Los procesos de maduración de las contradicciones dentro de un sistema basado en la explotación y la acumulación de poder y riqueza, produce desigualdades que amenazan la gobernabilidad y la llamada “estabilidad social”.
Al mismo tiempo, como parte de las contradicciones, nunca han estado más cercanos socialmente “los que viven con sus manos y los ricos”.
Los empresarios, las pymes rurales y urbanas, la posición “social” de las denominadas profesiones liberales cómo médicos o abogados, no responden a la idea de “rico” que se tenía hasta hace unas décadas; se han proletarizado.
Los bancos son los dueños reales de sus propiedades, la hipoteca a favor de la banca los hace “arrendatarios” y no propietarios. Viven para pagar, como lo hace la mayoría de los trabajadores del campo y la ciudad.
La crisis de los partidos, como sucede en Chile, pasa por su incapacidad de interpretar la realidad actual. La administración del poder les impide ver y a lo más consideran que algunas ayudas de última hora, podrán rehacer las condiciones que les han permitido acceder al poder como gobierno y “oposición oficial”.
Si los partidos no se democratizan, será la realidad la que impulse un movimiento social diferente, nuevo, inédito.
La crisis es la madre de lo nuevo.
Los años 30, con el fin de la importancia comercial de las salitreras, creó condiciones de unidad y visiones de país, con la idea de apoyar el desarrollo interno, de sustituir importaciones.El diseño económico logrado por los gobiernos radicales fue una respuesta a dicha crisis.
Hay temor, prefieren hablar de la gente y no del pueblo.Los grupos económicos que dominan la economía tienen miedo a lo nuevo,a que de las mayorías actuales venga una propuesta y un liderazgo distinto al que los mantiene en el poder. Hablan del peligro de “caer en el populismo”.Así llaman a su temor por las mayorías.
Invierten sin reserva en todo aquello que pueda disminuir el riesgo de dejar el poder. Se esfuerzan en desinformar, en distraer la atención, de manera que el pueblo no logre visualizar su propia fuerza y el potencial de su unidad.
Tenemos en el caso chileno una suerte de “condición social obesa”, alimentada por información chatarra, por la manipulación comunicacional, la destrucción y el desmoronamiento del valor de las organizaciones. Todo ello ha posibilitado que en estos años, las mayorías no logren una visión común y que sigan votando por aquellos que no representan sus intereses.
Chile es la primera experiencia neoliberal Latinoamérica y será la última en ver el despertar de su pueblo.
Antes otros países han reaccionando y generado nuevas condiciones de participación que les permiten que el pueblo tenga lo que es del pueblo.
Por Samuel Jiménez Moraga