Se ha debatido mucho la descapitalización material de los años 90’ por el neoliberalismo, pero se ha debatido casi nada la descapitalización intelectual que dejó el modelo. Entre 1985 y 2003 hay una hegemonía neoliberal, una hegemonía real de los discursos neoconservadores.
Después de dos semanas de bloqueos, de marchas, de dinamitazos, de pérdidas gigantescas en la economía para el país; hoy en cuarto intermedio. La Central Obrera Boliviana (COB) se muestra como un grupo de resistencia y no como un movimiento social con disponibilidad para el cambio, no busca una emancipación política para el cambio democrático en la mejora del modelo.
Leyendo un poco la historia, encuentro el momento más crítico de la COB, y al mismo tiempo paradójico, es que el movimiento obrero en los años neoliberales aparece como el sector conservador del país, y los empresarios privados aparecían como los que propugnaban el cambio.
El resultado es que el obrerismo queda huérfano en un periodo de privatización y eso lleva a una disolución del mismo movimiento.
Los politólogos Carlos Toranzo, Jorge Lazarte, hablan sobre la extinción de la clase obrera. Toranzo escribe “Desproletarización e informalización en Bolivia”. Sin embargo los obreros no han desaparecido, incluso aumentan pero a diferencia de otras épocas existe una modificación en su estructura organizacional y material, cambia su condición de la identidad de su composición política y cultural de la clase obrera, la COB deja su papel fundamental de movimiento social unificador del país.
Lo que pasa es que en los años noventa, la intelectualidad se acerca mucho a la política estatal liberal, no produce buenas reflexiones, sino de sentido común, es un tiempo en que se detiene o se sustituye la investigación por la construcción de “ideas-fuerza”, una hegemonía liberal académicamente validada.
Entonces, la Central Obrera Boliviana queda huérfana de intelectuales, hoy en día todavía no tiene una representatividad organizacional, no tiene credibilidad ante la población. Estas semanas caminando por las calles y preguntando a la gente en forma de encuestas, al maestrito (conductor), a la tendera, (caserita), al lustrabotas, etc., el rechazo es unánime. Será que la COB no encontró un núcleo unificador de país, será que las demandas que presentan son de carácter netamente de intereses personales, será que la COB actúa políticamente ante las futuras elecciones de 2014. Será que buscan una desestabilización obedeciendo órdenes superiores. Las respuestas son difusas e inexplicables.
Entonces como reflexión que me hago es qué pasó con la Central Obrera Boliviana, qué pasó con ese movimiento de masas que manejaba el señor Lechín como ideólogo.
Hoy estamos en los tiempos de la COB y el alejamiento del movimiento social en su conjunto…
Por Sergio Salazar Aliaga
Estudiante de Derecho y activista boliviano