Por Jonatan Díaz Herrera, Secretario General Partido Progresista de Chile
Superar el modelo neoliberal no un eslogan, es una declaración de principios que establece los límites desde dónde y hasta dónde se debe consolidar un espacio común capaz de articular la unidad más amplia de las fuerzas políticas y sociales transformadoras.
La Unidad para el Cambio es una fuerza política gravitante en los territorios, que ha consolidado un trabajo sistemático entre los tres partidos que la integramos (Partido Comunista de Chile, Federación Regionalista Verde y Social y Partido Progresista de Chile). No obstante, comprendemos que para vencer la ofensiva neoliberal debemos ser capaces de extender nuestros límites y en esa búsqueda hemos hecho un llamado a los partidos de la Convergencia (PS/PPD/PR) y al Frente Amplio en sus diversas expresiones, a que nos articulemos con objetivos comunes para enfrentar a los conservadores, pero también para construir una alternativa que supere este modelo neoliberal y proponga al país un nuevo modelo de desarrollo.
Hoy la mayoría de la gente no milita en un partido, no está en política, pero la política lo define todo, y es deber de los partidos no solo hacer las cosas bien, sino también recuperar la confianza de la gente. Esto implica no dar un solo paso atrás en la lucha contra la corrupción y la impunidad, eso implica imponer la dimensión ética en la política, como un estandarte de la izquierda y el progresismo, porque esa relación de confianza pasa por decir la verdad, por reconocer quienes somos, no con discursos cosméticos que buscan solapar nuestra labor, somos políticos y somos militantes y queremos reivindicar la política al servicio de la gente, nos toca ofrecer seguridad, nos toca ofrecer garantías, no solo un alternativa más. Por eso apelamos al sentido de unidad y a la necesidad de converger entre quienes aspiramos legítimamente al cambio, para reemplazar a los conservadores del modelo y reconquistar la confianza de la gente.
Una fuerza política emergente no puede ser solamente electoral, debe aspirar a proponer un programa, como la expresión amplia de las aspiraciones ciudadanas más diversas y de sus territorios – esto es – hay que ir más allá de los partidos. Esta definición política se ve impulsada por una dimensión estratégica, un momento político que no solo nos permite, sino que nos obliga a confluir en un espacio común, que reconozca en la comuna el espacio político de cambio y desde donde debemos impulsar la transformación del modelo.
Un marco común debe establecer como horizonte la democratización social, ciudadana, política y económica del país, un espacio que permita alcanzar mayor igualdad social, protección al medio ambiente, crecimiento económico con bienestar, mayor integración y respeto por nuestros pueblos originarios, cohesión social, y regionalización de Chile, para ello necesitamos consolidar la Unidad para el Cambio con un contenido que emane de la más amplia participación desde la comuna.
Necesitamos proponer un nuevo ordenamiento político que nos aleje del esquema transicional que pactó con en el poder económico, que trasladó la toma de decisiones a “la cocina” de unos pocos, aquella que administró el sistema neoliberal profundizando la concentración del poder en unos pocos y que nos llevaron al surgimiento de un sistema que reproduce prácticas corruptas y una relación obscena con el poder económico. La promesa de profundización democrática, mayor transparencia y gobierno inclusivo se dejaron de lado, el esquema transicional del poder no fue corregido.
El sistema político que nos rige carece de legitimidad de origen y se encuentra en buena medida capturado por el poder económico, por lo que debe ser sustituido a la brevedad mediante un proceso deliberativo que concluya en una asamblea constituyente y en un plebiscito que someta una nueva constitución al juicio soberano del pueblo.
Hoy los conservadores, representan un mundo común lejos de la ciudadanía, se han mantenido inmóviles frente a la corrupción porque se encuentran cooptados por el poder económico, han dejado que los poderosos de siempre sigan abusando de las personas y han contado con un sistema electoral a su servicio, que ha perpetuado un modelo y que permitió que un grupo de poderosos comprara conciencias sin importar el color político. Son ellos mismos los que votaron a favor una perversa reforma tributaria que solo agudizará la profunda desigualdad en nuestro país, con ellos no es posible construir unidad.
La unidad es un llamado a construir una alternativa transformadora para el país y eso implica no pactar por pactar, no omitirse por el mero acuerdo de unos pocos, no apoyar a cualquiera en lo electoral, estar disponible a primarias donde no exista acuerdo, porque la unidad busca el cambio y el cambio debe provenir desde la comuna y los partidos también debemos cambiar, para ello debemos ser capaces de construir un programa ciudadano común en cada uno de los territorios y proponer a quien mejor pueda liderar el proyecto colectivo, no al revés. Para esto estamos disponibles a conversar con el frente amplio y la convergencia de partidos socialdemócratas, para proponer una alternativa de futuro y de cambio, pero con un presente que actué en consecuencia de lo que hoy nos demanda Chile. Comuna o nada, unidad para el cambio.
Por Jonatan Díaz Herrera, Secretario General Partido Progresista de Chile