El PRIAN convirtió al nepotismo en una extendida y aceptada costumbre política desde tiempos inmemoriales, y no tienen autoridad moral para opinar nada en contra de ello. A nadie le interesan sus opiniones hipócritas e incongruentes.
El nepotismo es una forma de abuso de poder, en la que se utiliza un cargo para colocar a amigos y familiares en otros cargos o en el mismo cargo, y es similar a la reelección, pues ambos vicios políticos funcionan para la conservación y concentración del poder por una persona o grupo. Por ello, las razones para rechazar el nepotismo son las mismas razones para rechazar la reelección.
El nepotismo proviene de la tradición monárquica que defiende el derecho exclusivo de una élite a gobernar, y que utiliza los cargos públicos como propiedad privada, transferible y heredable a voluntad. Así como hay quien lleva tres legislaturas seguidas siendo diputado, o tres administraciones siendo presidente municipal, hay quienes tienen a medio árbol genealógico cobrando en la nómina de gobierno, desde hace décadas. No se debe olvidar que el Estado también funciona como un medio para mitigar la crisis y el desempleo, ampliando su capacidad de contratación y distribuyendo riqueza a través del pago de nómina.
Existen dos tipos de nepotismo: el administrativo y el electoral. El nepotismo administrativo es aquel que otorga cargos públicos no sujetos a elección popular, desde aquellos de poca relevancia y responsabilidad, hasta mandos medios y de alta dirección, y se ejerce de manera más extendida en el país, por tener un mayor número de cargos públicos disponibles. Este tipo de nepotismo deberá abordarse ampliamente en un capítulo especial, necesariamente. El nepotismo electoral, en cambio, es la forma más extrema de influyentismo, pues se apropia de los cargos públicos de elección popular a manera de reino o empresa familiar. Son conocidos los casos de hermanos y primos que compiten por el mismo cargo en la misma elección, por distintos partidos.
Uno de los grandes problemas del poder judicial es el alarmante nivel de nepotismo que lo convirtió en una agencia de colocaciones, cuya labor fundamental no era impartir justicia al Pueblo, sino ingresar a la nómina a numerosos familiares de jueces, magistrados, ministros, directores y mandos medios, sin importar si están calificados para ocupar los cargos. Y esa es solo una de las razones por las que el nepotismo molesta a la sociedad.
Extremadamente similar a los problemas de la reelección, que los cargos públicos sean ocupados por integrantes de una familia una y otra vez, incluso si fueran buenas personas, implica varios problemas:
- Negar la oportunidad de participar a otras personas.
- Concentrar el poder.
- Incumplir con las obligaciones propias del cargo en funciones por apoyar a familiares que contienden en elecciones.
- Hacer campaña con recursos públicos al no tener que desprenderse del cargo.
- Aventajar a quienes contienden sin cargo público.
- Paralizar actividades al no tomar decisiones arriesgadas por temor a perder electorado.
- Perder al electorado inconforme con la postulación de un familiar del funcionario en turno.
Y en la amplia mayoría de los casos, los perfiles derivados del nepotismo no son buenas personas: desde los Yunes, en Veracruz, siendo candidatos a gobernadores padre e hijo, consecutivamente; los Moreira, en Coahuila, siendo gobernadores los hermanos Humberto y Rubén; los Murat, en Oaxaca, siendo gobernadores padre e hijo; Enrique Peña Nieto, su primo Alfredo del Mazo y su tío Arturo Montiel, siendo los tres gobernadores del Estado de México; o los Moreno Valle-Alonso, en Puebla, donde Martha Érika y su esposo fueron gobernadores. Y la lista de casos es lamentablemente larga.
Para terminar con la herencia de los cargos públicos no hace falta la creación de un marco jurídico, sino voluntad de hacer las cosas de manera ética y congruente. Morena tiene experiencia de vanguardia política en la que se ha adelantado a hacer las cosas bien y en apego a la voluntad popular, esté o no plasmado en la ley. Por ejemplo, cuando las diputadas y diputados de la primera bancada de morena en 2015 rechazaron el seguro médico privado y se afiliaron al ISSSTE, como todos los demás servidores públicos; o como cuando donaron la mitad de su sueldo al partido y a los afectados por los sismos de 2017, en apego a los principios de austeridad republicana.
Si la 4T permitiera postular como candidatos a familiares de funcionarios hay un alto riesgo de implosión política, pues los ánimos de la militancia de la 4T de combatir al régimen de corrupción se mezclarían con los ánimos de nuestros adversarios de ver que la 4T se fisure. Y solo hace falta una grieta para encontrar la manera de partir un monolito. Además, estaríamos fallando en preceptos éticos muy básicos, y en consecuencia, sería muy fácil fallar en los que requieren un mayor anclaje a los principios.
Los beneficiarios del nepotismo han declarado que se debe respetar la decisión del Pueblo, en caso de ganar la encuesta. Quienes piensan así no le aprendieron nada al Presidente Andrés Manuel López Obrador, que aunque miles de personas querían que se reeligiera o fuera candidata la Dra. Beatriz Gutiérrez Müller, su esposa, siempre dejó en claro que eso no sucedería jamás, primero porque está prohibida la reelección, pero además porque él mismo es maderista y está en contra de la reelección y el nepotismo. Es un gran problema desconocer la historia de nuestro país y empeñarse en gobernar, porque no se aprende de los errores, se gobierna a lo pendejo y sin rumbo ético.
Pero yo le aprendí bien al Presidente AMLO que no basta con ser una buena persona, también hay que parecerlo.
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