Por Hugo Fazio
Mario Draghi, que fuese presidente del BCE y se constituyó en un ejemplo mundial en la aplicación de políticas monetarias en momentos de caída en la actividad económica, envió un mensaje a la institución bancaria de la Eurozona en un encuentro efectuado por la Asociación Nacional de Economistas Empresariales de EEUU. A Draghi se le recuerda porque en 2012 cuando periodistas alemanes le preguntaron si se sentía cómodo en el país del Bundesbank, contestó que “en este momento tenemos políticas diferentes sobre la mejor manera de enfrentar la crisis”.
El sector más blando, las palomas del BCE, había logrado imponer la política para sacar a la eurozona de la crisis: una política de tasas de interés ultra bajas, incluso con tasas de interés negativo y de comprar títulos de deuda masivamente, haciendo así crecer la masa monetaria. Esta misma receta se siguió en Washington, Londres y Tokio. Ahora, la primera inflación en cuatro décadas volvió a colocar al frente del BCE a los halcones, que emprendieron una abrupta subida de tasas y suspendieron la compra de deuda.
Ahora, Draghi les aconseja: “La política monetaria enfrentará un entorno desafiante en los próximos años, en el que más que nunca deberá distinguirse entre inflación temporal y permanente, entre crecimiento salarial de recuperación y espirales auto cumplidas, y entre las consecuencias inflacionarias de un buen y mal gasto público”. Añadiendo que los bancos centrales deberán ser muy “meticulosos” a la hora de calibrar sus expectativas de inflación para contribuir a una “estrategia política general sin comprometer la estabilidad de precios o su independencia”. Durante la crisis provocada por la pandemia, los cuatro grandes bancos centrales, la Fed, el BCE, el de Inglaterra y el de Japón lanzaron al mercado 8 billones de euros, según el centro Atlantic Council y han ido posteriormente soltando lastre progresivamente.
Hoy, los bancos centrales se enfrentan a la etapa final de la lucha contra la inflación. Y en Europa se está en un proceso de des-inflacion más rápido de lo previsto La crisis energética que se produjo obligó al BCE a abandonar su hoja de ruta y guiarse solo por los informes que iban recibiendo. En febrero, el IPC de la eurozona fue de 2,6% y el subyacente de 3,1%. Las alzas de tasas siguieron trasladándose a las actividades económicas, de modo que los créditos a empresas descendieron en enero un 0,2% y los créditos a los hogares en 0,3%. La economía sigue estancada y con Alemania en recesión.
Pero, al analizar estos antecedentes, el BCE decidió mantener la tasa de interés en 4,5% y la facilidad de depósitos en 4% (El IPC llegó a fines de 2022 a 10,6% de – 0,3% a fines de 2020 y la tasa de interés era cero a mediados de 2022). La situación es distinta en EEUU, la inflación repuntó a 3,1% en febrero y la administración de Biden sigue aportando por los estímulos. El BCE corre el riesgo de llegar tarde a la lucha contra la inflación, más aún cuando los movimientos de tasas toman tiempo para trasladarse a la economía real. No solo algunos países emergentes ya procedieron a reducirla. Suiza, que no forma parte de la eurozona, las disminuyó. “Deberían bajarlos ya. La inflación está cercana al objetivo del 2%. No hay razón para mantenerlos tan altos durante tanto tiempo, corren el riesgo de provocar una recesión. Cometer el mismo error que al principio del ciclo inflacionista”, señaló Paul De Grauwe, de la London School of Economics (31/03/24).
En el BCE continúa el control de su dirección en los sectores más ortodoxos. Los bancos centrales de Francia, Italia y España que están por abandonar esta política no tuvieron respaldo. Mientras que los de Alemania, Eslovaquia o Austria se han pronunciado por demorar la reducción de tasas. El problema es que “el Consejo de Gobierno del BCE -comentó Charles Wyplotz, académico del Graduate Institute de Ginebra- está dividido según líneas ideológicas, por lo cual es difícil imponer cualquier cambio de política” (31/03/24). Por su parte, el director del Banco Internacional de Pagos, el mexicano Agustín Carsten, señaló que “los días de los tipos ultra bajos son historia”.
El informe del 2 de abril de S&P Global y Hamburg Global Bank indica que en marzo el Índice de producción industrial (PMI) volvió a retroceder en la Eurozona en más de cuatro décimas con relación a febrero, de 46,5 puntos a 41 puntos, debido a la contracción de las dos mayores economías de la región, Alemania y Francia.
En EEUU, la Reserva Federal ha recibido presiones desde los demócratas para que proceda a reducir las tasas de interés. Su presidente, Jerome Powell ha contestado reivindicando la independencia del organismo. El tema fue el centro de su intervención el día 3 de abril en la Universidad de Stanford “Los responsables de la política monetaria de la Reserva Federal -dijo- están respaldados por mandatos largos que no están sincronizados con los ciclos electorales. Nuestras decisiones no pueden ser revocadas por otras instancias del Gobierno salvo que sea por la vía legislativa. Esta independencia nos permite y nos obliga a tomar nuestras decisiones sin tener en cuenta cuestiones políticas de corto plazo”.
Los demócratas quieren que se bajen las tasas de interés cuanto antes, aunque Biden se ha mostrado respetuoso de la independencia de la Fed. Trump la ha acusado, sin ningún argumento, de buscar la reelección de Biden. ”Creo -dijo- que va a hacer algo probablemente para ayudar a los demócratas, si baja las tasas de interés”. Advirtiendo que si vuelve a la Casa Blanca no le renovará el mandato a Powell, quien asumió en 2018 nominado por Trump. Luego, Biden lo renovó, el que vence en 2026.
No sería la primera vez que la Fed, recalcó Powell, toma decisiones de política en un año electoral. Las adoptó el año 2020 por la pandemia, en 2008 por la crisis financiera, y hubo alzas en 2000 y 2004 para frenar las burbujas tecnológicas e inmobiliaria, respectivamente. El 3 de abril, Powell manifestó que “si nos fijamos en el registro histórico moderno, verás que la Fed ha estado dispuesta a moverse y no moverse, y hacer lo que cree que es lo correcto para la economía a medio y largo plazo sin tener en cuenta consideraciones externas” (03/04/24).
Mientras tanto, la economía alemana sigue varada. Los cinco grandes centros de análisis económicos germanos estiman para 2024 un crecimiento de solo 0,1%. En 2023 descendió en 0,3%, nivel que el ministro de Economía, Robert Habeck calificó de “dramáticamente malo”. Esto ya está afectando al resto de Europa. Alemania representa más de la cuarta parte de la zona euro. El peso de Alemania en el euro es del 28%. Hasta hace pocos años se beneficiaba de la energía rusa barata y de sus exportaciones a Asia, principalmente China
La cotización del petróleo se mantiene elevada debido en un alto porcentaje a que la Organización de Países del Petróleo, en la cual participa, además de Arabia Saudita, Rusia, ha mantenido una política de reducción de la producción, a lo cual en el último periodo se sumó los ataques con drones desde Ucrania a infraestructura rusa petrolífera. Ello condujo al gobierno de Biden, que ha mantenido una intensa guerra económica contra Rusia, a pedirle a Kiev que los suspenda. La producción de petróleo rusa es fundamental para satisfacer las necesidades globales. A finales de marzo, la cotización del petróleo Brent acumulaba en el año un incremento de 20%, lejos aún de los cerca US$100 que alcanzó en septiembre de 2023.
Hugo Fazio, director del Cenda.