Con el objetivo de aportar al desarrollo de nuevas políticas públicas -y respondiendo a una evidente falta de recopilación de datos sobre el género- el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género presentaron este miércoles un nuevo sitio web sobre Estadísticas de Género.
El espacio ya se encuentra disponible en www.ine.cl/genero y reúne un total de 34 indicadores, clasificados según diversas áreas de autonomía para las mujeres: física, económica, en la toma de decisiones y los procesos de aprendizaje para el cambio cultural.
La web en cuestión permite aglutinar en un sólo espacio diversas cifras relacionadas con la realidad del género durante los últimos años, en temas tan urgentes y delicados como la violencia contra las mujeres, la maternidad adolescente y la participación de éstas en gobiernos locales y organizaciones sociales. Además, entrega datos sobre el mercado laboral, la pobreza y la educación.
La ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Claudia Pascual, explicó que “contar, por primera vez en nuestro país, con un sitio con información sobre las realidades de las mujeres y su calidad de vida es un paso significativo en la lucha por terminar con las desigualdades de género. Sabemos que las mujeres enfrentan distintas discriminaciones y para superarlas es importante que esa información sea visible, tanto para quienes toman decisiones de políticas públicas, investigadores, como para la ciudadanía en general”.
La secretaria de Estado recalcó que el trabajo de la Subcomisión de Estadísticas de Género ha cruzado colaboración con distintas instituciones, lo que da la opción de tener un panorama más completo sobre las realidades que las mujeres enfrentan en las distintas áreas.
Por su parte, la directora nacional del INE, Ximena Clark enfatizó que es esencial que exista un espacio que recopile estadísticas de género que cumplan con estándares internacionales. «En esa línea, creemos que los indicadores de género que hoy presentamos, y que han sido definidos como prioritarios para el seguimiento del avance de las mujeres Chile, serán un aporte tanto en futuros estudios académicos como políticas públicas relacionadas con la mujer en Chile».
LAS CIFRAS DE LA VIOLENCIA FÍSICA
Los datos, que fueron validados técnicamente por el INE, cruzaron información con los ministerios de Salud, Desarrollo Social, Economía, Fomento y Turismo, Educación, Interior y Seguridad Pública, entre otros. Además, se sumó la información aportada por el Servel, el Poder Judicial, la Dirección del Trabajo y la Agencia de la Calidad de la Educación.
Dentro del mes siguiente, la información será actualizada y se espera que en el corto y mediano plazo se puedan ir agregando indicadores de representatividad regional y nuevos indicadores relevantes.
Las cifras ya evidencian algunas realidades que llaman la reflexión. Por ejemplo, en el ámbito de Autonomía Física de las Mujeres, los femicidios consumados, las estadísticas consideran un espectro más amplio que la ley, tal como lo han demandado las organizaciones feministas. Así, no sólo se consideran como femicidios aquellas muertes de mujeres ocurridas en el contexto de matrimonio o convivencia, sino también aquellas que han sido asesinadas por sus ex parejas o pololos, por ejemplo.
En este sentido, se evidencia que los femicidios consumados se han mantenido sobre los 40 casos por año, llegando a 45 durante el 2015. Sin embargo, el número de femicidios frustrados aumentó desde 76 (año 2013) a 112 durante el año 2015. En términos de tasas, esta aumentó desde 0,85 el año 2013 a 1,23 el año 2015, es decir, por cada 100.000 mujeres hubo 1,23 femicidios frustrados.
La misma línea de estudio da cuenta de otros aspectos de la violencia de género: por ejemplo, según cifras de 2012, el 35,1% de las mujeres declaró haber vivido una o más situaciones de violencia a lo largo de su vida, ejercida por su pareja, ex pareja o algún familiar.
A la vez, los datos recopilados entre 2003 y 2009 evidencian que las mujeres presentan una mayor prevalencia de los síntomas depresivos, en comparación a los hombres en ambos períodos.
Otra realidad de violencia contra las mujeres se expresa en la experiencia de maternidad adolescente, que entre los años 1990 al 2010 se concentró en el tramo de 15 a 19 años. Del total de personas nacidas, el porcentaje que corresponde a madres adolescentes aumentó de 13,5% a 15,2% en 2010.
SOBRE LA AUTONOMÍA DE LAS MUJERES EN LA TOMA DE DECISIONES
A la hora de analizar la participación del género en los gobiernos locales, los datos dan cuenta de un aumento en la elección de mujeres en alcaldía, que pasaron de tener un 6,4% de presencia en el año 1992 a 15,5% en el año 2013, con una brecha de género que en dos décadas bajó levemente.
A la vez, la participación de mujeres en la Cámara de Diputados aumentó desde un 5,8% (año 1989) a un 15,8% en el año electoral 2013. En el senado, en tanto, aumentó desde un 5,3 a un 20% en los respectivos años electorales. Un cambio que aún no es contundente para hablar de una disminución real de la brecha de género en política.
En tanto, la participación de mujeres como dirigentas sindicales aumentó entre 2012 y 2015 de un 23,6 a 26,6%.
La participación de mujeres en el poder judicial mantiene el mismo rango, pero considerando un nuevo dato: la presencia de ministras en la Corte Suprema fue nula hasta el año 2002, cuando alcanzó el 4,6%. A partir de ese año, la participación aumenta llegando hasta un 26,3% en 2015.
En cuanto al Poder Ejecutivo, la presencia de mujeres ministras de Estado ha fluctuado de manera considerable desde 1990 hasta hoy. Al retorno de la democracia, ninguna mujer era ministra, mientras que en 2015 se registró un 34,8% de mujeres como secretarias de Estado. Cifras que en total dan cuenta de la hegemonía masculina en la mayorías de las instancias de poder político.
LA PROFUNDA BRECHA LABORAL
En materia laboral, la tasa de participación femenina aumentó desde un 45,3% en 2010 a 48,2% en 2015. Sin embargo, la brecha de género se mantuvo sobre los -20 puntos porcentuales todos los años. A la vez, la tasa de ocupación femenina a nivel nacional alcanzó un 44,9% durante 2015.
En esta área las cifras dan cuenta de cómo los roles asignados socialmente a las mujeres han obstaculizado su acceso al trabajo: por ejemplo, desde el 2010 en adelante, sobre el 97% de quienes se declaran fuera de la fuerza de trabajo por razones familiares permanentes son mujeres.
Se estima que las mujeres representan un 38% del total de personas emprendedoras, aunque sobre el 75% del total de personas mayores de 15 años sin ingresos autónomos son mujeres. A la vez, la brecha de género da cuenta de que, en 2014, las mujeres percibieron un 29,7% menos que el ingreso medio mensual de los hombres ocupados.
En análisis de pobreza, más del 52% del total de personas en situación de pobreza extrema fueron mujeres. Durante el año 2013, de hecho, el 55,5% de las mujeres estuvieron en dicha condición.
LOS DATOS QUE FALTARON
En materia de procesos de aprendizaje para un cambio cultural, las dificultades del género nuevamente se hacen notar: en todos los años, por ejemplo, las mujeres representaron menos del 23% del total de personas tituladas en carreras profesionales del área de tecnología. En 2014, fueron el 21,9% con una brecha de desigualdad de género de -56,1 puntos porcentuales.
Aunque la sección de educación aún contiene pocos datos recopilados en la materia, de acuerdo a los resultados de la prueba Simce de matemáticas, en todos los años analizados las mujeres obtuvieron puntajes menores a los de los hombres, lo que da cuenta de la desigualdad educacional que enfrentan niñas y adolescentes en su formación científico y matemática.
La web suma otros documentos de relevancia, como una guía de lenguaje inclusivo y documentos que desarrollan en profundidad la realidad de la mujer en otras áreas, como la agricultura chilena y otros enfoques estadísticos. Sin embargo, carece de información a la hora de analizar la realidad específica de la mujer indígena, por ejemplo, o de la discriminación y el acoso que viven las mujeres migrante en Chile. Tampoco registra mayor información acerca de niñas y adolescentes que sufren violencia sexual, ni de la realidad que enfrentan las mujeres de la diversidad sexual.
Por ahora, el espacio recopilatorio del INE y el Ministerio de la Mujer y de la Equidad de Género es sólo el comienzo y deberá ponerse a la altura de los desafíos actuales, ubicándose como un elemento central en la elaboración de las próximas políticas públicas.