Estupor me ha causado leer, en prensa oficialista del día de hoy, las declaraciones del ministro vocero de la Presidencia, Francisco Vidal, declarando que para la Presidenta Bachelet el juez Alfredo Pfeiffer, recientemente rechazado por el Senado, es un «buen juez».
Como a estas alturas ya muchos conocerán la postura que ha tenido el magistrado Pfeiffer en torno a los DD.HH., es bueno mencionar que este señor, en la Comisión de Justicia del Senado, se declaró partidario de la aplicación de la Ley de Amnistía a los encausados en casos de violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura.
Además, confirmó su abierto rechazo a la suscripción de Chile al Tribunal Penal Internacional que ha sido reiteradamente rechazado por la bancada derechista en el Senado.
Para no ser poco todo esto, en una entrevista realizada por la periodista Raquel Correa para el diario El Mercurio varios años atrás, se permitió desconocer el holocausto alemán durante el régimen nazi. Todo seguramente, debido a que uno de sus hermanos fue el Fundador del Partido Nazi en Chile.
No cabe dudas que en todo este jueguito de repartijas, entre el oficialismo y la derecha casi opositora a estas alturas, el ministro de Justicia, Carlos Maldonado del Partido Radical Social Demócrata, ha jugado un rol preponderante, ya que él fue el encargado de acordar con la Alianza el nombre de Pfeiffer para asumir como ministro de la Corte Suprema. También fue el responsable del Gobierno de «amarrar» los votos concertacionistas para aprobar la nominación presidencial, lo que despertó la ira del senador radical Juan Antonio Gómez en el Senado, quien con claros signos de histeria, increpó duramente a los demás senadores oficialistas que rechazaban el acuerdo.
Felizmente para todos los chilenos, este ex ministro radical no logró «amarrar» los votos concertacionistas para aprobar la nominación de la Presidenta Bachelet y con ello Chile aún respira pero no se por cuanto tiempo más.
Aunque algunos concertacionistas «más leales» como Girardi, Gómez, Sabag y otros de la comparsa, aprobaron la escandalosa nominación presidencia, no fue suficiente para lograr el quórum requerido para estos efectos. Mientras Escalona y Letelier prefirieron abstenerse de votar por Pfeiffer aún cuando, con este gesto, estaban desautorizando a su compañera de partido, luego la nominación de la Presidenta.
No puedo decir que no me alegra esta determinación de los senadores que votaron en contra de la nominación presidencial porque, de lo contrario, estaríamos frente a otro nuevo error de la Primera Mandataria y con ello consagrando la impunidad en las causas de Derechos Humanos.
Sin embargo, aún es preocupante que el Gobierno quiera insistir en el nombre de Pfeiffer para que integre el máximo tribunal del país y con ello dejar feliz a la derecha chilena que ha despotricado acusando desconfianza en los » acuerdos » contra el oficialismo por «no cumplir la palabra empeñada «.
Este hecho nos demuestra fehacientemente la existencia de un concubinato inmoral entre el Gobierno y la Alianza derechista para repartirse los cupos de poder dentro del Estado sin ni siquiera pensar las consecuencias que conlleva para la aplicación de Justica en nuestro país a través de este juez.
Ahora cabe preguntarse, ¿en manos de quienes estamos realmente los chilenos ? La única respuesta que encuentro posible es que estamos en manos de una coalición netamente derechista y que podemos, perfectamente, denominar como alianza-concertacionista. Que está férreamente unida para cuidar y velar tanto por sus intereses económicos personales como por la profundización este nefasto modelo neoliberal sin importar seguir pisoteando los sueños y anhelos de las grandes mayorías de nuestro país.
Salvador Puccio
Movimiento Nueva Democracia