1. Megacapitalistas chinos y capitalismo
Los «high tech» megacapitalistas chinos le dieron un empujón al debate del futuro comunismo, que ni se atrevía a dar el Partido Comunista de China (PCC). Liu Qiangdong, fundador y Ejecutivo en Jefe (CEO) del gigante de comercio electrónico JD.com, con 40 mil millones de dólares en ventas, sugirió en una entrevista con un medio de negocios, que con los recientes avances tecnológicos, China podía llegar a ser una sociedad comunista, sin ricos ni pobres, con todas las compañías nacionalizadas. En el pasado, dijo el magnate, mucha gente pensaba que el comunismo es una idea idealista, «pero con las tecnologías que hemos desarrollado en los últimos dos o tres años, llegué a la conclusión que el comunismo puede ser alcanzado efectivamente en nuestra generación.» Robots pueden manejar todo el trabajo y el gobierno puede distribuir la riqueza igualitariamente a toda la gente, de tal manera que no habrá más ricos y pobres y todas las corporaciones serán nacionalizadas.»
El e-commerce genio Jack Ma, fundador y CEO del Grupo Alibaba –la más grande compañía del mundo en su área, con un valor de mercado de 473 mil millones de dólares– opina, que la economía planeada crecerá y que «con el acceso a todo tipo de datos, posiblemente podríamos encontrar la mano invisible del mercado».
2. Vanguardia y Nueva Era del Socialismo
El espectacular avance del país se lo debe al Partido Comunista de China (PCC), una vanguardia nacional, que desde hace 70 años planea y dirige su futuro. El PCC fue capaz de ganar la guerra revolucionaria a la corrupta burguesía nacional (Kuo Mintang) y a los colonialistas japoneses, bajo el liderazgo de Mao Zedong. Mao desarrolló el paradigma fundacional del Socialismo chino del Siglo 20, la «Nueva Democracia», basada en la autonomía y autarquía (fuerzas propias) del país. En los años 70, el modelo estaba estructuralmente agotado y el Partido decidió adoptar la «Nueva Política Económica» (NEP) de Lenin, llamado por Deng Hsiao Ping de «apertura y reforma». De esta manera, la transición del Socialismo del Siglo 20 al Socialismo del Siglo 21, que se había malogrado en la Unión Soviética, fue exitosa en China. Pero, los grandes logros económicos de la NEP china produjeron corolarios negativos, como la corrupción y los privilegios de los funcionarios. Ante la necesidad de corregir esas deficiencias del segundo modelo, que amenazaron a convertir el Partido de vanguardia en un Partido de élites, el PCC le encargó a Xi Jinping la tarea de realizar las rectificaciones necesarias. De tal manera, que la tercera fase de la evolución planeada de la Revolución, bautizada como el Sueño Chino, The Chinese Dream, entró en vigor en el año 2013. La culminación de los tres modelos dentro de la Revolución, es el 19 Congreso Nacional del Partido, inaugurado anteayer, bajo la doctrina de la Nueva Era del Socialismo chino («Thought on Socialism with Chinese Characteristics for a New Era«). Guiado por «el socialismo científico que está lleno de vitalidad en la China del Siglo 21» (Xi), el PCC proyecta la «modernización socialista» del país del 2020 al 2035. Para el 2050, China será «un gran país socialista».
3. La clase dirigente china
El secreto del éxito del PCC es el principio de la meritocracia, que ha evitado que el originario Partido de Vanguardia Revolucionaria se convirtiera en una elite parasitaria y plutocrática, como sucedió con la mayoría de los partidos políticos en América Latina, Estados Unidos y Europa. Las clases políticas de la zona monroeista (Estados Unidos, América Latina) y de Europa son clases plutocráticas dominantes, no dirigentes. O, ¿alguien con juicio crítico podría detectar huellas de liderazgo creativo, democrático y eficiente en sus máximas figuras políticas, como el vulgar sociópata nuclear Trump, dominado por sus impulsos narcisistas herostráticos y considerado el «más poderoso idiota de la historia» (most powerful moron in history, Larry Flynt); Emmanuel Macrón, el señorito títere francés de Angela Merkel; el represor neo-franquista Rajoy; Her Majesty´s clon trumpista, Boris Johnson; el delincuente político brasileño Michel Temer o el criminal de guerra Netanyahu?
4. La cacocracia burguesa y América Latina
La democracia burguesa liberal ha sustituído el principio de gobernación de los mejores por el principio plutocrático clasista de la «billionaire class» (Bernie Sanders), y el resultado es un sistema de gobierno cacocrático (de los peores). El precio que paga la burguesía como instancia civilizadora por esa involución, es una creciente entropía sistémica y el bloqueo evolutivo de su sistema de gobernanza. La aparición del monstruo fascista del Siglo 21 en el horizonte, con su capo Trump a la cabeza, no es un fenómeno aleatorio. Es la respuesta causal de una civilización que ya no tiene capacidad adaptativa para solucionar los grandes problemas de la humanidad. Condenada por Darwin a la desaparición, amenaza a la especie con el holocausto nuclear. América Latina, conducida por figuras patéticas como Macri, Kuczynski, Maduro, Santos, Temer et al, sin clase dirigente, sin proyecto histórico y sin pueblos organizados, no es más que polvo cósmico en esa dinámica de gigantes galácticos.
5. Narrativa occidental pierde monopolio global
Si se diera la excepcional situación en nuestras universidades castradas, de que, hoy día, un estudiante de ciencias sociales encontrara un profesor honesto y con cerebro, y que le preguntara: ¿cómo debe entenderse el extraño concepto de la democracia burguesa?, el profesor responsable y con cerebro le contestaría: los dos mejores modelos heurísticos para entender ese fenómeno, son el mercado y el burdel. Escoge cuál te gusta más, porque el resultado de tu análisis será esencialmente el mismo.
La deslegitimación de la democracia burguesa, y la cada vez más dramática desigualdad económica global –en la cual 16,5 millones de High Net Worth Individuals (HNWI) tienen prácticamente una riqueza equivalente a todo el PIB anual del mundo, es decir, a toda la riqueza económica creada anualmente por la humanidad (Investment Consultancy Firm Capgemini)– indican una línea de evolución del proyecto civilizatorio burgués, que revela su creciente entropía y su posible colapso o desenlace totalitaria final (fascismo). La batalla global por los corazones y cabezas («hearts and minds«) de la especie trasciende, en consecuencia, el monopolio ideológico dogmático (Fukuyama, Huntington) de la narrativa occidental, en busca de un nuevo proyecto civilizatorio global. Sólo gente trasnochada, como los líderes de Corea del Norte y de Venezuela, pueden pensar que en esta coyuntura global su demagógico discurso del Socialismo del Siglo 20, pueda tener alguna capacidad de movilización y validez política.
6. China y el «soft power global»
En este punto de bifurcación de la especie, la democratización del sistema político estatal y partidista chino; el avance en la construcción del Estado de Derecho universal; el exitoso combate a la pobreza, one of the greatest stories in human history, según el Presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, recordando que China ha salvado «alrededor de 800 millones de personas de la pobreza» y que su desarrollo es responsable de que la proporción de la gente que vive en pobreza extrema en el mundo, se haya reducido del 40% a 10%; el continuo mejoramiento de la economía y de las condiciones de vida, junto con la campaña contra la corrupción, han salvado al PCC del «inevitable» colapso, que la propaganda occidental había pronosticado infinidad de veces, aduciendo el carácter «antidemocrático incestuoso» del sistema de Partido único de Estado.
Hoy día ha aparecido, paralelamente al déficit del «soft power global» del histórico Socialismo del Siglo 20, el déficit del soft power global del capitalismo y su sistema burgués. En el vacío de la orientación estratégica de la especie, la gran misión contemporánea del Partido Comunista de China consiste en evolucionar hacia el ciber-comunismo de Ma y Liu. En otras palabras, de convertir la narrativa nacional del «Chinese Dream» en una narrativa civilizatoria global.
7. Xi, Putin y el Progreso
El 19 Congreso Nacional del Partido Comunista de China no sólo inaugura, como dice modestamente el Presidente Xi Jinping, la Nueva Era del Socialismo en China, sino que reactiva el Socialismo científico del Siglo 21 como alternativa para la especie. Xi Jinping y Putin son, hoy día, indudablemente los mejores líderes y estadistas del mundo. Son los únicos que pueden impedir un fin nuclear destructivo de la humanidad, ante la agresividad hitleriana del neo-fascismo estadounidense. Pero, también son los únicos, que tienen el dominio para poder fomentar y proteger la hazaña de la democracia real post-capitalista.
8. Xi y el Salto de Tigre
A diferencia de la Revolución Francesa, la revolución socialista de Marx y Engels tenía que ser «El salto de tigre bajo el cielo libre de la historia», decía Walter Benjamin, en su trascendental reflexión dialéctica sobre la historia. Albergamos la esperanza de que el Salto de Tigre de la humanidad, el Socialismo del Siglo 21, se inició ayer en el Reino del Medio (中国), con la inauguración del 19 Congreso del PCC por el legítimo heredero de Mao Zedong.
Por Heinz Dieterich
Publicado originalmente el 19 de octubre de 2017 en Aporrea.