Los últimos días han sido muy decidores. Se hace cada vez más evidente que Alianza y la Concertación están incapacitados para dirigir el país hacia una sociedad con un mejor vivir.
La denuncia de los técnicos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), de que el gobierno manipuló las cifras del último CENSO, prueban algo que revelamos hace mucho tiempo: en Chile las instituciones tienen como único objetivo legitimar el modelo político y económico heredado de la dictadura. Las mediciones estadísticas no tienen por objeto dar cuenta de una realidad objetiva, sino contribuir a una construcción ideológica, política y comunicacional destinada a perpetuar el modelo imperante durante los últimos cuarenta años.
¿Quién puede creer que la encuesta CASEN mide la pobreza? ¿Quién se traga que las encuestas de empleo reflejan la realidad laboral de millones de chilenas y chilenos? Ni siquiera los economistas, ¡y ya es decir! Muy a pesar de Ricardo Lagos, las instituciones no funcionan ni siquiera para los guardianes del modelo.
Los escándalos que afectan al candidato de la extrema derecha, Laurence Golborne, son un indicio elocuente de la crisis política que corre en paralelo a la crisis institucional. Partidos políticos parasitarios funcionan como el mercado buscando lucro y “competitividad”, y se han permeado de la “cultura” del mercado y la televisión.
¿Qué esperaban de un candidato cuyo único pergamino político es haber participado del reality de la Mina San José? Gerente General de una de las empresas que menos respeta los derechos de sus trabajadores y sus clientes, ¿Cómo sorprenderse de los 600.000 mil estafados por CENCOSUD? En su día dijimos que La Polar no era la excepción, sino la regla. CENCOSUD y Laurence Golborne aportaron la demostración.
De ahí que resulte patético que la UDI le pida explicaciones a su propio candidato por evadir impuestos usando paraísos fiscales. ¿Acaso no es lo mismo que hacía su ícono, el dictador Augusto Pinochet? Habrá que elegir entre cinismo e hipocresía para calificar la opción oculta de la UDI: otro gobierno de la Concertación es más útil al resguardo de la obra dictatorial que un lamentable gobierno de la Alianza.
Ha sido una semana decidora. La materialización de la demanda boliviana en La Haya por una salida soberana al mar, como la demanda de Perú, es el resultado de la política de aislación regional practicada por Chile en las últimas décadas. Al privilegiar las relaciones con EEUU y Europa, desdeñando integrar Chile en la región, ¿qué relaciones les ofrecemos a nuestros vecinos? Un muro. Si nunca practicamos el diálogo como base de nuestras relaciones regionales, ¿por qué nos sorprende que busquen resolver por la vía jurídica lo que les hemos negado por todas las otras vías posibles?
Algo parecido le ocurre a los movimientos sociales con la Concertación y la Alianza. En ellos no encuentran más que un gran muro de represión, y oídos sordos.
La inmensa mayoría de la sociedad exige una democracia no adulterada que le permita participar de forma efectiva en las decisiones del país, partiendo por la elaboración de una nueva Constitución. Una que restablezca los derechos ciudadanos y sea el reflejo de nuestra diversidad. En respuesta, Bachelet monta una comisión de expertos inspirada en la estafa ofrecida a los pingüinos. Con ella intenta copiar el lamentable circo que hizo Lagos el año 2005.
Bachelet demuestra que la Concertación no escucha al Pueblo de Chile. Aún cuando Chile nunca fue tan rico en toda su historia, su sensibilidad social sólo le alcanza para ofrecer limosnas, los bonos que pretenden esconder la pobreza debajo de la alfombra.
Por su parte Piñera sigue en su línea al nombrar a Carolina Schmidt como Ministro de Educación: en el SERNAM Schmidt hizo oídos sordos a múltiples denuncias de agresiones contra las mujeres. ¿Por qué ahora se convertiría en una eficiente sheriff contra el lucro? En la línea de Beyer, sus primeras declaraciones son que no tiene nada que hablar con los estudiantes. Sordomuda.
Si numerosos hechos políticos se han producido en los últimos días, el más decidor e importante fue la participación de Marcel Claude en el programa Tolerancia Cero. Un pequeño espacio en la televisión abierta permitió abordar los temas que realmente le importan a la ciudadanía: la convocación de una Asamblea Constituyente, la renacionalización del Cobre, la recuperación de nuestros recursos naturales, la Salud pública universal, la Educación pública, laica y gratuita, un polo financiero público para facilitarle el crédito a la pequeña y mediana empresa, etc. Treinta minutos al aire, en horario estelar de la TV abierta, multiplicaron el mensaje, lo llevaron a millones de hogares en los que renace la esperanza.
Contrariamente a lo que avanzan algunos opinólogos obedientes, la contienda presidencial está abierta. La Alianza, como los malos futbolistas, se cuida sola. La única posibilidad que tiene la Concertación de no protagonizar el principal escándalo semanal es esconderse, y esconder a su candidata.
La Izquierda tiene una oportunidad histórica de cambiar el trágico rumbo que ha seguido el país en los últimos 40 años. De nosotros depende, para llegar #todosalamoneda.
Por Salvador Muñoz K.
Cientista Político – Presidente del Partido de Izquierda Unida