*Israel Velázquez G.
Puebla arrastra una larga tradición en la que a cargos políticos llegan personas relacionadas con la delincuencia, organizada o no: sea porque los partidos carecen de controles y filtros para elegir a quienes postularán como candidatos, o porque aunque los tengan, no los aplican… y también porque los electores somos pasivos.
Imperan los compadrazgos, las tradiciones caciquiles, el pago de favores, el tráfico de influencias y todo eso va con cargo al erario que además de pagar los salarios de los funcionarios, soporta que no sean capaces de tomar decisiones.
Ese nulo control llevó a que ya en el poder un gobernador como Mario Marín Torres haya confabulado con un empresario como Kamel Nacif Borge para darle un “coscorrón” a la periodista Lydia Cacho. El caso más reciente es el del alcalde de Tecamachalco, Ignacio Mier Bañuelos, que llegó al cargo más por ser hijo de un diputado federal de Morena que por tener ¡ay!, capacidad probada.
Entre ambos, Marín y Mier, caben más de 50 nombres que antes, durante o después de ejercer un cargo de elección popular han estado inmersos en crímenes y delitos; la mayoría de ellos, sin embargo, no alcanza ni juicio ni castigo, más allá del que impone la no muy larga memoria de los poblanos.
¿O alguien olvidó ya a Los Valencia, familia de la región de Venustiano Carranza, que controló el trasiego de huachicol en gran parte de la Sierra Norte de Puebla? Y que a decir del propio Miguel Barbosa Huerta “Mario Marín los encumbró, Moreno Valle los utilizó en sus afanes de control, Tony Gali los hizo sus socios y Martha Erika Alonso los convirtió en sus operadores políticos”
Es tiempo de que la sociedad de Puebla reconozca que sus autoridades no tienen la capacidad que requiere y eso, reconocerlo, empieza por volver a conocer las plataformas de los partidos, las de los candidatos, a cuestionar, a dudar de aquellos que con puras buenas intenciones pretenden hacer negocios para vivir del presupuesto público.
No olvidemos que hace no mucho la entonces primeriza candidata Claudia Rivera Vivanco hacía campaña repitiendo “Yo sí tengo un plan”, y que este mismo 2021 un nuevo candidato hizo campaña con el slogan “Experiencia para corregir el rumbo”. Aquí, en la ciudad capital del estado.
No es normal, no nos acostumbremos a más alcaldes como Mier Bañuelos, como Ignacio Salvador en Ajalpan; a más gobernadores como Mario Marín, a más policías como Alejandro Santizo en Tecamachalco o a aquellos como Marco Antonio Estrada López y Tomás Méndez Lozano, director y Jefe de Grupo de Operaciones Especiales de la Policía Estatal Preventiva, detenidos estos dos últimos por ordeñar ductos de Pemex en tiempos del exgobernador Rafael Moreno Valle Rosas.
Tampoco hay que admitir a aquellos que sirviendo a funcionarios de alto nivel operan con un bajo perfil, pero hacen daño a la democracia de este país, como Manuel López Arroyo, ex delegado de la Sedatu y ex presidente municipal interino en Zacatlán de las Manzanas, durante la gestión de Juan Carlos Lastiri Quirós; López Arroyo fue vinculado a proceso por la llamada “Estafa Maestra”.
Vista superficialmente, la incapacidad de nuestros gobernantes y de quienes los acompañan en la administración y en el ejercicio de poder, parece circunscribirse a las paredes de las oficinas, pero salta por todas las rendijas.
Y ellos, refugiados más en la ocurrencia disfrazada de estrategia, se inventan cosas como Vecino Vigilante, para que sean los ciudadanos quienes los sustituyan en una responsabilidad que por ley le corresponde a los gobernantes.
¿Alguien se siente seguro cuando se le aproxima una patrulla?, ¿al viajar en transporte público?, ¿al abrir un negocio?, ¿al dejar que sus hijos vayan solos a la escuela?, ¿que sus hijas vuelvan solas por la noche de sus trabajos?
¿Tenemos que enrejar nuestras casas? No. Debemos vigilar que las autoridades cumplan su deber, exigirles, demandarles, sean priistas, panistas, morenistas… y eso empieza desde que los partidos eligen a quienes postular.
No tenemos que votar por el menos malo, sino por el mejor. Aspiremos a eso, como ciudadanos.
Al Margen
Visto está que nadie tiene un censo de ambulantes en la ciudad de Puebla. El 4 de noviembre de 2018 la entonces novata alcaldesa Claudia Rivera Vivanco, de Morena, dijo que haría uno para actualizar el padrón de ambulantes de la ciudad de Puebla y que sólo pudieran vender los que tramiten un permiso en el ayuntamiento.
Tres años después, este 24 de noviembre de 2021, el ya no inexperto presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, panista, aseguró que ha solicitado un padrón de ambulantes a los líderes de las 23 organizaciones para conocer habilidades, perfiles y lugar donde viven para ¡ofrecerles puestos de trabajo!
Así no se puede…
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* Periodista. Director Editorial de https://www.elciudadano.com/noticias-puebla/. Originario de Guanajuato y radicado en Puebla. Ha colaborado en los periódicos Milenio, El Financiero, La Silla Rota, Correo de Guanajuato, El Popular de Puebla y AZ de Xalapa; diplomado en Periodismo de Investigación en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México-Proceso y diplomado en Periodismo de Investigación en el CIDE.