La izquierda chilena no tiene nada que ver con la izquierda vasca, que ha ganado muchos municipios en ese país ocupado por España y ha convocado a los munícipes a participar y contribuir en la toma de decisiones, hacer asambleas barriales y acrecentar el papel protagonista de los vecinos.
Esos nuevos municipios han cambiado radicalmente el panorama político de Eskal Herria (País Vasco), por lo que no pueden ser dados a conocer o divulgados por ninguno de los partidos de la izquierda chilena, habiendo dado un enorme salto cualitativo no sólo por la fuerte votación a su programa, sino por los efectos estimuladores que ello ha tenido, convocando a las calles y a las asambleas a muchos vecinos que han perdido la fe en los partidos tradicionales, ya que sólo piden el voto, una firma y salir a las calles cuando ellos convocan. Y no es que aquí no lo sepan o desconozcan, pues lo tienen en la nariz, ya que reciben los noticieros vascos y miran la página web de Rebelión, donde se ha podido acompañar la decisión de ETA de suspender las acciones armadas para que los sectores organizados localmente de la población pudiesen ocupar los municipios de forma pacífica y democrática.
Y así fue, la izquierda vasca fue capaz de bajar las armas y adaptar las posturas políticas a los nuevos tiempos, tiempos de participación y de construcción local, pero rompiendo con el pasado de las burocracias partidarias que “en nombre del pueblo” usaban y abusaban del aparato del poder. “No más en nuestro nombre”, es la consigna que recorre campos y ciudades de México, Colombia, en las movilizaciones ecologistas y estudiantiles chilenas, donde se ha manifestado claramente mediante carteles de “Avanzar sin partidos”, en España, en Grecia y países árabes. Eso no puede ser casualidad como para doblar la página tan tranquilamente. Hay que meter el bisturí hasta bien adentro.
¿Qué entendemos por tiempos de participación y construcción?
Hasta ahora, mientras los dejemos, nadie participa, sino que le hacen creer que está participando cuando decide “quien” va a dirigir los asuntos públicos estatales. Cada cierto tiempo la gente es convocada a emitir el voto para luego regresar al encierro de sus casas como ovejas mansas, para dejar el terreno a los partidos, que ya se encargarán ellos de negociar como buenos compadres entre la derecha, el centro y la izquierda, como han hecho con la Confech, que la han llevado a presentar sus propuestas adecuadas por el debate, la presión y la insistencia de los burócratas en su interior, a las conversaciones entre bambalinas con el Gobierno, apareciendo ahora Piñera con la propuesta de reformas constitucionales, es decir, una propuesta altisonante que se corresponde en una pequeña parte con los requerimientos estudiantiles, pero que no dice nada, pues se ha transferido el bastón de mando a los partidos, en tanto los estudiantes tendrán que quedarse quietos para dejar a los parlamentarios debatir sobre dichas reformas, a menos que el empuje de los sectores más consecuentes impida bajar las movilizaciones.
Sin embargo allí no hay nada de participación, sólo acarreo para “mostrar” fuerza y hacer oir la voz para intentar influir en quienes tomarán las decisiones “en lo alto”, legitimando de manera prosaica el hecho de que el hombre propone y dios dispone. Se organiza, moviliza y lucha para pedir o exigir, para luego pasarle todo el fruto de la batalla a los partidos, que podrán así seguir siendo los iluminados y escogidos del Olimpo. Así la “participación” en las instituciones que sustraen la capacidad de hacer de la gente para ”delegarla” y transferirla a los partidos, no es tal, sólo tongo. Allá arriba van a negociar para quedar todos contentos y luego con palos, caballos y lacrimógenas imponer los nuevos acuerdos a los que no se quieren tragar el cuento.
Por eso, en vez de “delegar” la capacidad de la gente a los partidos, resulta hoy día más práctico y consecuente evitar hacerlo y disponerse a construir, es decir, desplegar la potencia y hacerlo desde abajo. El problema es que los partidos nos han metido ahora el tema del cobre, haciendo creer que es un problema de gobierno. Y como este gobierno no lo quiere hacer, se instala, o se pretende instalar en la gente que hay que cambiarlo, o sea, seguimos con lo mismo: sólo otro gobierno puede hacerlo, otra “delegación”. Sigamos pasivos muchachos! Sólo a reclamar y reivindicar, que algo saldrá de todo esto. Así la creatividad e iniciativa se “canaliza” sólo para pedir, exigir, denunciar, reclamar, pero, por favor! nada de “hacer”, nada de construir. Eso de construir queda sólo para las negociaciones partidarias por arriba que harán nuevas normas para dirigir el ganado.
Construir es la antítesis de delegar, sólo que ahora el debate queda circunscrito a “contruir qué”, qué es lo que podemos construir con nuestras manos? Para eso hay que mirarse y hacerse la pregunta con el vecino, la vecina, el compañero de estudios o de trabajo, es decir aquellos que tenemos cerca en la cotidianeidad, no sólo la multitud manifestante de los que se reúnen una vez y luego regresan a su dispersión. Preguntando caminamos dicen los zapatistas. Caminante no hay camino, se hace al andar, dice el poeta. Andemos pues, pero juntos con aquellos que están próximos, los que vemos día a día. O sea, el tema principal viene siendo ahora quiénes son los caminantes, los que hacen camino, los que construyen, el sujeto del cambio.
Algunos estudiantes han salido de las aulas tomadas y se apersonan en barrios para auxiliar a salir de las casas y desarrollar iniciativas entre la población, ese es un buen ejemplo que debe multiplicarse. Se identifica y reconoce el ámbito del barrio como espacio concreto del cambio y de la presencia del sujeto que lo hace. Otros organizan entre los estudiantes que ocupan recintos educacionales grupos de combate y salen a instalar barricadas, lo que ayuda en la construcción de conciencia participativa con el cuerpo, pero corre el riesgo de hacer creer que es mediante la acción de grupos separados de la población que puede hacerse dicho cambio y al final terminan siendo seguidores de algún colectivo de afinidad, sea anarquista para vivir el cambio con sus cuerpos, sean rebeldes para fortalecer los destacamentos de lucha y con ello sólo consiguen dividir más a la población, resultando ganadores aquellos que tienen sus estructuras atadas a la lucha por el poder. Hay muchos anarquistas, rebeldes, autónomos y gente de diversas corrientes o sin corriente ninguna, que en vez de hacer eso, dedican sus esfuerzos a la autoorganización local, pero nadie sabe para quién trabaja. Hay municipios donde hoy día el PC ha conseguido atraer grupos y personas de izquierda para envolverlos en las elecciones municipales aprovechando todos los factores que ellos mismo han colocado en el tapete propagandístico de la lucha estudiantil, como el Colegio de Profesores, la superstar presidenta de la Confech, Cuevas de los trabajadores del cobre y otros más. Muchos compañeros se dejan influir por ese marketing y se suman a conseguir votos municipales para la “izquierda”, reduciendo su potencia creadora a la mera capacidad de “hacer propaganda”, con lo que pierden el potencial y lo meten por el tubo de la estrategia del PC, que tranquilamente maneja el mango y el botón de funcionamiento de la aspiradora. A algunos no les importa, con tal de ganar algún espacio propio, confundiendo estrategia con oportunismo. Ya salió humo blanco y se aprobó el gran acuerdo gran de los partidos de la Concertación con el PC y el MAS de Navarro para ir a las elecciones municipales. Ya te lo dije, dice el mudo. El PC tiene como tarea atraer otros sectores de izquierda, sin embargo ya hay muchos que no pisan el palito. En los municipios donde no llevará candidato a alcalde, que son muuuuchos, el PC apoyará a los partidos concertacionistas o del MAS, pero intentará atraer a la gente independiente en listas amplias para concejales con el objetivo de evitar que surjan candidaturas alternativas de alcalde independiente. Sin embargo las condiciones están dada para levantar iniciativas desde abajo.
En varias comunas del país estás surgiendo pre candidatos independientes a las elecciones municipales, que pueden clasificarse en tres grandes grupos, el primero se trata de aquellos que van a sumarse a los conglomerados partidarios, con lo que dejan de ser independientes y se transforman en mentirosos y la población les pasa la cuenta. Los segundos son aquellos que quieren ocupar puestos de poder, por varias razones, algunas no muy santas y otras marcadas por la ingenuidad que muy bien sabrán aprovechar los partidos. El tercer grupo es de aquellos que forman parte de procesos de autoorganización de la población desde abajo, por cuadras, barrios y localidades, a través de centros culturales, comprando juntos, ferias del trueque, bibliotecas populares, escuelas alternativas, comités de salud, autogestión, empoderamiento, tinkus, batucadas, huertas comunitarias, medios informativos, carnavales, en fin, hay múltiples iniciativas que se encuentran en gérmenes o en pleno desarrollo en casi todos los barrios del país, donde hay que valorar las proximidades y afinidades con las comunidades originarias, en especial mapuche y aymara, las caletas de pescadores, organizaciones de mujeres, homosexuales, algunas casas okupa que trabajan hacia el barrio, etc.; los ejemplos son muchos y hay que estar conscientes de su presencia que contribuye a la construcción de sujetos locales del cambio. Hay que considerar que entre diaguitas y atacameños ha ido creciendo notablemente la autoconciencia identitaria y la organización comunitaria de rescate de sus tradiciones, recuperación de territorios y defensa del medio ambiente.
En este último grupo hay también tres grandes corrientes, la que se define como insuficiente para intervenir en las elecciones municipales y esperan estar más desarrollados, la que define que no es pertinente estar participando en las instituciones locales y las que se sienten dispuestas, independientemente de su nivel de desarrollo, a participar con sus candidatos desde abajo para no dejar la campaña en manos de los partidos, que sabrán envolver a la población en su disputa por cargos reproduciendo la “delegación” como única forma de hacer politica y de hacer democracia.
La izquierda institucional y aquellos no tan institucionales, pero cuyo objetivo es la toma del poder central, saben aprovechar estas diferencias entre las corrientes, personas y dinámicas de construcción desde abajo, por ejemplo sosteniendo que esos candidatos son inconsecuentes, ya que pregonan la autonomía y la autoorganización y sin embargo no vacilan en presentar candidatos, sin embargo, cuando una asamblea local, de diez o cien personas, decide llevar un candidato con el programa elaborado por dicha asamblea, hay un empoderamiento que resulta un grave riesgo para los partidos sistémicos. Y más aún si esa misma asamblea es de personas que se encuentran realizando actividades de economía alternativa, salud comunitaria y otras iniciativas de organización y redes locales horizontales, que sabrán aprovechar la campaña electoral para avanzar en la incorporación de otras personas a las actividades y extender las redes por abajo. La democracia en este caso no está en la elección, sino en la participación y construcción de formas de vida comunitaria que resuelve situaciones y problemas con las propias manos de la gente y que llevan esa práctica hacia las instituciones locales para subordinarlas.
Veamos eso de subordinar las instituciones locales: Por una parte no hay el distanciamiento típico que se da hacia aquellas personas que aún creen en la democracia formal y no se sienten convocadas por aquellos que sólo disparan contra las instituciones, cosa que bien sabe aprovechar el sistema para aislarlos aún más de la gente. Por ello la campaña electoral de los independientes es bien recibida en general por los vecinos, aún más si vemos que los partidos de gobierno disminuyen su aprobación según las encuestas y aumenta el rechazo, lo mismo que sucede con la Concertación y que el Podemos intenta evitar apareciendo en todas partes con sus superstars y atrayendo izquierdistas independientes en cada localidad con el cuento demagógico de la “unidad de la izquierda”, ya que unidad con ellos es hegemonía y subordinación.
Los temas abstractos, lejanos y generales como la renacionalización del cobre o la asamblea constituyente, más bien parecen temas distanciados de la realidad concreta de las necesidades de la población, por más que se diga que con cobre habrán respuestas a esos requerimientos. De ese modo aparece una aparente contradicción entre dos posturas: la primera “con el cobre y la constituyente resolveremos los problemas” y la segunda “con nuestras manos y la participación de vecinos y vecinas resolvemos muchos problemas”. Así, la proximidad de la institucionalidad local permite una mayor comprensión, ya que se trata de poner el municipio a disposición de esas actividades vecinales de resolución de situaciones concretas. El municipio independiente, democrático y comunitario no resuelve problemas, sino que contribuye a las dinámicas organizativas y resolutivas de la población reconociendo el papel de las asambleas locales a las cuales se consulta antes de tomar decisiones. De ese modo el “poder municipal” es subordinado a la soberanía popular, concepto ampliamente comprensible y aceptado por la gente, además de formar parte de los principios constitucionales.
Si no se llega a controlar el municipio, basta un concejal para que su voto condicionado a la consulta asamblearia sea un instrumento educativo y clarificador de las dos posturas: la partidaria que negocia por arriba y decide entre cuatro paredes o la independiente que responde a las asambleas, legitimando con eso el avance de las prácticas democráticas por abajo. Y si no se coloca ningún representante de las asambleas vecinales, la campaña ha servido para acrecentar las dinámicas por abajo y será la oportunidad de levantar un concepto semejante al de municipio autónomo o alternativo que exprese a las asambleas y a la red de actividades autónomas y horizontales. Así, cualquiera sea el resultado, se ha legitimado la creación de esa instancia que coordina localmente la expansión, fortalecimiento y desarrollo de la democracia local por abajo, ya que los participantes y electores que giran en torno a los candidatos independientes lo hacen a su vez en torno a las actividades concretas, de allí que la propaganda partidaria de los otros candidatos es contrapuesta por la organización vecinal donde se mueven activamente los candidatos independientes junto a los vecinos, como un vecino más, efectuando diferentes actividades muy concretas. Los partidos reducen su actividad a la conquista del voto, los independientes amplían su actividad generando y reforzando las dinámicas de participación en la calle y en la plaza, de construcción de huertas, talleres alternativos, construcción con barro y etc.
Por eso en una comuna es suficiente un candidato independiente a alcalde y uno a concejal, aunque consideren en principio que no van a tenr apoyo o conseguirán pocos votos, eso no interesa, pero deben contar con un equipo de trabajo que impulse las actividades, convoque a una primera asamblea y se recoja el sentir de los vecinos, anote a los interesados, los prepare y comiencen a efectuar tareas de economía alternativa y demás que promuevan el cambio eficaz de formas de vida. De haber condiciones en otro barrio, debería llevarse otro candidato a concejal que junto al candidato a alcalde promuevan la práctica asamblearia y de actividades diversas entre esos otros vecinos. Lo mismo hacia y en otros barrios, hasta llegar a un número equivalente a la mitad de los concejales del municipio, que si son diez, el máximo deben ser cinco candidatos divididos por territorio específico donde se realizan las actividades tendientes a la incorporación de población a encontrarse para elaborar y ejecutar su programa.
Así la campaña electoral no apunta a “ganar” ni a ocupar un puesto, sino a darle otro sentido, de acrecentar la autoorganización vecinal. La presencia de candidatos independientes subordinados a las asambleas en varios municipios del país, servirá de referente para la población en general hastiada de los partidos. Así, aunque en principio parezcan comenzar en alguna comuna con debilidad, la sola presencia nacional y plurinacional de otros candidatos independientes que se asientan en asambleas vecinales, por pequeñas que sean en su partida, les servirá de estímulo y legitimación. El debate nacional, la academia, Facebook, Twitter, los medios de incomunicación y los comunicadores alternativos tendrán que incorporar y reconocer la presencia de esos candidatos independientes asamblearios, democráticos y comunitarios, por lo que la población local tendrá que preguntarse si hay algo de eso en su localidad y los buscarán, siendo allí el momento de presentarles la opción práctica de incorporarse a las actividades junto a otros vecinos. Esos candidatos populares independientes serán duramente cuestionados por los partidos, pues se juegan el pellejo y los dineros que les paga el Estado por cada voto, lo que aumentará el debate y la información al respecto. Serán muchos los que verán con simpatía que hay alternativas fuera de la partidocracia.
Por ello es necesario que los que no están inscritos, los que se abstienen, votan nulo o blanco, así como los votos críticos y militantes frustrados por las negociaciones por arriba de sus jefes, puedan sumar fuerzas en las campañas locales, contribuir en la organización vecinal, estimular el debate en las asambeas y puedan votar masivamente por las candidaturas independientes. La presencia de miles de votantes alternativos que por su vez se organizan por abajo podrá ser una fórmula eficaz de cambio en las localidades para emprender desde allí cambios mayores, primeramente hacia las comunas vecinas extendiendo lazos de economía directa y redes horizontales de todo tipo y luego tal vez iniciar los trabajos para una nueva Constitución elaborada y discutida por las asambleas vecinales. Esa tarea no puede dejarse ni al parlamento ni a una asamblea constituyente de “delegados”. Por ello es necesario también que los movimientos sociales aterricen sus actividades hacia las localidades interviniendo activamente en las asambleas y levantando allí sus reivindicaciones llevándolas a la práctica concreta, en especial aquellas medidas tendientes a la defensa del medio ambiente, pues no habrá ley que lo defienda, así como los temas de educación, salud, agricultura, energía, alimentación, transporte urbano, producción, etc.
Si necesita informaciones sobre la legislación para levantar candidaturas independientes, trámites, experiencias de otros países o diferentes necesidades para su campaña y formas organizativas desde abajo, puede comunicarse con [email protected]
Reciba un saludo fraternal
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)