Con estas palabras el día 5 de mayo la Ministra del Trabajo compareció ante la Cámara de Diputados a entregar el plan de acción de lo que será el gobierno del Presidente Piñera, con respecto a los Trabajadores de Chile.
“Buscamos un Chile con buenos empleos y trabajadores orgullosos por sus aportes, comprometidos en convertir a Chile en un país desarrollado y seguros de contar con una red de oportunidades y seguridades en caso de dificultades”
Mas allá, de los datos estadísticos que revelan grandes inequidades de la re distribución de los ingresos, la baja sindicalización y las bajísimas pensiones de la mayoría de los trabajadores de Chile, la señora Ministra se olvidó de dar su opinión o de la carta GANT de su gobierno, para resolver el tema de la informalidad que aqueja a un numero no menor de trabajadores de nuestra patria, según sus datos un 32% de la masa laboral, sólo cuenta con contratos por faena, de obra, por temporada, diarios en definitivas eventuales, transitorios y discontinuos.
Los datos de la Ministra nos indica que los trabajadores de Chile serían de 6,8 millones y el 32% son informales, es decir, 2.176.000 trabajadores y trabajadoras carecen de continuidad y densidad previsional, imposibilidad de ser aval de sus hijos en el sistema educacional universitario, vetados para optar a créditos hipotecarios, para tener viviendas dignas, en definitiva ajenos incluso a poder endeudarse y gozar de los beneficios del mercado, que tienen los trabajadores formales de nuestro país.
En definitiva los 2.176.000 trabajadores son de segunda clase, que curiosamente se encuentran dislocados en la cadena de servicios y producción de mercancías del comercio internacional, que son trabajadores forestales, mineros del sub contrato, trabajadores de la agroindustria, obreros temporeros del campo, trabajadores de la industria pesquera y ramas anexas, los obreros y profesionales de la construcción, trabajadores marítimos y portuarios, entre otros.
La responsabilidad política es sin duda alguna de los gobiernos anteriores, pero también no es menos cierto que todos los honorables diputados y senadores han sido avales de esta detestable y poco ética de esta situación, que aqueja a 2.176.000 chilenos que se agrava al reconocer que el 20% del total de los contratos son de palabra y no existe respaldo legal, para defender nuestros derechos.
Peor aun cuando se deja sin control y a merced de contratistas inescrupulosos, el trabajo de nuestros jóvenes estudiantes, que se les cobra una cuota, diaria para poder trabajar en las grandes cadenas de supermercados, sin tener a cambio ninguna garantía.
Nosotros nos sentimos orgullosos de ganarnos nuestro sustento, con el sudor de nuestra frente, mas no de los poderes del Estado, que se despreocupan de quienes los instalan en el poder para representarnos y defender nuestros derechos. El salto necesario para convertirnos en un país desarrollado, no pasa por las alabanzas internacionales de nuestras finanzas, según nosotros pasa por mejorar la calidad de vida de todos los trabajadores y la igualdad de oportunidades que tendrá nuestra descendencia, para vivir mejor.
Las dificultades para los 2.176.000 trabajadores de Chile ya son habituales y estamos cansados de ellas, nos aprestamos a levantarnos para terminar con el estado actual de cosas, es de esperar que nuestros políticos reaccionen y generen acciones proactivas, para solucionar esta barbarie propia del siglo XIX.
Carlos Marx, no estaría muy contento que a casi dos siglos de su nacimiento, la humanidad no haya aprendido nada.
Jorge Bustos
Presidente Congemar