de ser el “presidente interino” a mero presidente de la Asamblea Nacional. Difícilmente puede seguir adelante en la escalada sin llamar de forma directa a una intervención extranjera, que mayoritariamente rechazan América Latina y la Unión Europea, y pareciera que EEUU tampoco estaría dispuesto a llevarla a cabo y menos cuando el frente interno de Trump parece desmoronarse. ¿Volverá a Venezuela o despachará desde Washington o Bogotá?
Lo cierto es que más allá de una gira turístico-política por varios presidentes del Grupo de Lima, no existe un próximo paso nítido en su hoja de ruta. En la reunión del Grupo de Lima en Bogotá, los medios estadounidenses filtraron que Pence le expresó que su opción seguía siendo la solución pacífica.
Juan Guaidó viaja con su esposa, Fabiana Rosales, pero la mujer que lo maneja es Kimberly Breier, subsecretaria de Estado de EEUU para Asuntos del Hemisferio Occidental a partir de 2018, quien lo acompaña siempre (incluso lo hizo en Paraguay –donde fue recibido con honores de presidente-, Brasil, y Argentina, donde no). Breier hizo una maestría en la Universidad George Washington, famosa entre otros méritos por formar cuadros de la CIA, donde Guaidó realizó estudios de posgrado.
No lo dicen los medios de izquierda sino la propia Casa Blanca: Breier, la guionista de Guaidó, habla español y fue reclutada por el tristemente famoso expresidente George W. Bush y se desempeñó durante más de una década como analista de la CIA y fue asesora de la Casa Blanca para asuntos relacionados con Brasil y el Cono Sur. Durante el Gobierno de Barack Obama, dirigió la Iniciativa Futuros México-Estados Unidos en el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, en Washington.
Por Aram Aharonian
Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
Publicado originalmente el 3 de marzo de 2019 en Polítika.