Por Onel Ortíz Fragoso
Como casi todos los países con influencia occidental, México es un país con un sistema económico capitalista y desde 2018, con un capitalismo a la Morena.
Desde mediados de los años sesenta y particularmente, desde el fin de la Guerra Fría, en el siglo pasado, el marxismo dejo de utilizarse en el análisis político y social. Universidades y centros de poder relegaron al viejo Marx al rincón de los recuerdos. Libros y textos de este filósofo alemán se desempolvan únicamente para algún trabajo académico o para recordar alguna cita dominguera.
Utilicemos algunos términos marxistas para describir la coyuntura mexicana. La conquista de los pueblos y culturas originarias de lo que ahora constituye el territorio mexicano vino de la mano de los conquistadores españoles. En la Formación de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, Federico Engels basa buena parte de su estudio en la observación de las tribus iroquesas norteamericanas. Las bases del capitalismo mexicano se construyeron en tres siglos de colonia española. El primer siglo de nuestra historia como país independiente representa la lucha por la construcción y conducción del país de dos grupos burgueses en diversos episodios históricos: la independencia de Texas, la Primera Invasión Francesa, la guerra con Estados Unidos, la Guerra de Reforma, la Segunda Invasión Francesa y el Imperio de Maximiliano.
Tan capitalista Juan Álvarez como Antonio López de Santa Anna, tan capitalista Benito Juárez, como Maximiliano. Las constituciones de 1824 y de 1857, son de corte esencialmente liberal. Durante el Porfiriato, el capitalismo mexicano se consolidó en sus vertientes industriales características en el mundo. El orden y progreso porfiristas formó a la burguesía y al proletariado nacional, en medio de fuertes elementos culturales de los pueblos originarios.
Más allá de los planteamientos anarquistas de los hermanos Flores Magón, la Revolución Mexicana fue la lucha por el poder entre diversos grupos burgueses del Norte y del Centro del País, agrupados en torno a caudillos regionales. La Constitución de 1917 posee un fuerte contenido social, pero mantiene su esencia liberal capitalista.
Los gobiernos postrevolucionarios, de Lázaro Cárdenas a José López Portillo crearon una nueva burguesía mexicana ineficiente y corrupta, sustentada en un sistema político presidencialista, de partido único y fuertes elementos sociales y populistas. El neoliberalismo de 1986 a 1918, representa la llegada al poder y permanencia de nuevas élites burguesas de perfil eminentemente financiero.
¿Qué representa la llegada al poder de Morena? Representa una modulación al capitalismo financiero del neoliberalismo. Andrés Manuel López Obrador no es revolucionario, ni transformador, al menos en términos marxistas tradicionales. Propone un capitalismo que para su continuidad establece un fuerte contenido social, por medio de apoyos a los grupos más vulnerables de la sociedad.
En el actual gobierno no tienen el poder, ni los obreros ni los campesinos, sino un grupo de la burguesía con un programa de reivindicación social. El modelo económico es el mismo, pero la base de los beneficiados se amplió a sectores populares. Eso pienso yo, ¿usted que opina?
@onelortiz