¿Debería preocuparnos el regreso de la extrema derecha con José Antonio Kast?

En las pasadas elecciones presidenciales en Chile, el candidato José Antonio Kast sacó un 8% de los votos evidenciando un dato importante: hay un porcentaje de chilenos que se sienten identificados con un discurso excluyente, antidemocrático, de revalorización de lo militar, que rechaza los cambios experimentados en nuestra Transición a la Democracia, aspirando a borrar […]

¿Debería preocuparnos el regreso de la extrema derecha con José Antonio Kast?

Autor: paulwalder

En las pasadas elecciones presidenciales en Chile, el candidato José Antonio Kast sacó un 8% de los votos evidenciando un dato importante: hay un porcentaje de chilenos que se sienten identificados con un discurso excluyente, antidemocrático, de revalorización de lo militar, que rechaza los cambios experimentados en nuestra Transición a la Democracia, aspirando a borrar los avances en materia de aborto, de igualdad de género, entre otras cosas.

Tal elemento no cabe pasar por alto. A simple vista, podría decirse que el discurso de Kast se caracteriza por su irracionalidad. Pero en realidad tiene una coherencia interna que le da un estilo específico a él y a sus partidarios.

¿Debería preocuparnos el regreso de este tipo de pensamiento de extrema derecha representado en José Antonio Kast?  ¿Qué tipo de extrema derecha estaría representando? Lo cierto es que hay un contexto político que le está dando cimientos a este discurso extremista, sobre todo en este nuevo escenario donde Sebastián Piñera gobernará por segunda vez.

Antes de responder a la interrogante señalada, cabe decir al respecto que el término extrema derecha (término discutible, pero que utilizaremos en este escrito) refiere a una corriente ideológica posicionada en la derecha, que a menudo tiene un discurso contrarrevolucionario y por lo tanto conservador, con un énfasis en la valorización de lo nacional y una nostalgia por un pasado idílico, que estaría dado por un régimen de autoridad (en este caso la dictadura cívico militar) y, por último, con una clara tendencia hacia la exclusión.

Sin perjuicio de esta constatación, podríamos decir que, en términos generales, la extrema derecha tendría tres categorías: 1) aquella que sostiene un discurso de odio abiertamente; 2) aquella que se presenta con un discurso legalista, pero que resguarda no parecer tan extrema; 3) aquella que se presenta como un movimiento nacional populista, que sostiene un conservadurismo político, más no partidario.

¿En qué categoría podría ubicarse la posición de Kast? Desde ya –a nuestro juicio- podría ubicárselo en la tercera categoría (al menos eso deja en claro con sus dichos extremistas), puesto que pretende presentarse como un movimiento que rescata los valores del “pinochetismo” o el legado de la dictadura cívico militar. En cierto modo (aunque las comparaciones siempre son odiosas), podríamos estar en presencia de un Trump chileno.

No es menos importante señalar, por otra parte, que el extremismo ideológico de Kast no está tan alejado de lo que se escucha cotidianamente en algunos sectores de la sociedad chilena. Dicho en otras palabras, un discurso violento que -lamentablemente- se ha ido normalizando.

Eventualmente el estilo de José Antonio Kast, en fin, permite una conexión de sentido en ciertos sectores de la derecha, con una ideología clara, que apunta a la desigualdad natural entre los seres humanos, apología a la propiedad privada y a las fuerzas armadas como reserva moral de la nación. En ese sentido, no hay que considerar las ideas de Kast como incoherentes ni mucho menos irracionales. Sería un error.

Por último, habría que visualizar a futuro en qué medida estas ideas podrían ampliarse –como ya lo decíamos arriba-, en otros sectores de la derecha chilena.

 

Fabián Bustamante Olguín

Área de Humanidades/FCFM-U de Chile


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