Censo 2012, consulta previa e idiomas Indígenas

Los propios errores técnico/políticos del Instituto Nacional de Estadística de Chile y la desconexión con el mundo indígena  llevaron a que los Censos de 1992 y 2002 fuesen incomparables

Censo 2012, consulta previa e idiomas Indígenas

Autor: Director

Los propios errores técnico/políticos del Instituto Nacional de Estadística de Chile y la desconexión con el mundo indígena  llevaron a que los Censos de 1992 y 2002 fuesen incomparables. El primero reveló una población  de  998 mil personas indígenas y el segundo sólo contabilizó 692 mil indígenas.

¿Cómo era posible que el INE errara tanto el cálculo? ¿Cómo era posible que pasáramos de ser el 9,2% de la población a ser el 4,6%? Y en diez años se perdieran el 30,67% de la población indígena; ¡se habían perdido por prestidigitación estadística 306 mil personas!

“Genocidio Estadístico” se me ocurrió bautizar a esta “desaparición” de las estadísticas oficiales de 300 mil personas indígenas (emol.cl 29/03/2003).  Aunque habíamos ya advertido al INE de los riesgos de insistir en modificar la pregunta; criterios técnicos, pero sobre todo, políticos influyeron en la modificación.

A la Institucionalidad siempre  le rondó la idea de la sobredimensión de la realidad indígena que se acercaba peligrosamente al 10% de la población nacional y había que hacer algo. Se convocaron algunos técnicos especializados e incluso algunas voces técnicas indígenas abogaron por cambiar la pregunta del Censo 92.

Los argumentos eran que cualquiera podría haberse manifestado indígena, pues no había más mecanismo de control que la autoidentificación; el concepto cultura era muy amplio y, se argumentaba, la influencia positiva (sic) del contexto del  Quinto Centenario que  llevaba a una solidaridad extrema de los no-indígenas. La entonces coordinadora de Demografía INE, sostuvo que “ya en 1992 se sabía que la pregunta sobre identificación con una cultura indígena estaba mal formulada…ese año en el país existía bastante efervescencia por el tema de las etnias, ya que aún no se dictaba la ley indígena”.

La pregunta del 92 estaba formulada bajo un criterio de autoidentificación y decía: “si Ud. es chileno, se considera perteneciente a alguna de las siguientes culturas”. Algunos pensaron que esta pregunta abierta, que preguntada por una cultura abría la posibilidad de que personas no indígenas pudieran responder afirmativamente y escoger una de las alternativas: mapuche, aymara, rapa nui o Ninguna de las anteriores.   Fue considerada una pregunta que sustentaba la “autoidentificación cultural”.

En el 2002 la pregunta cambió de giro y se orientó en forma  más clara por “pertenencia indígena”, decía: “si Ud.es chileno, pertenece a alguno de los siguientes etnias indígenas” y refería en las respuestas los ocho pueblos considerados en la Ley Indígena 19.253.

El mismo Sebastián Donoso, hoy Coordinador de Políticas Indígenas del Gobierno de Piñera, llamaba a no asombrarse por la baja de población y que esta correspondía a un interés político porque “para nadie es un misterio que la cuestión numérica es vital en el marco de las demandas etno-autonómicas de los grupos indígenas”. Ahora Donoso está en la Institucionalidad y deberá enfrentar la disyuntiva.

El 2012 se realizará un nuevo Censo de Población y Vivienda en el país. El INE se encontrará que en esta oportunidad existe Tratado Internacional aprobado por Chile; el Convenio 169 Sobre Pueblos Indígenas de la OIT que regula la relación del Estado con los Pueblos Indígenas. El Convenio les obligará a consultar, por lo tanto,  la pregunta del Censo sobre pueblos indígenas. Por los errores anteriores del INE de no prever la relación con los pueblos indígenas, es altamente probable que la pregunta vuelva a modificarse, y haga que los datos de los tres censos sean inconmensurables e impida proyectar alguna idea clara sobre cuál será la población indígena en el año 2022, por ejemplo.

Se carecerá de puntos de comparación. Sería impresentable que las cifras fueran a la baja de nuevo con un renovado etnocidio de las cifras. Una curiosidad, para saldar esta inconmensurabilidad de las cifras la encuesta Casen 2003 y 2006, que no son un censo sino una muestra, proyectaron una cifra amparada en los Censos anteriores, y la cifra resultante es casi un promedio prefecto de ambos censos: 6,6%.

Así, es probable que la Administración Piñera se abra a realizar una Consulta Previa, obligados por el Convenio 169 de la OIT. No podría ser de otra manera. El INE cometería una nueva transgresión técnica si acepta redactar la “nueva pregunta” de espalda a los pueblos indígenas presionado para evitar una cifra que vuelva a empujar un peldaño más las demandas políticas de los pueblos indígenas y dejar atrás aquello de las “minorías” y continuar el camino del ejercicio de los derechos esenciales como el derecho a la Libre-determinación.

Pero hay mediciones tan importantes como el Censo de Población que no se han hecho. Se debe con urgencia medir el conocimiento de los idiomas de los pueblos indígenas en Chile. La ausencia de datos específicos ha llevado a una  indiferencia sobre los destinos de los idiomas indígenas y una pésima política pública sobre “lenguas indígenas”, el programa de EIB está atrasado 15 años respecto a sus pares de América Latina, fue abandonado a prácticas superficiales, incoherentes y parciales.

La Casen 2003 y 2006 muestran que el mayor porcentaje de hablantes de idiomas indígenas está en las personas de edad avanzada y está fuertemente a la baja. Las cifras caen en forma alarmante;  quienes hablan y entienden, sumados, pasaron de ser un 29% en el 2003 a un 23% en el 2006,  en sólo 36 meses!

Por lo demás, Chile no se caracteriza por tener una política asertiva de bilingüismo en su educación. Muy pocos estudiantes terminan el colegio hablando inglés, luego de seis años de clases intensivas de contenidos y represivas de evaluaciones, el fracaso es la frecuencia.

Por lo tanto, el Censo 2012 y el INE tiene varios retos y desafíos: conservar un mínimo de fiabilidad técnica y científica; respeto por la voz de los pueblos indígenas en materias que les involucran; buscar el consentimiento previo, libre e informado de los pueblos para la nueva versión de pregunta censal tal como se los exige el Convenio 169 de la OIT; avanzar en la producción de datos necesarios y válidos como el uso y conservación de los idiomas indígenas.

El argumento que nos dio el Director del INE en el año 2000, de cuyo nombre no quiero acordarme, explicaba que el costo adicional e inalcanzable de incluir una pregunta sobre idiomas indígenas era el freno para modificar la matriz de preguntas del Censo.

Quizás hoy pueda el INE sacarle un ala a los 20 mil 200 millones que ofreció el Gobierno en la Mesa del Ñielol o seguir insistiendo en el viejo adagio que compartí con el maestro de las cifras honestas Pedro Chakiel, sólo debemos creer en las estadísticas que nosotros mismos manipulamos.

Por Fernando Quilaleo

Periodista


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