Comenzó formalmente el año. Atrás quedó el abrazo de bienvenida al 2017, las cervezas playeras o el jardineo en un feliz día de febrero. El otoño no sólo desviste los árboles de la ciudad sino también, irrumpe con violencia en los bolsillos cada vez más rotos de sus oriundos.
No hay forma de eludir el 2017 y sus compromisos. Te lo anuncian los supermercados, los malls, las municipalidades, los seguros, patentes y permisos de circulación de los automóviles, las matrículas en establecimientos educacionales y por supuesto, la realidad país. Leyes y proyectos que deben ser ejecutados con todo lo que eso implica, desde el ladrillazo en el alza del precio de los estacionamientos hasta retomar las dolorosas conversaciones sobre el destino de fondos públicos.
Para aquellos que inician un año laboral tradicional, es decir, con contrato y empleador, a priori sabrán que viene con tragos amargos y que seguramente no repunte la economía doméstica y sigan cobrando mes a mes, los mismos billetes tristemente reajustados.
No es casualidad que en Chile aumenten los emprendedores, aquellos ciudadanos que valientemente, ya sea por voluntad o necesidad, se han ido desentendiendo del estatus de “eslabón” del sistema económico estándar. Según la encuesta del INE (Instituto Nacional de Estadísticas) la Tasa de Desocupación del último trimestre publicado tuvo una variación negativa, entre otros factores, debido al crecimiento destacado de la categoría de ocupados por Cuenta Propia. Esto eleva también la exigencia de esos valientes al estar out del sistema regular.
En ambos casos, las alarmas y paranoias ya han saltado, y, como de costumbre, el comportamiento de la mayoría de los medios de comunicación ha sido el de empapelarnos con eslóganes apocalípticos propios de principios de año, como la amenaza de una delincuencia incontrolable, la sobrepoblación de los transeúntes, el estrés escolar, las horas punta o la carestía del transporte público, todas consignas de que el sistema, al menos para los medios masivos, funciona rotundamente MAL.
Por todas estas razones, es que hay que comenzar a divertirse un poco. A disfrutar de los episodios que vendrán.
Este 2017 figura con hitos conocidos y otros por conocer. Apartando la actual gestión de gobierno, los nuevos escándalos de corrupción, las causas pendientes en infantes, género y colusión, este año habrá ELECCIONES en el mundo entero. Presidenciales no sólo en Chile, sino también en Francia, Irán y Ecuador, federales en Alemania y generales en los Países Bajos, Kenia y Honduras.
En noviembre próximo finaliza simbólicamente el segundo periodo de Bachelet. Y aunque es imposible empatar la batalla electoral librada por los candidatos estadounidenses, algo de sangre tendremos en el Coliseo local. Algo de sangre que ya ha salpicado, por ejemplo, con las investigaciones de los inapropiados negocios que aparentemente desconocía Sebastián Pinera mientras fue mandatario, un José Miguel Insulza que ha esquivado balas y pelambres desde su propia coalición o un Alejandro Guillier que pasó de observador a gladiador en la arena política, consecuente a su ascenso en los sondeos.
Este es un año de fiesta electoral. Lo que indudablemente recompensa a los ciudadanos. Por primera vez son escuchados con atención e incluidos en las promesas de Gobierno. Sea como sea, las campañas ofrecen lo peor y lo mejor de cada ser humano, sobre todo los directamente comprometidos en las candidaturas. Nuestra pega no es ser meros espectadores, sino decidir y voluntariosamente acercarnos a las urnas con alguna certeza y por supuesto, con alguna apuesta.
Mauricio Electorat, destacado escritor nacional y autor de las premiadas novelas “El Paraíso tres veces al día” y “La Burla del tiempo” nos comparte algunas impresiones.
¿Qué bebes?
Cerveza, vino, con menos frecuencia: tequila, whisky.
Del 1 al 10 ¿qué tipo de bebedor eres?
5
¿Qué NO bebes por ningún motivo?
Cointreau, Baileys, Cola de mono, ginebra
¿Qué es lo mejor del trago? ¿Y lo peor?
Lo mejor: el placer de beber, lo peor: la caña
¿Qué tan bueno es escribir bajo los efectos del alcohol?
No es bueno. De hecho, la mayoría de los escritores alcohólicos paran de beber cuando escriben.
¿Cuál es la peor idea que se te ha ocurrido con trago?
2 cosas: 1/ tratar de seducir a una mujer casada; 2/ conducir un auto
¿En qué circunstancias siempre es bueno BEBER?
Cuando te has ganado un buen premio y eres millonario por un rato.
¿Y por el contrario?
Cuando estás hecho polvo por la vida
¿Qué escritores recuerdas vinculados al buen beber?
Gonzalo Rojas, Álvaro Mutis, Olivier Rolin, Jorge Teillier
¿Y al mal beber?
Muchos: la mayoría de los escritores alcohólicos que he conocido y son unos cuantos.
¿Qué te da caña?
Mezclar: vinos y destilados, alcohol y marihuana, etc.
¿Idea fuerza para comenzar el año?
Vamos que se puede.
¿Próximo Presidente de Chile?
¿Leonardo Farkas? ¿Don Francisco? ¿Cecilia Bolocco?
¿Por qué brindamos hoy?
Por el mañana.