El carácter de las transformaciones en Chile

¿Cuál es el contenido que deben adoptar las transformaciones en Chile para romper la jaula de hierro del neoliberalismo y cuáles son las estrategias y vías para alcanzarlas? ¿Qué rol cabe a los actores sociales y políticos en ese proceso? y ¿Cuál es/son el/los sujeto/s del cambio? Se trata de preguntas levantadas siempre en momentos […]

El carácter de las transformaciones en Chile

Autor: Director

Adolfo-Castillo

¿Cuál es el contenido que deben adoptar las transformaciones en Chile para romper la jaula de hierro del neoliberalismo y cuáles son las estrategias y vías para alcanzarlas? ¿Qué rol cabe a los actores sociales y políticos en ese proceso? y ¿Cuál es/son el/los sujeto/s del cambio?

Se trata de preguntas levantadas siempre en momentos en que las sociedades se ven sometidas a crisis orgánicas y donde las nuevas generaciones buscan abrir paso a lo nuevo.

Una primera constatación: el orden político global se debate en una intensa confrontación entre el neoliberalismo y la democracia, formas antagónicas de estructuración social. El neoliberalismo es un modelo de sociedad profundamente opuesto a la cooperación social y a la participación ciudadana en los asuntos públicos, reduciendo la condición de los ciudadanos a consumidores del mercado y sujetos pasivos frente a las decisiones de quienes controlan el poder político. La democracia, en cambio, supone el reconocimiento de valores como la fraternidad, justicia social y la igualdad. No existe complementariedad entre ambas concepciones de organización y su disputa es una constante.

En Chile esa confrontación se ha hecho pública y avanza hacia la constitución de un sentido común en medio de las movilizaciones ciudadanas que recorren el territorio desde diversos espacios y actores. En neoliberalismo comienza a ceder paso y a mostrar su rostro: corrupción político-empresarial, crisis de gobernabilidad, ruptura en la representación política, desatando anhelos sociales por cambiar el actual estado de cosas, y desconfianza hacia la casta política que ha gobernado el modelo desde la contrarrevolución liberal de 1973.

En consecuencia, el contenido de las transformaciones que levantan los movimientos sociales y políticos apunta a poner fin al neoliberalismo en Chile, sea a través de un proceso constituyente de amplia participación o a través del derrumbe del modelo por colapso de conducción política. Es decir, por caminos institucionales o no institucionales. Junto con ser un cambio económico y político, la transformación tendrá un carácter social o popular, vale decir, implicará la movilización de millares de ciudadanos/as. Tendrá un contenido latinoamericanista, toda vez que las políticas neoliberales de la dictadura, Concertación y Nueva Mayoría, se ubican en un eje opuesto a las dinámicas asociativas de los pueblos de América Latina. Finalmente, deberá contener un fuerte sello cultural, desalienador y politizador de la sociedad, creador de estéticas nacionales y fundado en su historia.

Las estrategias que se observan hoy y que se vislumbran con fuerza a partir de 2011 señalan que éstas apuntan a la formación de amplias alianzas político-sociales de los nuevos sujetos sociales, a la construcción de plataformas y programas sectoriales que apunten a un articulación general en un proceso que lleve a una asamblea constituyente, en donde se forje el Chile de los próximos 100 años.

Junto a ello, la estrategia de la desobediencia ciudadana gradual, ascendente y coordinada, hasta concluir en logros parciales y generales, acompañado de formas de rebeldía social y desacato cívico debieran concluir en el colapso del actual modelo de privilegios de la casta político-empresarial.

Aspecto clave en este proceso lo desempeñarán los nuevos actores sociales y políticos junto a aquellos provenientes del viejo orden del siglo XX que deseen integrarse a las nuevas formaciones de bloques transformadores. Por cierto se autoexcluyen de este bloque quienes forman parte de las estructuras que sostienen el modelo como son quienes integran la Nueva Mayoría y desde luego la Alianza.

Aun cuando pareciera que las posibilidades de acuerdos entre actores sociales y políticos emergentes no fuera posible hoy, los hechos apuntan a que se articulan luchas sectoriales y posiciones políticas en los territorios, lo que admite prever acuerdos de largo alcance en un futuro próximo.

Finalmente, la cuestión de los sujetos del cambio sigue inserta en el marco de dominación general del capitalismo globalizado. No es reducible a un asunto de clases o fracciones de ella: se presenta de modo más difuso pues los sujetos que padecen la dominación política y económica del neoliberalismo se amplía a la fragmentación de actores. Hoy los actores del cambio son todos aquellos sujetos movilizados de modo activo o volitivamente en pro de las transformaciones sistémicas. Encontramos en ese espacio a trabajadores asalariados, estudiantes, adultos mayores, mujeres, empleados particulares, pueblos originarios, minorías en amplio sentido, pobladores, entre otros.

Un asunto clave es la construcción de acuerdos político-programáticos con estrategias compartidas y proyecto deseable a alcanzar.

Ese camino se ha iniciado en Chile y está ingresando en la formación de un sentido común aceleradamente.

 


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