Ecuador: El ladrón detrás del juez

Ecuador se ha convertido en estos días en el centro de una controversia entre el gobierno de Rafael Correa y uno de los más poderosos conglomerados periodísticos de este país. Bajo el pretexto de una presunta amenaza a la “libertad de expresión”, organismos tan faltos de credibilidad y transparencia como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) critican el fallo de la más alta instancia ecuatoriana, la Corte Nacional de Justicia que condena a 36 meses de prisión a tres editores y una multa de 40 millones de dólares al diario “El Universo”. Una red de periódicos reaccionarios en toda Latinoamérica, reproduce hasta la saciedad la injuriosa columna en que se trata al jefe de estado ecuatoriano de “dictador” y “criminal” en el contexto de la intentona golpista protagonizada por sectores de la policía hace más de un año.

Es claro que sectores adversos al gobierno de Correa, con el auxilio de sus aliados en Colombia, Panamá, Miami y otros países han montado una asonada mediática de alcance continental que busca desprestigiar y desestabilizar el proceso de reformas democráticas, que vive Ecuador. Para conseguir su propósito han llegado, incluso, a desconocer los más elementales principios no solo éticos sino legales que rigen este país. El ladrón detrás del juez. Nada nuevo bajo el sol, con pocas diferencias, ya conocemos este libreto en toda América Latina: los dueños de los medios utilizan su condición hegemónica para manipular a la opinión pública, convirtiendo un fallo judicial en un arma política contra un gobierno democrático.

Lo que sucede hoy en Ecuador es un llamado de atención para toda América Latina. La construcción de sociedades democráticas tiene como uno de sus pilares fundamentales medios de comunicación que respeten, precisamente, la ética y la legalidad del juego democrático, sobre todo cuando los fallos le son adversos. La historia nos enseña que cuando se corrompe la prensa se pone en riesgo la democracia. Todavía recordamos con vergüenza el turbio papel protagónico de “El Mercurio” contra el gobierno de Salvador Allende en Chile. El episodio que vive Ecuador nos señala la urgencia de revisar toda la institucionalidad regional en torno a la prensa y repetir aquella inquietante interrogante que nos legara el gran poeta ecuatoriano Jorge Enrique Adoum: “¿Es posible que esto sea toda la historia, solo un día? ¿Una noticia de ayer, perdida en la penúltima página, la cotización caída?”

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Por Álvaro Cuadra