Nuestra meta como centro izquierda unida no es pasar a segunda vuelta. Nuestra meta real es enfrentar y ganarle a Piñera en esa segunda vuelta. Por eso es que no da lo mismo quien gane. Porque el que pase definirá esto en la arena de los debates. Votantes de centro y de izquierda les pido, que a la hora de elegir su candidato evalúen quién es el más preparado, quién desea y quien es el, o la, que más confía en sus propias capacidades para entrar a ese ring y dar la pelea.
Porque no nos confundamos. Claro, Piñera es lo peor que le puede pasar a Chile. Durante su administración el narco y la delincuencia crecieron, su mano dura terminó siendo un globo de helio, perdimos mar y tierra, las movilizaciones se le escaparon siempre de las manos, y ahora promete dar pie atrás a la legalización del aborto, convertir el derecho a la educación en un lujo, y volver a los tiempos en que, algunos de sus amigos empresarios, tenían chipe libre para la colusión en los precios de productos básicos, como remedios, pollos y papel higiénico.
Pero seamos justos, Piñera sería un pésimo Presidente, pero es un gran candidato. Es inteligente, tiene años de campañas y de debates en el cuerpo, lleva décadas en política, y tiene su fortuna, a los medios de comunicación, las encuestadoras, varios periodistas y a uno que otro fiscal en su bolsillo.
Hay que salvar a Chile de Piñera, le hará mal a la izquierda y a la derecha, a ricos y a pobres, y yo estoy preparado para enfrentarlo, y para dar todas las batallas que haya que dar, y en todas las arenas imaginables. De la economía a las artes. De Parinacota a Puerto Williams. No me escaparé de ningún debate. Tengo tal vez cientos en el cuerpo, la mayoría si no duros, durísimos. Me han insultado, abucheado a veces, pero también me han aplaudido. Por casi una década hemos construido y pulido nuestras banderas y programas. Porque yo también, al igual que Piñera, tengo años de trabajo técnico y político en el cuerpo, y sé de qué se trata todo esto.
Porque ser Presidente de Chile no es cualquier cosa. Significa ser comandante de las Fuerzas Armadas, Presidente de Codelco, del Banco Estado, del Ejecutivo, hacer y liderar coaliciones de gobierno, debatir y discutir con todas y con todos para llegar a acuerdos. Y nosotros llevamos una década preparándonos y estamos listos para ganarle a Piñera y para ser Gobierno. Si las engañosas encuestas de estos días algo nos dicen, es que a Piñera no hay que ganarle en la CEP. A Piñera hay que ganarle primero y sobre todo en la cancha. En el debate técnico y político. En el mundo de las ideas y de las posiciones. Y en segunda vuelta, necesitamos un candidato que se comprometa a no hacer tablas con él. Un candidato que mire el horizonte, pero que también vaya a la pelea. Porque ser Presidente no es solo llevar en la mano el mascarón de proa, significa también ser el capitán del barco.
Por eso les pido que no se dejen engañar. La perseverancia es una virtud. No soy la novedad y no quiero serlo. Porque quiero, chilenas y chilenos, que aquilaten y valoren mis años de estudio, de esfuerzo, de dedicación, mis errores, mis aciertos y los riesgos que he tomado. Les pido, que cuando piensen en votar, imaginen antes esos debates de segunda vuelta. Dos horas de discusión sobre economía, salud, empleo, democracia, medio ambiente, administración. Una mesa y dos sillas. En una, Piñera, Iván Drago. Con los árbitros a su favor –fue jefe de muchos de ellos–, y entrenado con la última tecnología que sus millones de dólares le han podido comprar. Y sentado al frente… ¿A quién ven?… Yo le gano a Piñera. Pero necesito que me llamen, ustedes, con su voto. Ganemos.