Por Germán Gorraiz López
La escalada nuclear que tuvo su punto de inflexión en la Crisis de los Misiles de Cuba culminó con la firma por Kennedy y Jrushchov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas Nucleares (1962) y la implementación de la Doctrina de la Coexistencia Pacífica. Sin embargo, la palindromía de la Historia podría hacer que dos presidentes del siglo XXI (Putin y Biden) quedaran hermanados con Kennedy y Jruschov por el retorno a escenarios ya olvidados de Guerra Fría que incluirían la reactivación de la carrera armamentista y el retorno a la Doctrina de la Contención (Doctrina Truman), teniendo de nuevo a la Crisis de los Misiles como ojo palindrómico.
La OTAN y el retorno a la Doctrina Truman
Las bases de dicha Doctrina fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo “Las fuentes del comportamiento soviético “ publicado en la revista Foreign Affairs en 1.947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita “ el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza”. Así, tras la Cumbre de la NATO celebrada en Gales en el 2014, se acordó la continuación del Plan de preparación de la Actuación ( RAP en inglés) en respuesta a la actitud rusa en la crisis ucraniana y que se traducirá en el despliegue de “unidades de intervención rápida” ( Speardhead Force) en Polonia, Países Bálticos, Rumania y Bulgaria así como la asunción por los países miembros de la nueva doctrina ‘Smart Defense” (Defensa Inteligente). Dicho concepto operativo implica la cesión parcial de la soberanía de los países miembros a la coordinación de defensa con la OTAN así como el incremento de las partidas de gasto de los países europeos que sería de un exiguo 2% del PIB nacional, quedando hasta ahora el grueso de la financiación en manos de EEUU.(el 75% de cerca del Billón $ del total del presupuesto).
El contingente total de las tropas de la NATO en Europa ascendería a unos 70.000 miembros que tras la crisis de Ucrania podrían verse aumentados hasta los 100.000, lo que significaría en la práctica la vulneración del Acta Fundacional OTAN-Rusia de 1997 por la cual la OTAN descartaba “el estacionamiento permanente de un contingente sustancial y adicional de tropas de combate en el Este de Europa”. Por otra parte,es previsible que EEUU utilice las peticiones de Polonia como excusa para completar la quinta fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (EuroDAM), lo que tendría como réplica por parte rusa la instalación en Kaliningrado del nuevo misil balístico inter-continental de 100 Tm, (“el asesino del escudo antimisiles de EEUU” en palabras del ex viceprimer ministro ruso Dmitri Rogozin) así como la reactivación de la carrera armamentista entre las dos grandes potencias.
¿Final del embargo contra la Isla o Nueva Crisis de los Misiles?
Las medidas cosméticas tomadas por la Administración Obama en su Primer Mandato Presidencial siguiendo la estela de la Administración Clinton (relajación de las comunicaciones y el aumento del envío de remesas a la isla así como el inicio de una ronda de conversaciones sobre temas de inmigración), dejaban intacto al bloqueo y no cambian sustancialmente la política de Washington, aunque reflejaban el consenso de amplios sectores del pueblo norteamericano a favor de un cambio de política hacia la Isla auspiciado por la decisión del régimen cubano de terminar con el paternalismo estatal y permitir la libre iniciativa y el trabajo por cuenta propia.
Donald Trump adoptó como leit motiv de su Presidencia eliminar todo vestigio del legado obamaniano. Así, el objetivo confeso de la Administración Trump fue que la Isla se viera abocada a una asfixia de resultados imprevisibles tras el hundimiento del turismo provocado por la irrupción en la Isla de la pandemia del coronavirus y en el paroxismo de la insolidaridad, la Administración Trump bloqueó las compras y entregas de mascarillas, ventiladores pulmonares y demás insumos sanitarios básicos para el tratamiento de pacientes con Covid-19 pues el objetivo último de la Administración Trump sería conseguir el desabastecimiento total de petróleo, alimentos e insumos sanitarios vitales para hacer tambalear el actual status quo de la Isla y como traca de despedida, Trump volvió a incluir a Cuba en la lista de “Estados Patrocinadores del Terrorismo”. Por su parte, Joe Biden en una entrevista concedida a la cadena CBS aseguró que “en el supuesto de ganar las elecciones retomaría la política llevada a cabo por Barack Obama hacia Cuba”, pero la renovación automática por parte de EEUU por un año más del embargo comercial a la isla atentarían contra el vigente sistema financiero y político internacional y podrían suponer para Cuba pérdidas estimadas en cerca de 70.000 millones de $, abocando al régimen cubano a la asfixia económica, siendo “perentorio” el finiquito de un bloqueo que corre el riesgo de convertirse en endémico y que puede tornarse letal tras la irrupción de la pandemia del coronavirus.
Por su parte, Moscú es actualmente el noveno socio comercial de la Habana con intercambios valorados en 224 millones de dólares en 2011 y como prólogo a su visita, la Duma rusa habría ratificado la condonación de la deuda de Cuba con la URSS estimada en 35.200 millones $ y el resto (3.520 millones $ será abonado por Cuba en diez años y reinvertido por Rusia en la economía cubana y en el supuesto de que la Administración Biden mantenga intacto el anacrónico embargo sobre la Isla, surgirá el desapego afectivo del régimen cubano respecto a EEUU. Dicho vacío podría ser aprovechado por Putin para firmar un nuevo tratado de colaboración militar ruso-cubana (rememorando el Pacto Secreto firmado en 1.960 en Moscú entre Raúl Castro y Jruschov)q, que incluiría la instalación de una base de Radares en la abandonada base militar de Lourdes para escuchar cómodamente los susurros de Washington y la instalación de bases dotadas con misiles Iskander, pudiendo revivirse la Crisis de los Misiles Kennedy-Jruschev (octubre, 1.962) y la posterior firma con Jrushchov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas Nucleares (1962).
Germán Gorraiz López, analista político.