Cambio el Día del Periodista

En el día del periodista -11 de julio-, cambio los saludos de “buen día” por legislación que impida la concentración de los medios para tener más trabajo y poder ejercer el rol social y de fiscalización que la profesión nos confiere, no para el desarrollo personal -también, pero no sólo eso-, sino para que la ciudadanía pueda ejercer su derecho a la información, la comunicación y con ella se forme su propia opinión, fiscalice a los poderes del Estado y tome sus propias decisiones.

Cambio las flores por medios de comunicación que respeten los derechos laborales de su gente, que paguen sueldos justos y que no busquen resquicios para pagar menos, hacer trabajar más, cambiar la información según sus intereses. Por medios diversos y plurales, grandes y chicos, que muestren un Chile en varias dimensiones y no sólo la comercial que impera en las empresas dueñas de los principales medios masivos del país.

Cambio saludos tipo Village -ja, bien viejo ele ejemplo, pero vale Frutillita para los tiempos que corren- por periodistas más conscientes de sus deberes y derechos, empoderados sobre el contenido de sus notas y el destino de su reporteo. Es difícil, sí, lo sabemos, pero siempre que se quiere, se puede.

Quiero periodistas unidos, no tranzando solos sus condiciones de trabajo, en grupo siempre es mejor. El libre mercado del periodismo sólo funciona un par de años, luego, el resto de la vida, eres desechable, cambiable. Si nos protegemos, nos queremos, nos respetamos, pensamos en el otro, en la otra, esa lógica se desarma.

Quiero millones de cosas más, pero tengo la más importante: la convicción de que se debe y se puede hacer más y mejor periodismo, que se puede cambiar el actual sistema de medios que no permite una real libertad de expresión y pluralismo informativo. Tengo a compañeros y amigos de trabajo comprometidos, esta profesión me ha permitido conocer a personas maravillosas. Tengo (trabajo) también un diario que resiste sólo por el coraje de su gente. Es el diario La Nación.

Y, finalmente, tengo amigos del alma que se la juegan día a día por una historia, por un compañero, por una noticia, por una injusticia, por hacer resonar un silencio, por fiscalizar, por develar, por explicar, por entender, por sorprender, por hacerlo mejor, por ayudar, por contribuir.

Por Nancy Arancibia Olivares

Presidenta del Sindicato del Área Periodistica del Diario La Nación