Por: Alfonso Yáñez Delgado
Desde el siglo XIX hasta la fecha, la extrema derecha católica, presente en todos los países de América Latina, y apoyada por sectores del empresariado y del clero, ha tratado de instaurar un orden religioso, opuesto al estado laico y a las libertades que de él emanan.
Escritor, periodista, catedrático y acucioso investigador, el poblano Nicolás Dávila Peralta, ha publicado varios libros sobre esa fuerza política: Las Santas Batallas. El anticomunismo en Puebla (BUAP-Gobierno del Estado, Puebla, 2003), donde se refiere a los grupos derechistas que actuaron en la entidad, en las décadas de 1950 a 1970; Entre la Fe y el Poder. Los caminos de la Iglesia Católica en Puebla (BUAP, Puebla, 2015) y Sed de Poder. El camino de la extrema derecha, publicado por la BUAP en 2022.
A lo largo de sus más de 200 páginas, escritas de manera clara y ágil, Dávila Peralta aporta datos y reflexiones sobre la formación de los grupos de la extrema derecha en México, especialmente de sus organizaciones secretas como el Yunque, que cobró protagonismo y ejerció influencia en el gobierno, con la llegada al poder del derechista Vicente Fox en el año 2000 y de su sucesor, el también derechista Felipe Calderón Hinojosa, quien gobernó de 2006 a 2012.
Basado en libros y artículos académicos sobre el tema, en testimonios de algunos de los ideólogos y protagonistas de las fuerzas de la extrema derecha, en fuentes hemerográficas y páginas de la Web, La Sed de Poder… incluye datos significativos y reflexiones pertinentes sobre el desarrollo y proyectos de la extrema derecha, que tuvo como uno de sus primeros ideólogos al político y escritor Lucas Alamán (1792-1853).
Alamán consideraba que “el factor de unidad de México era la religión (católica), como fuerza de unión interna y base no sólo de México, sino de toda Latinoamérica” (Sed de Poder…, p. 25).
En las luchas decimonónicas entre liberales y conservadores, varias veces estos últimos gobernaron nuestro país, e instauraron normas como las llamadas Siete Leyes, promulgadas en 1936, que incluían como obligación de los mexicanos “profesar la religión de su Patria”, esto es, la católica. (Ibid., p. 26), precepto que resume el espíritu conservador de la extrema derecha.
Perdido el poder con la Guerra de Reforma, la extrema derecha no volvería a ejercerlo sino hasta el siglo XX, con la llegada del PAN a la presidencia, si bien en diferentes momentos ejerció influencia a través de personajes o de organizaciones poderosas.
Derrotada en el terreno militar y político, la extrema derecha crearía poderosos grupos, tanto públicos como secretos, para luchar contra el estado laico y liberal.
Con el propósito de crear “una sociedad católica que hiciera contrapeso a la sociedad liberal”, se fundó en 1868 la efímera “Sociedad Católica de la Nación Mexicana”, que recibiría el apoyo del papa Pío IX, en el año de 1874, pero el año siguiente fue también el de la “virtual desaparición” de ese grupo católico (Ibid, p. 33).
A finales del Porfiriato, ante la inminencia de una renovación del gobierno, resurgió el activismo de la extrema derecha, y con el triunfo de las fuerzas carrancistas en la Revolución Mexicana, volvió a cobrar fuerza el conflicto entre la Iglesia y el Estado y el proyecto derechista de instaurar el “gobierno de Cristo Rey” en nuestro país.
Tuvo lugar así la sangrienta guerra cristera (1926 a 29), lucha armada entre el gobierno y las fuerzas clericales, organizadas mediante grupos como la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM), creada en 1913, la Unión de Padres de Familia, fundada en 1917 para oponerse a la educación laica establecida en el artículo tercero de la Constitución de 1917, y la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, que existió entre 1925 y 1938 (Ibid., pp. 56 y 71).
A la par de esas organizaciones, la extrema derecha fue creando grupos secretos, que comenzaron a controlar a otras asociaciones derechistas, y cuya acción persiste hasta nuestros días.
La primera de esas organizaciones secretas fue la Unión de Católicos Mexicanos, “la U”, creada en Morelia en 1915, por el entonces canónigo Luis María Martínez Rodríguez (quien de 1937 a 1956 fungiría como arzobispo de México), alentada por sacerdotes jesuitas, y cuyo objetivo era “la implantación del orden social cristiano en todo el país”. (Ibid., p. 47).
“La U” desaparecería al final de la Cristiada, pero en los años 30 aparecería otro grupo secreto, fundado por el ingeniero Manuel Romo de Alba: las Legiones, que exigía a sus militantes “defender a México de todos los ataques de la masonería y el comunismo” (Ibid, p. 73).
Las Legiones contemplaban 12 secciones destinadas a diferentes sectores, patronal, obrero, campesino, estudiantil, clase media, información, comunicación, propaganda, etc.
En 1935, Romo de Alba renunció a la dirección de las Legiones y dicha organización secreta se trasformó en la Base, o la OCA (Organización, Cooperación y Acción), que impulso a importantes organizaciones derechistas, como fue la Unión Nacional Sinarquista, que mediados del siglo XX cobró fuerza en algunas regiones de México y cuyo dirigente histórico fue Salvador Abascal Infante, padre de Carlos Abascal Carranza, dirigente empresarial que en el sexenio de Vicente Fox fungiría como secretario del Trabajo y luego de Gobernación.
A principios de los años 30 se creó otro grupo secreto de la extrema derecha, que llegaría a actuar con extrema violencia: los llamados “Tecos”, cuya fundación “se atribuye al jesuita Jesús Martínez Aguirre, con el apoyo de los padres Joaquín Figueroa de Luna y Joaquín Sáenz Arriaga” (Ibid., p. 90).
Los dirigentes de la nueva organización, que controlaría a la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) fueron Carlos Cuesta Gallardo y los hermanos Leaño, todos ellos provenientes de familias ligadas a los movimientos de la extrema derecha.
Dávila Peralta destaca un dato interesante acerca de Cuesta Gallardo: “Durante la dominación nazi, Carlos Cuesta Gallardo viajó a España y Alemania, donde se relacionó, incluyendo algunos militares y clérigos. Ahí fortaleció sus convicciones antijudías y anticomunistas…” (Ibid., p. 98).
A mediados de los años 30, los Tecos se había extendido por diferentes regiones del país y con distintos nombres: en Sonora, eran los Micos, y en la ciudad de México, los Conejos.
Todos esos grupos eran asesorados por sacerdotes jesuitas: Manuel Figueroa Luna, Ramón Martínez Silva, Julio Vértiz y Jesús Martínez Aguirre. (Ibid., p. 93).
A principios de los años 50, los jesuitas seleccionaron a un joven de 16 años, Ramón Plata Moreno, destacado por su inteligencia y religiosidad, para promover la acción de los Tecos en la ciudad de Puebla, considerada como uno de los principales bastiones de la derecha y el conservadurismo.
“El primer paso del jesuita Manuel Figueroa fue conectar a Ramón Plata con Carlos Cuesta Gallardo, el cual lo puso al tanto de los objetivos, la estructura y la forma de operar de los Tecos…” (Ibid, p. 104).
En 1952, se iniciaría en Puebla la organización del grupo secreto llamado “Organización Nacional del Yunque”, que existe hasta nuestros días, ha controlado a muchos otros grupos derechistas, ha ejercido una gran influencia en los gobiernos panistas y se ha extendido a otros países, como España, por medio de organizaciones como Yoinfluyo, HazteOir y el partido político Vox, que ha llegado a ocupar el tercer lugar en ese país. (Ibid., p. 194).
Cabe destacar que en la década de los 70, los Tecos y el Yunque entraron en conflicto, por cuestiones relacionadas con la fidelidad al Pontífice Paulo VI, y Ramón Plata fue asesinado el 24 de diciembre de 1979; no se sabe si por los Tecos, o por el gobierno.
Como destaca Dávila Peralta, la extrema derecha mexicana se cuenta entre los principales oponentes del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y busca llegar al poder nuevamente mediante alianzas pragmáticas con sus antiguos enemigos, como el PRI, el partido oficialista hasta el año 2000, y el PRD, que representaba a la izquierda.
Pero también es cierto que López Obrador ha sido un gobernante muy polémico, que ha entrado en conflicto abiertamente, con actitudes muy agresivas, no sólo con “los conservadores”, sino con la clase media en general, con instituciones como el INE, la UNAM, la Suprema Corte de Justicia, y prácticamente con cualquier organización o personaje que esté en desacuerdo con algún acto o decisión del presidente, de su familia o de su círculo cercano.
Una de las críticas contra AMLO ha sido, precisamente, en el ámbito político religioso: su alianza con grupos evangélicos de extrema derecha, tan antiliberales y antiabortistas como la extrema derecha católica (los partidos Encuentro Social y Humanista, por ejemplo, fueron aliados de Morena en las elecciones de 2018); la contradicción entre el proclamado juarismo de López Obrador, por un lado, y por otro, su renuencia, en 2019, a apoyar la despenalización del aborto, y su frecuente apología del cristianismo, no obstante que a lo largo de la historia, esta religión y en particular el catolicismo, se ha opuesto a muchas de las libertades del ser humano, especialmente las referentes a la sexualidad.
INVITACIÓN :
El libro “Sed de Poder. El camino de la extrema derecha”, se presentará hoy jueves 26 de enero a las 11 horas en el antiguo salón de proyecciones del Edificio Carolino. Usted, amable lector, está invitado a la discusión del tema.
@AlfYanezDelgado
Foto: Archivo El Ciudadano
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