El capital financiero tras la destrucción del bitcoin

Hacia inicios del mes pasado el bitcoin, la criptomoneda más antigua y popular, superó con creces los 18 mil dólares, un techo no sólo inédito para esta divisa digital sino la confirmación de un proceso que no tiene registros similares en la historia reciente de las monedas

El capital financiero tras la destrucción del bitcoin

Autor: paulwalder

Hacia inicios del mes pasado el bitcoin, la criptomoneda más antigua y popular, superó con creces los 18 mil dólares, un techo no sólo inédito para esta divisa digital sino la confirmación de un proceso que no tiene registros similares en la historia reciente de las monedas. Desde marzo pasado a la fecha, el bitcoin ha saltado desde 1.257 dólares al precio de diciembre, un crecimiento de 1.331 por ciento en sólo nueve meses.

 

Marzo del 2017 marcó un punto de quiebre para esta divisa, en cuanto superó el precio del oro. Desde entonces, este metal precioso, refugio seguro para inversionistas en tiempo de volatilidad, se ha mantenido estable en tanto la criptomoneda ha saltado a las nubes, impulsada desde diciembre por su ingreso en los mercados de derivados y en los mercados formales. En una sola jornada, los futuros de la moneda digital avanzaron más de un diez por ciento.

 

¿Por qué genera el bitcoin tanto entusiasmo entre los grandes inversionistas y especuladores?

 

Antes de ello, no estaría mal explicar qué es el bitcoin y su diferencia con otras formas de inversión, desde commodities, productos, a instrumentos nominados en diferentes divisas. El bitcoin aparece en la escena económica hacia finales de la década pasada como la primera moneda digital. No tiene un emisor conocido (como un Banco Central) y su validación se realiza entre sus usuarios a través del sistema de intercambio de datos cooperativo conocido como P2P (par a par). Como otras monedas y formas de inversión, su aceptación depende de la confianza que otorga a sus usuarios.

 

En un comienzo podemos identificar al bitcoin con la cultura ciberpunk, que busca en una incipiente internet caminos para la emancipación social y económica. Cultores de software libre de código abierto, de la ciencia ficción, del anarquismo de las redes, cyberpunks, mantienen durante años a ésta y otras criptomonedas como una posibilidad para alterar la concepción del dinero y de los intercambios monetarios. Como una forma de liberación de los Estados, de sus bancos centrales y del sistema financiero imbricado con los grandes poderes políticos y económicos. Como una estrategia final de liberación del sistema capitalista.

 

El bitcoin es todo aquello, pero también una propuesta de alta complejidad y eficiencia: una serie de protocolos financieros y seguridad convierten a la divisa digital en una opción real para la inversión y las transacciones. Pese a ello, desde sus inicios fue ignorado y despreciado por el sistema financiero formal, que marginó a clientes y usuarios con posiciones en monedas electrónicas.

 

Así se mantuvo durante esta década hasta el explosivo crecimiento desde los últimos meses. ¿Por qué hoy parece más interesante para inversionistas comprar bitcoins que dólares, yuanes, petróleo u otros commodities? En principio la respuesta parece simple: pura especulación. El bitcoin es hoy una burbuja especulativa que puede continuar con su artificial hinchazón hasta reventar. Ejemplos abundan en la historia económica, desde la fiebre de los tulipanes holandeses del siglo XVII, cuyos bulbos valían más que el oro, a la crisis hipotecaria española, la burbuja de los punto com a finales de los años 90 a la misma crisis subprimes con los derivados hipotecarios durante la década pasada.

 

La cantidad de bitcoins en circulación (12,5 millones) superan en valor los 270 mil millones de dólares. Para hacernos una idea, empresas como Facebook, Johnson&Johnson o General Electric tienen una valoración bursátil similar, dimensión que sugiere un riesgo no menor para la economía tras un eventual estallido de la burbuja.

 

Hay, en cualquier caso, otros factores en órbita.  El artificial crecimiento de los precios del bitcoin puede contener rasgos sospechosos en cuanto a la naturaleza y el objetivo de sus actuales inversionistas, desde lavado de activos, apuestas a intentos de apropiación para una posterior cooptación por parte de la banca internacional. Todo aquello es posible y explicaría su ingreso masivo a los circuitos financieros globales. Incluso desde Chile, vía conspicuos corredores de divisas, podemos invertir en bitcoins.

 

El aumento geométrico de los precios del bitcoin y de otras criptodivisas sólo puede conducir a esa respuesta. Apropiación para especulación o, acaso, para su ulterior liquidación. Para el mercado, es lo mismo invertir en petróleo, dólares, activos inmobiliarios, oro, yuanes o bitcoins. Para la criptomoneda, este es un trance más a resistir desde su creación, perseguida, junto a sus desarrolladores, por el establishment financiero, autoridades monetarios, elites políticas y gobiernos. Un obstáculo más para una moneda invencible cuya concepción y sentido es anticapitalista.

 

PAUL WALDER


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