Hace casi 10 años, Celco S.A., en estrecha alianza con el gobierno del entones presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle, intentó desarrollar un estudio de impacto ambiental, tendiente a obtener una resolución de calificación ambiental que les permitiera la construcción de un ducto destinado al vertido de los Residuos Industriales Líquidos, emanados de la -en ese entonces- futura Planta de Celulosa Valdivia.
Los pescadores de Mehuín, informados de la amenaza potencial que afectaría a sus costas, adoptaron la decisión de oponerse a la realización de tales estudios, por cuanto estaban convencidos que tal presentación aseguraba la aprobación y ejecución del referido proyecto industrial y la consiguiente contaminación del mar.
En aquella época los medios de comunicación y autoridades locales desarrollaron una aguda campaña de desinformación y amedrentamiento que no quebrantó la voluntad de lucha de los mehuinenses, quienes por meses mantuvieron una estrecha vigilancia sobre sus costas, destinada a detectar cualquier intento de realizar estudios en la zona.
Finalmente, la empresa desistió de esta ruta de evacuación de sus residuos industriales líquidos y optó por implementar un sistema de tratamiento terciario que supuestamente constituía una manifestación de la más avanzada tecnología en la materia y que, por lo mismo, garantizaba una contaminación cero.
Se realizó el Estudio de Impacto Ambiental, que concluyó con la Resolución 279 de 1998, por la cual se aprueba la construcción y puesta en operación de la hoy tristemente célebre Planta de Celulosa Valdivia, establecimiento industrial que inició sus operaciones efectivas en febrero de 2004.
A las pocas semanas de iniciadas las operaciones de esta industria, los habitantes de casi toda la provincia fuimos golpeados con olores pestilentes que tras una movilización de meses y previo reclamos a todas las entidades públicas con alguna competencia sobre la materia, recurso de protección incluido, fueron mitigándose.
Sin embargo, mientras los valdivianos estábamos distraídos pensando en los olores pestilentes que golpeaban noche a noche nuestros hogares, una amenaza silenciosa descendía por el Río Cruces, un caldo químico conformado por metales pesados, sulfatos y compuestos órganoclorados, alimentados por un millón de litros diarios de residuos industriales líquidos, inundó las aguas del Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter (30 kilómetros aguas abajo del efluente de la Planta de Celulosa Valdivia), provocando la muerte y migración de miles de cisnes de cuello negro.
La crisis ambiental despertó la conciencia de miles de habitantes de la provincia y del país, sin embargo, después de meses de movilización, el en ese entonces Presidente de la Republica Ricardo Lagos Escobar, planteo la «solución» a la crisis: verter los residuos de Celco al mar.
ara lograr el objetivo señalado (verter los residuos de CELCO al mar), la Corema dicta en junio de 2005, la resolución 377, que modifica la 279 de 1998 y que permitía a CELCO sanear irregularidades como la construcción de una industria con capacidad de producción de alrededor de trescientas mil toneladas más que la aprobada previamente por la Corema; o la utilización de substancias como el sulfato de aluminio, que no estaban aprobados por resolución ambiental alguna, procurando de paso, sembrar la división entre quienes defendíamos las aguas del río Valdivia y quienes pretenderían defender el océano.
Sin embargo, los asesores de crisis que propusieron al ex presidente Lagos esta salida, se equivocaron. En Valdivia existe una total claridad de que no sólo resulta inmoral, sino que también es ambientalmente inviable el traslado de los residuos industriales líquidos de Celco desde el estuario al mar, por cuanto en lugar de solucionar un problema, éste se estará multiplicando así como el daño a las comunidades damnificadas por la contaminación.
La lucha de Mehuín persigue como único objetivo evitar la contaminación de sus aguas, para salvar así su única fuente de sustento; por cuanto ellos están convencidos de que basta la presentación de un Estudio de Impacto Ambiental por parte de un gran conglomerado económico como Celco, para que éste sea aprobado. El principio preventivo y las posibilidades de revertir una decisión de la autoridad, utilizando los mecanismos de participación ciudadana, contempladas en la ley 19.300 Ley sobre Bases Generales del Medio Ambiente, son nulas; por cuanto históricamente sólo un 4% de los proyectos sometidos a este instrumento de gestión han sido rechazados y de los aprobados, no más del 25% son sometidos a una mínima fiscalización; por lo que no es aventurero concluir que los Estudios de Impacto Ambiental sólo recogen declaraciones de intenciones, que en el mayor de los casos no se cumplirán.
En este contexto, durante la semana recién pasada, se produjo una verdadera ocupación militar de las costas de la provincia de Valdivia, donde más de cuatro embarcaciones de la Armada brindaron apoyo a dos embarcaciones contratadas por Celco para realizar sus estudios. Ante la presencia de pescadores en el sector, los agentes públicos dispararon a los botes en reiteradas oportunidades, todo lo cual está debidamente filmado. Semanas antes, y en el marco de otra tentativa de Celco, se cortó la energía eléctrica en toda la zona costera para acallar los sistemas de comunicaciones de los pescadores y se envió una verdadera fuerza de ocupación policial a la caleta de Mehuín. Ojo, que todo esto está ocurriendo hoy, en pleno gobierno ciudadano, creo que es inaceptable y debemos hacer algo, de lo contrario todos seremos responsables de las pérdidas de vidas humanas que se puedan producir.
El deber de todas las personas de buena voluntad, que realmente deseamos un Chile sustentable, es apoyar la histórica lucha que están librando los pescadores de la caleta de Mehuín. Para ello los invito a enviar cartas a la Presidenta de la República, Directora Ejecutiva de la CONAMA, Comandante en Jefe de la Armada y Fiscal Nacional; a fin de instarlos a evitar la militarización de la zona de Mehuín y convencerlos de que la empresa Celco desista de sus intentos por efectuar estos estudios; además de concentrar sus energías en el tratamiento de los Riles emitidos por la Planta de Celulosa Valdivia, a fin de eliminar cualquier vertido tanto en las aguas del Río Cruces como del Océano Pacífico.
El Mar no es un basurero. No a la militarización y contaminación de las aguas de Mehuín.
Wladimir Riesco, Abogado