El estado actual de Chile institucional, sectario, excluyente y perverso, se debe a que no se ha iniciado lo que los políticos e historiadores denominan “transición política”, y no se ha iniciado, porque los responsables fueron actores desde antes de esa larga noche llamada dictadura militar, y hoy están enquistados en ese andamiaje donde uno de sus mejores rostros, es el sistema binominal, del cual se habla, se critica, se menciona como injusto, pero verdaderamente no se ha hecho nada por cambiarlo.
Ninguno de los presidentes post dictadura militar ha impulsado los cambios que son necesarios para el país, se han negado al consultarle al pueblo, que es el pueblo el verdadero actor y protagonista de la historia, no los sujetos a los cuales se les pide el voto en el periodo electoral, esa practica que hacen casi todos, para instarle en el Congreso Nacional.
Hay muchas razones para entender la negativa de iniciar la transición, que la encontramos en los acuerdos que indudablemente debieron haberse acordado entre el bloque político actualmente en el gobierno, la Concertación y las Fueras Armadas. No es comprensible, que los militares hayan estado 17 años ejerciendo el poder absoluto, dejaron miles de muertos y desaparecidos, torturaron a miles de personas, dejaron una Constitución Política a sus medidas, y se volvieron a sus cuarteles. La dictadura militar contó con el apoyo norteamericano, y de los intereses de la burguesía chilena. Los militares gobernaron para ellos. ¿Es que las Fuerzas Armadas, son aquel segmento que estará siempre para defender los intereses de un sector muy específico de la sociedad?
Todos los presidentes de la Concertación han manifestado que la “transición” avanza, cuando en justo honor a la verdad, nunca se ha iniciado.
Es particularmente interesante recordar el caso Pinochet en Londres. El más importante y fundamental, es que este caso aportó al derecho internacional una fuerza nunca antes obtenida, establece que los gobiernos pueden intervenir en casos delitos de lesa humanidad, pueden ser parte y pedir el procesamiento de quien los comete o los manda a cometer Pero también dejó al descubierto las granjerías y beneficios que tenía el dictador hasta ese momento, una impunidad e inmunidad absoluta.
La detención en Londres de Pinochet rompía así, uno de los principales acuerdos entre las FFAA y la Concertación; Pinochet era intocable, no sería nunca investigado ni en sus fortunas, ni en sus relaciones con las prácticas del terror que se efectuaron bajo la dictadura. La caída en desgracia del dictador obligó a los otros poderes del Estado a dar un paso al lado, se sabía de sus fortunas, de su enriquecimiento ilícito y los norteamericanos deberían saber también, que era un traficante de armas.
Chile es una democracia trunca, un país a medias, y lo es porque los actores más importantes, aquellos que los acontecimientos los fueron instalando en esos lugares de determinaciones importantes, habían sido parte del engranaje que firmó los acuerdos, los que estuvieron en las negociaciones. Las Fuerzas Armadas no entregaron el poder porque haya ganando el NO, entregaron la facultad de gobernar porque Chile quedaba de la forma que ellos lo habían construido. Ninguno de los pasos que dio y ha dado la Concertación está fuera de la Constitución, el modelo institucional ha sido respetado, y eso es de acuerdos. Chile puedo haber hincado un recorrido diferente sin duda, pero no ha sido porque la Concertación está cautiva del modelo, ellos se amarraron al proyecto militar, eso cercena y quita la voluntad de cambios profundos en millones de chilenos.
No podemos esperar que con un nuevo presidente de Chile de la Concertación, se puedan realizar cambios estructurales. Frei gobernó sólo para empresarios chilenos y las empresas extranjeras. Fue mal presidente porque durante su gobierno seguía existiendo el sistema educacional pobre, que concede mejores beneficios a la educación privada, desmedro de un derecho humano fundamental que es de una educación digna y de calidad para todos los chilenos.
Nada intento hacer Frei cuando fue presidente, con relación a la Ley el Cobre, que le entrega el 10% de la venta a las FFAA. Nada intentó para detener el saqueo que hacen las empresas mineras extranjeras de nuestras riquezas básicas. Nada intentó hacer Frei para que los chilenos que están viviendo en le extranjero, puedan votar. Nada intentó hacer Frei para buscar soluciones definitivas a los problemas pendientes con los países vecinos.
Eduardo Frei, uno de los dos candidatos de la Concertación, hizo lo imposible para que Pinochet no fuera juzgado en España por los crímenes que cometió y mandó a cometer durante la dictadura. Frei escribió al mismísimo Rey de España, para que intercediera entre los político españoles a fin de detener el proceso de extradición. Fieles acólitos de esa campaña, también lo fueron parlamentarios y dirigentes socialistas. La Concertación al completo, manifestó que Pinochet sería procesado en Chile. Millones se han conformado con le juicio de la historia, que deja a las Fuerzas Armadas como un grupo de cometió delitos extremadamente graves, que traicionaron a Chile robando dinero público, en beneficio personal. Eso lo amparó a sabiendas, la Concertación, y Frei cuando fue presidente.
Chile, al que todo le sentimos afecto, no puede seguir postergando una refundación que se hace indispensable. No van a llegar los tanques rusos frente a La Moneda, ni los niños serán llevados a Moscú como se proclamaba en 1964, en la campaña del terror en plena locura de “la marcha de la patria joven”. Nadie quemará iglesias, ni le colocará bombas como lo hacían algunos oficiales de las FFAA durante la dictadura.
Chile necesita ahora esos cambios que llegarán desde una izquierda, que tiene la capacidad de hacer de este país más humano, justo y solidario. En un mundo globalizado, es posible hacer transformaciones serias que vayan en beneficio de millones de esperanzados. Chile tiene en su interior miles de personas que viven en el margen de la extrema pobreza, y eso no es consecuencia de la “guerra fría”; es porque el sistema que actualmente impera, lo permite y no tiene importancia, un bono en dinero, no resolverá el mal endémico del pobre.
La izquierda si quiere dar importancia a todos los chilenos, los necesita para convertirlos en los actores de su propio destino. La izquierda inicia un recorrido que puede llegar a La Moneda, en ese enorme trabajo al que todos están llamados a participar, deberá competir con la derecha, y los dos candidatos de la Concertación.
La única amenaza constante que existe es la pobreza, es el actual modelo económico, que aun cayéndose de podrido, y responsables de una crisis muy seria, no se hace nada por cambiarlo, todo lo contrario, se doblan esfuerzos para salvarlo.
La izquierda llegará a La Moneda, inevitablemente.
Por Pablo Varas