Estos últimos días se ha mostrado con claridad la estrategia de la ultraderecha para lograr que gane el rechazo, ellos pretenden que todo Chile odie a los indígenas tanto como ellos lo hacen. Repiten una y otra vez «Constitución Indigenista» con desdén, menoscabo y desprecio. Un mantra terrorífico que busca normalizar sus propias convicciones en toda la población, de esa forma, cuando escuchamos la palabra «Indigenista» luego de palabra Constitución, lo entendamos todas y todos como algo negativo, despreciable y a rechazar.
La derecha, quien supuestamente más defiende la propiedad, no tiene ningún interés de abrirse al debate respecto de la propiedad indígena, ¿No es acaso legítimo que quien fuera injustamente expropiado o robado pueda reclamar lo que fue suyo o de su familia? Acá se puede ver con claridad el racismo, están de acuerdo con proteger la propiedad de grandes empresarios, pero NO la propiedad indígena.
Es falso que la nueva Constitución proponga criterios de desigualdad entre las personas y mucho menos privilegios. Lo que hay, es simplemente el reconocimiento de derechos negados por cientos de años a las naciones originarias. Para de esa manera comenzar a reparar nuestra historia y dejar de destruir culturas vivas. Si de privilegios se tratara, mucho más debimos haber avanzado en esta constitución en contra de los que se creen dueños de Chile.
Es deber de toda persona que no comparte el fomento al racismo y la discriminación, detener esta campaña, pues mucho más allá de lograr su objetivo, puede incluso cambiar nuestra cultura para siempre, no permitamos que el odio de la ultraderecha se propague por Chile.
En fin, debemos ser un bloque contra el racismo. Y comprender que la nueva Constitución puede ser un camino para resolver los conflictos históricos que hasta el día de hoy afectan a cientos de chilenas, chilenos e indígenas.
Por. Janis Meneses Palma. Constituyente.