Cuando agonizaba el régimen franquista en España en la primera mitad de la década de los setentas del siglo pasado, llegó a las radios chilenas un bello tema pop de un grupo español que llevaba el nombre de Aguaviva -así, todo junto-. La letra del temón era un poema del gran poeta Rafael Alberti. La musicalización pertenecía a un joven compositor español llamado Manolo Díaz, quien las oficiaba de director de Aguaviva, y que siguiendo las aguas de Joan Manuel Serrat y de Alberto Cortez, en el sentido de musicalizar alta poesía, lograba un hit con su musicalización del poema “Balada para los poetas andaluces de hoy”.
El tema es estremecedor. Recuerdo que a los 17 años lo escuchaba y sentía una punzada en el hígado y se me ponía la piel de gallina. Sabíamos los jóvenes de entonces de la prolongada estadía en el poder del así llamado Generalísimo o Hijodelasmilputas, según el ángulo desde donde se le mirara.
Y el poema de Alberti hablaba de esa situación y era un poema triste, pero verdadero. Una parte del texto decía: “¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?/¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?/¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?/Cantan con voz de hombre, ¿pero dónde los hombres?/Con ojos de hombre miran, ¿pero dónde los hombres?/con pecho de hombre sienten, ¿pero dónde los hombres?/ Cantan, y cuando cantan, parece que están solos/¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie?/¿Es que en los montes andaluces no hay nadie?/¿Que en los mares y campos andaluces no hay nadie?/¿No habrá ya quien responda la voz del poeta?/¿Cuántas cosas han muerto que no hay más que el poeta?/Cantad alto, oiréis que oyen otros oídos/Mirad alto, veréis que miran otros ojos/Latid alto, sabréis que palpita otra sangre.
Este poema, en alguna forma me ha hecho pensar mucho en el movimiento estudiantil chileno. Porque su formidable movimiento en algún sentido ha estado condenado a cierta orfandad. Digo, en los hechos, no en las intenciones, porque si se trata de eso, todo el mundo es partidario del movimiento estudiantil chileno, cuya pauta la da precisamente el Presidente de la República en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, pero en la práctica, y con pocas excepciones, ha faltado un mayor respaldo social a este histórico movimiento en estos primeros meses de una lucha que se ve que viene más larga que cara de Ena Von Baer ante Camila Vallejo en Chule-Visión.
Pero como decía un destacado político radical y relator deportivo: “Esto recién comienza señores, esto recién va a comenzar”.
Debe ser un país el que se levante para no tener que parafrasear a Alberti diciendo por nuestra parte que los estudiantes chilenos “Cantan, pero cuando cantan…parece que están solos”.
Por Mauricio Redolés
El Ciudadano Nº116, segunda quincena diciembre 2011