“Fuego y furia” fue lo que prometió la semana pasada el Presidente de EE.UU., Donald Trump, al régimen de Kim Jong-un. Esta advertencia es en respuesta a la amenaza del líder norcoreano de estar «seria y cuidadosamente examinando un plan de lanzar, simultáneamente, cuatro misiles estratégicos de mediano alcance a la isla de Guam”. Esto afectaría y desafiaría directamente los intereses estratégicos que Washington tiene -con sus bases militares, en esta zona Asia-Pacífico. La retórica del Mandatario norteamericano ha sido interpretada como un mensaje complejo; el que, por un lado, no deja indiferente a nadie y, por el otro, tensiona aún más el actual momento en el Northeast-Asia.
De este modo, la cuestión nuclear de Corea del Norte y el manejo de la misma está presionando la intrincada “Arquitectura Nuclear Global”. Desarrollada desde 1945, la arquitectura ha sido altamente útil, pero no totalmente efectiva, permitiendo –por ejemplo, que llegaran a transformarse, además de los Estados Unidos, Rusia e Inglaterra -en actores con armamento nuclear, otros seis países: Francia, China, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte.
Así, hoy, la sociedad internacional ve como además de los últimos lanzamientos de misiles norcoreanos, se debe agregar el que se cree que Pyongyang estaría próximo a lograr colocar, con éxito, una ojiva nuclear en un misil intercontinental. Es decir, el programa nuclear estaría cerca de dar uno de los últimos pasos necesarios para su total consolidación: la miniaturización nuclear. Sin embargo, ver la proliferación nuclear de Corea de Norte como un proceso de rápido desarrollo y consolidación, es un error. La temporalidad del proceso nuclear de Corea del Norte no es reciente. Todo lo contrario, este país comienza su programa nuclear a mediado de los 50s y su programa de misiles a mediados de la década de los 60, ambos durante el siglo XX. La arquitectura Nuclear Global, desde entonces, ha tratado de detener el proceso de nuclearización de este país.
A este respecto, el sistema internacional y las instancias creadas para contener la proliferación nuclear, además, se ven afectados por la actual tensión de los actores globales que se desarrolla en Asia. Esto está dificultando encontrar una salida negociada que permita al mundo alcanzar una solución. Este escenario, complejizando lo que ocurre en la región, podría ser la génesis de una confrontación militar con insospechadas consecuencias. Lo central ahora, es que hay que recordar que la no proliferación nuclear es un tema complicado y que ha demandado el desarrollo una compleja Arquitectura Global de contención nuclear. Por esto, lo que ocurre en la Península de Corea, demanda tener el máximo cuidado con la tensión entre retórica y acción; donde el manejo de la alta política debe considerar evitar mensajes que solo agravan la situación.
Dr. Rodrigo Álvarez
Analista Internacional
Profesor Escuela de Periodismo
Universidad Mayor.