Bases militares de Estados Unidos: neocolonialismo e impunidad

Algunos autores dicen que las bases militares sustituyen el clásico o el viejo poder colonial, los viejos territorios coloniales

Bases militares de Estados Unidos: neocolonialismo e impunidad

Autor: Wari

Algunos autores dicen que las bases militares sustituyen el clásico o el viejo poder colonial, los viejos territorios coloniales. Porque, efectivamente, EE.UU. está desperdigado por todo el mundo, en las bases, hasta el punto que ni los investigadores más exhaustivos saben, en rigor, cuántas bases tiene EE.UU., porque esto está cubierto por el secretismo. Pero los investigadores, digamos más serios, más sistemáticos, dicen que esas bases pueden llegar a ser 1.250 bases militares. 

EE.UU. reconoce, oficialmente, 700, pero los investigadores dicen que pueden llegar a ser 1.250 bases militares. ¿Por qué ese desfase en casi 500?, por muchas razones. En primer lugar, porque el asunto de las bases también es cambiante. 

A veces, nos hemos acostumbrado a pensar que cuando hablamos de las bases de EE.UU., estamos hablando de las bases más visibles, más grandes, más permanentes, donde siempre hay personal militar y que lleva, digamos, décadas. Como las bases en Japón, por ejemplo, Okinawa, en Japón. Las bases de Guam, las bases de Diego García, en el Pacífico, o la base de Guantánamo, que lleva un siglo, más de un siglo: 120 años, ¿sí? Entonces, suponemos que todas las bases son así: no. Las bases militares también son cambiantes. Y son cambiantes en qué medida: en la medida en que el imperialismo también se adapta a las situaciones. Entonces, en los lugares en donde haya menos resistencia, pues están las bases visibles, las bases de siempre. 

Pero, en aquéllos lugares en donde haya alguna oposición, resistencia, denuncia, EE.UU. establece otro tipo de bases, bases digamos bases más circunstanciales. Por ejemplo, en muchos lugares del mundo hay bases de los EE.UU. que solamente sirven, les sirven a ellos, que es importante, por supuesto, para cargar de combustible los aviones. Digamos, son bases de tránsito, por ejemplo, eso es muy importante: por la autonomía del vuelo de las naves, por el control, por la información, por muchas circunstancias. Hay muchas bases que funcionan así. 

Hay otras bases que son de instancia media, es decir de duración media; son muy diversas. 

Entonces, esas bases están desperdigadas por todo el mundo. Y un lugar privilegiado donde están expandidas esas bases es por el territorio latinoamericano, y justamente estos eran uno de los mapas que yo les quería mostrar, para ver como en América hay bases militares de los EE.UU., incluyendo el propio territorio de los EE.UU. Es decir, EE.UU. tiene bases militares en su propio territorio, y esto parece un chiste, ¿no? EE.UU tiene lugares que son prácticamente pueblos, hay bases militares de los EE.UU. que tienen 130 mil habitantes, por ejemplo. 

Que son pueblos aislados donde no puede ir nadie de los habitantes de los EE.UU., ni mucho menos, y allí preparan a su personal, entrenan, utilizan armas, y de ahí para abajo, del Río Bravo para abajo, las bases están desperdigadas en todo el continente y, principalmente, concentradas en América Central y el Caribe; principalmente, están concentradas ahí desde hace mucho tiempo. 

Pero eso se ha acentuado, en los últimos 15-20 años, y está relacionado con la emergencia del gobierno bolivariano de Venezuela. Y entonces es bueno ver en estos mapas cómo se fue rodeando a la Venezuela bolivariana. 

Es un cerco geoestratégico del Caribe, de la Amazonía, de la zona andina, todo el territorio venezolano y eso se ha ido reforzando, y ahí hay que decir que Colombia desempeña un papel fundamental; lamentablemente, fundamental, muy importante para los EE.UU., porque en Colombia se ha dispuesto el establecimiento de bases militares formales e informales, reconocidas y no reconocidas, marítimas y terrestres para completar el cerco contra Venezuela. 

Y en ese sentido, entonces, yo tengo que decir lo siguiente: siempre se habla de las siete bases militares de EE.UU. en Colombia. Tengo que decir que esa información es falsa. Es falsa porque no son siete. Son entre 40 y 50 bases militares. Es decir, la información es falsa, por defecto, no por exceso; por defecto. 

Entendiendo ”bases” de qué manera: algunos autores incluso acá, lo llaman “cuasi bases”, bases y cuasi bases. Entonces, ¿de qué estamos hablando? Es que hay un dominio de espectro completo que es militar, que es mediático, que es cultural, que es informativo, que es comunicacional. 

Y que es importante hoy, activar, a partir, por ejemplo, del establecimiento de radares, y el territorio colombiano está lleno de radares. Desde el caribe colombiano hasta Leticia, es decir, atraviesan todo el territorio colombiano desde la zona insular del caribe colombiano hasta la selva amazónica de este país hay radares, y hay radares que rodean toda la frontera con Venezuela, la frontera con Ecuador, la frontera con Panamá

Entonces estamos hablando de localizaciones geo-estratégicas directamente manejadas por personal de los EE.UU. Entonces aquí es bueno plantear una cosa: resulta que cuando se hablaba de las famosas siete bases, que llevaron a que se firmara un acuerdo vergonzoso, el 30 de octubre del 2009, entre Colombia y los EE.UU. Resulta que eso fue echado para atrás luego, en términos legales por las cortes colombianas y de ahí en adelante,  entonces, aquí en Colombia se dice que no hay bases militares de los EE.UU. 

Ese es un sofisma, porque Colombia es un país cultor de las formas, y de las formas jurídicas. Entonces, se supone que lo que jurídicamente no existe, en realidad no existe. 

Acabamos de ver, ayer la fiscalía declaró que Uribe debería ser exonerado de los cargos por este prolongado juicio que ya lleva 10 años.  Esas son las formas jurídicas. No quiere decir que el tipo no sea un delincuente. Eso no quiere decir que el tipo no sea un criminal. Pues lo mismo sucede con las bases, con las bases establecidas. 

Formalmente, las cortes las echaron para atrás, pero las bases siguieron funcionando, e incluso con pactos secretos en que los mismos EE.UU. y el gobierno colombiano dice que no hay que establecer convenios formales que pasen por el parlamento ni mucho menos, sino convenios por debajo de cuerda que permitan que los militares de EE.UU. y sus mercenarios entren a Colombia, como Pedro por su casa, sin pasaporte, sin ningún tipo de exigencia. Y esa es la situación que nos encontramos. 

Pero el otro elemento que yo quiero destacar es que también hay una militarización interna de la sociedad colombiana ligada a la militarización externa. Y aquí yo tenía también otros mapas, sobre algo que se llama “los batallones minero– energéticos e infraestructurales” que hay en Colombia. Y resulta que en esos mapas que es lo que nosotros podemos ver.

Ahora, los mapas son hablados, los voy a hacer hablados. En el territorio colombiano, de norte a sur, hay lo que aquí se llaman “batallones minero–energéticos  e infraestructurales” que ocupan, y este es un dato de 2015, está desactualizado, porque aquí es difícil conseguir información actualizada por lo que significa. 

En 2015 se ocupaban 82.000 militares. 82.000 militares: un tercio de las Fuerzas Armadas del ejército colombiano se ocupaban en los batallones minero–energéticos de sur a norte. 

Y qué hacen esos batallones minero–energéticos: pues están a la entrada de una refinería, a la entrada de una mina de carbón, a la entrada de una explotación de oro, de cobre, en un punto fundamental de infraestructura vial, en un puente, etc.

En gran parte de esos lugares hay presencia directa o indirecta de los EE.UU. Porque son asesores, porque son mercenarios.  Por ese tipo, digamos, de hechos reales, porque manejan la información. Entonces, aquí pueden ver, precisamente, el mapa de la presencia militar de los EE.UU. en territorio colombiano. A este mapa hay que superponer, el mapa de los batallones minero–energéticos; y qué nos daría por resultado: que Colombia es uno de los países más militarizados del mundo, más terriblemente militarizados del mundo.

Recordemos que, en los últimos 20 años, el ejército colombiano es uno de los cinco ejércitos que más ha crecido en el mundo. Y ya por el personal que tiene, porque el total de las Fuerzas Armadas, en este país, sumando ejército, marina, aviación, policía, que es una fuerza militar, servicios secretos, y otros: tenemos 500 mil personas. Es decir, es un ejército que tiene un tamaño casi similar al de Brasil, con la diferencia que Brasil tiene 4-5 veces más población que Colombia. 

Es una sociedad terriblemente militarizada. Y por eso, no nos extrañe que en este país se haya cometido lo que hoy se llama “el peor genocidio del siglo XX”, que es lo que se llama, eufemísticamente, como los ‘falsos positivos’. Ayer, cuando Uribe fue parcialmente exonerado, publicó un Twitter que decía: “gracias a Dios por este paso positivo”. Se debería decir, en realidad, gracias a Dios por este falso positivo, que son por lo menos 10 mil colombianos asesinados por el ejército y los batallones que organizaron el asesinato, fueron preparados en la Escuela de Las Américas

De tal manera, que tenemos cómo se cierra el círculo de la militarización de una sociedad ya no solamente hacia adentro, sino hacia afuera, porque desde Colombia se preparan las agresiones contra el resto del territorio, y se acaba de cumplir, el 1º de marzo, un aniversario más, funesto, de la masacre de Sucumbios del 1º de marzo de 2008, cuando fueron masacradas 26 personas por un bombardero manejado por pilotos de los EE.UU.: que salió desde una base militar, con asesoramiento israelí–estadounidense, en territorio colombiano, cuando fueron masacrados, entre ellos, Raúl Reyes, y cuatro estudiantes mexicanos que nunca habían entrado a territorio colombiano.

Por Renán Vega

Investigador independiente, profesor de la Universidad Pedagógica Nacional en Bogotá. Autor de libros sobre la influencia del imperialismo en la vida colombiana y latinoamericana. Fue miembro de la Comisión Histórica del Conflicto Armado y sus Víctimas, nombrada en La Habana. Ganador del Premio Libertador al Pensamiento Crítico, versión 2007-2008, con el libro Un mundo incierto.

[Este es un extracto de una ponencia de Renán Vega y que fue presentada, el 7 de marzo de 2021, en el Canal de Youtube “TeCs Tertulias en Cuarentena” que conduce Txema Sánchez en el contexto de la Jornada de Conversaciones sobre la Otan.] 

Transcripción: Pablo Ruiz-SOAWatch

Publicado originalmente el 21 de abril de 2021 en www.soaw.org


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