I
Es habitual que todos los presidentes estadounidenses hagan patente su vocación imperialista, agresiva e intervencionista. El objetivo es dual: por un lado, demostrar al mundo que Estados Unidos es la principal potencia mundial y que tiene el poder de hacer lo que les venga en gana en cualquier lugar del planeta y, al mismo tiempo, demostrar a la estupidizada opinión pública del país que el matonaje fuera de las fronteras es lo que les garantiza su estilo de vida: de lucro para unos, de consumo para otros y de derroche para terceros.
Sin embargo, hay que decir que Joe Biden lanzó esa señal mucho más pronto que ninguno. El 25 de febrero a tan solo 31 días de haber asumido la más alta magistratura de su país ordenó un bombardeo a Siria. El argumento fue el “ojo por ojo, diente por diente”. Es como si Japón en 1945 hubiera lanzado bombas atómicas en Seattle y San Francisco como respuesta a Hiroshima y Nagasaki. Ese es el lenguaje imperial y el que espera buena parte del establishment bipartidista de Estados Unidos, siempre ávido de engrosar sus ingresos provenientes de la venta de armas y de drogas, sin importar cuánta sangre sea derramada para logar los objetivos.
La actuación de Biden sorprendió a inocentes e ignorantes que suponían que el presidente demócrata era diferente y que su llegada al poder iba significar un alivio para la convulsionada humanidad que se bate contra la pandemia de Covid-19. Contrario a esas espurias esperanzas, ya antes de tomar posesión, Biden comenzó los juegos de guerra que auguran un futuro inmediato de extrema tensión en el planeta. En este contexto, el escenario principal de conflicto es el Mar de la China Meridional y la República Popular China el principal enemigo para los afanes hegemónicos de Estados Unidos
Esta definición quedó expresamente establecida en un documento dado a conocer por el Pentágono el 18 de diciembre del año pasado, cuando Biden ya era presidente electo y en que se asevera que China es la única amenaza estratégica para el dominio global de Estados Unidos, agregando que Rusia también representa un peligro en términos bélicos.
El documento denominado “Ventaja en el mar” publicado por el Instituto Naval de Estados Unidos fue definido como la estrategia marítima del país a partir de la integración del poder naval en todos los dominios y bajo coordinación conjunta de la Armada, el Cuerpo de Marines y la Guardia Costera.
El escrito comienza caracterizando a Estados Unidos como una nación marítima, razón por la cual su seguridad y estabilidad depende de los mares. Por ello, desde el fin de la segunda guerra, junto a sus aliados y socios se dieron a la tarea de diseñar reglas que dieran forma a un sistema internacional que ahora está en riesgo.
Esta consideración es la que ha llevado a la necesidad de diseñar “Ventaja en el Mar” como “estrategia marítima de tres servicios que se centra en China y Rusia, las dos amenazas más importantes para esta era de paz y prosperidad global”. A partir de este análisis se ha priorizado competir con China debido a lo que denominan su creciente fuerza económica y militar, su agresividad y su “intención demostrada de dominar sus aguas regionales y rehacer el orden internacional a su favor”.
Por tanto, las fuerzas navales de Estados Unidos transmiten un ultimátum con el que pretenden obligar a China a actuar en términos aceptables para la potencia norteamericana, toda vez que de no hacerlo, se transformaría en “la amenaza más completa para Estados Unidos, nuestros aliados y todas las naciones que apoyan un sistema libre y abierto”.
Según el documento: “Las acciones agresivas de China están socavando el orden internacional basado en reglas, mientras que su crecientes capacidades militares están erosionando las ventajas de Estados Unidos a un ritmo alarmante”. Según el documento, ahí radica el verdadero problema, las propias fuerzas armadas de Estados Unidos reconocen que están perdiendo las ventajas militares que le permitían imponer su hegemonía y su dominio. Esta situación es la que determina que las fuerzas navales deban “actuar con urgencia, claridad y visión para tomar las medidas audaces necesarias para revertir estas tendencias”.
Este análisis viene a ser la concreción de la política de los últimos tres presidentes de Estados Unidos que sabiendo que la mayor debilidad de China viene dada por la necesidad de cubrir sus demandas comerciales, en particular las energéticas por vía marítima, han dado continuidad por más de 20 años a la transformación de las aguas adyacentes a China, en particular el Mar de la China Meridional en el epicentro del conflicto global del siglo XXI.
La respuesta de China a “Ventaja en el Mar” vino desde el Instituto Nacional de Estudios del Mar Meridional de China. En un artículo bajo el título de “Evaluación china de la nueva estrategia naval de Estados Unidos” suscrito por Shi Xiaoqin y Liu Xiaobo ex oficiales del Ejército Popular de Liberación (EPL), investigador el primero y director el segundo del Instituto de Investigación Naval Mundial se esboza la opinión del gigante asiático a la amenaza de Estados Unidos
Establecen que llama la atención que el documento considere a China y a Rusia como oponentes, lo cual establece una clara diferencia respecto de la opinión naval que Estados Unidos tenía en 1982, en plena guerra fría. En esa medida, “Ventaja en el Mar” vendría a ser “el primer documento de estrategia marítima emitido después de la inauguración de la competencia estratégica chino-estadounidense”.
De ella se puede deducir que hay un esfuerzo por unificar el pensamiento de las diferentes fuerzas navales de Estados Unidos, lo cual da cuenta de que su estrategia naval ha quedado obsoleta y que debe cambiarla para buscar nuevas formas que le permitan enfrentar y vencer por el control de los mares.
En cuanto a la evaluación de sus dos oponentes estratégicos hacen constar la aceptación de Estados Unidos de la pérdida de su ventaja militar “a un ritmo asombroso” por lo que resulta imperativo tomar medidas para revertir dicha tendencia.
Según los analistas chinos, es novedoso que a la tradicional idea de luchar por el control del mar, esta estrategia agregue la lucha en una “zona gris” que “incluye operaciones que caen por debajo de la intensidad de la guerra y operaciones que buscan obtener ganancias incrementales, como armar las redes sociales, infiltrarse en las cadenas de suministro globales y participar en conflictos espaciales y cibernéticos, etc”.
A diferencia de documentos similares elaborados en 2007 y 2015 que exponían la posibilidad de la cooperación global en los mares -a pesar de las diferencias- por parte de las potencias durante el siglo XXI esta nueva versión apunta a luchar por el dominio del mar, lo cual según afirman Shi y Liu es expresión de un “realismo de principios” que “enfatiza la toma de la ventaja y el uso del poder militar tradicional para salvaguardar el orden internacional”. El peligro no es solo que se identifique a China y Rusia como oponentes estratégicos sino que además el documento propone que Estados Unidos se haga cargo de “la libertad de navegación, la seguridad portuaria, el control de los cuellos de botella marítimos, la lucha por el mando del mar y el fortalecimiento de las alianzas”. En pocas palabras, se trata de darle alcance estratégico a la competencia marítima chino-estadounidense. El detalle es que dicha competencia solo se libra en los mares adyacentes a China, toda vez que no hay un solo barco de la armada de ese país en las cercanías de las costas estadounidenses.
No obstante todo lo anterior, los investigadores chinos advierten que tras esta idea de disminución de la ventaja de Estados Unidos sobre China en el mar, se intente dar una idea de debilidad que no se tiene con el objetivo de buscar el incremento del gasto militar. Recuerdan que durante un testimonio ante el Congreso en 2019, el comandante del Comando Indo-Pacífico, almirante Philip Davidson, pronunció un discurso titulado «Recuperar la ventaja» orientado a demostrar que China se está acercando a Estados Unidos en cuanto a su poderío naval, lo cual se ha convertido en consenso de los estrategas en Washington.
Shi y Liu sostienen que la nueva estrategia estadounidense presenta un defecto importante: no toca el elemento estratégico más relevante cual es cómo enfrentar simultáneamente a dos grandes potencias navales: China y Rusia porque, por muy poderosas que sea su contingente naval, no saben aún como distribuir sus fuerzas en un escenario de guerra naval tan amplio que incluya a los océanos Pacífico, Atlántico e Índico. Yo agregaría el Ártico. Así mismo, si China y Rusia conforman una alianza, Estados Unidos no ha resuelto el problema de cómo llevar a cabo al mismo tiempo la confrontación en el este y el oeste.
La “Doctrina de Dominación Permanente” (DDP) lanzada en 1992 que no establecía con claridad cuáles iban a ser los rivales de la potencia norteamericana una vez eclipsado el mundo bipolar, dio paso a la “teoría del caos constructivo” durante el gobierno de George W. Bush con la que Washington intentó afirmar su hegemonía tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. En ese momento ya se enunciaba la necesidad de “cercar” a China.
De esta manera, la vía marítima redobló su primacía, llegando a un nivel de prioridad número uno cuando el presidente Obama formuló su doctrina de “Pivote asiático” que apuntaba a hacer un despliegue de instalaciones militares y medios de combate para impedir y/o limitar el abastecimiento energético de China por vía marítima en caso de un escalamiento del conflicto. De ahí, solo hubo un paso a la mal llamada “guerra comercial” del presidente Trump que escaló aún más el conflicto.
La estrategia de “Ventaja en el mar” es lo que explica el incremento de la presencia naval de Estados Unidos en los mares adyacentes a China con el objetivo de realizar operaciones bajo el subterfugio de “proteger los derechos de navegación en esos espacios marítimos”.
Según los investigadores chinos, frente a este inexorable reto, Beijing tiene que hacer un esfuerzo superior para controlar las provocaciones de Estados Unidos a través de cuatro formas: Primero, mantener la moderación estratégica, instando a Estados Unidos a reducir su hostilidad. En segundo lugar, mantener el buen funcionamiento de los canales de comunicación estratégicos y los mecanismos de control de crisis. Tercero, hacer esfuerzos por garantizar una unidad regional que garantice la paz y la seguridad del entorno y Cuarto, promover una gobernanza marítima global y regional que frene la intención de Estados Unidos de militarizar los mares.
II
La semana pasada analizamos todos los elementos que permiten afirmar desde el punto de vista conceptual que Estados Unidos se está preparando para trasladar el conflicto estratégico de los próximos años al Asia-Pacífico transformando a China en su enemigo estratégico. Para ello haremos una revisión cronológica de los hechos desde que Joe Biden llegó a la presidencia. Al final cada quien podrá sacar sus propias conclusiones
23 de enero
El portaaviones estadounidense Theodore Roosevelt, acompañado por tres navíos de guerra, entró en las aguas del mar de la China Meridional.
25 de enero
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China acusó a Estados Unidos de provocar inestabilidad en Asia al desplegar barcos de guerra en la proximidad de su territorio. “Esto no favorece la paz y la estabilidad en la región», dijo a la prensa el portavoz de la Cancillería china, Zhao Lijian.
29 de enero
El portavoz del Ministerio de Defensa chino, Wu Qian, reiteró que Taiwán es una parte de China y afirmó que la independencia de la isla “significará una guerra”, agregando que: “aquellos que jueguen con fuego se quemarán”,
1° de febrero
Varios aviones militares chinos y estadounidenses entraron en zona de defensa aérea de Taiwán en medio de los temores a una guerra entre las dos potencias. Al mismo tiempo, China realizó ejercicios militares en su mar territorial. Estas maniobras coincidieron con la entrada al mar de la China Meridional de un Grupo de Ataque de Portaviones de Estados Unidos liderado por el portaviones Theodore Roosevelt.
4 de febrero
El destructor de misiles guiados USS John S. McCain atravesó el estrecho de Taiwán, en lo que se transformó en el primer viaje de un buque de la Armada de Estados Unidos por esa vía marítima en 2021.
5 de febrero
Beijing ha afirmado que continúa monitoreando las maniobras militares de Estados Unidos cerca de China continental y Taiwán, advirtiendo que el país está listo para responder a las amenazas y provocaciones estadounidenses.
En ese sentido, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, ha aseverado en una rueda de prensa que Beijing había seguido cuidadosamente el paso de un buque de guerra estadounidense por el estrecho de Taiwán: El vocero dijo que China esperaba que “Estados Unidos desempeñe un papel constructivo para la paz y la estabilidad regionales, y no al revés».
9 de febrero
Grupos de ataque de portaaviones estadounidenses han realizado ejercicios conjuntos en el mar de la China Meridional, un escenario que en los últimos años ha sido una fuente constante de tensiones entre Washington y Beijing. Los dos grupos fueron liderados por los portaaviones USS Theodore Roosevelt y USS Nimitz, informó la Marina estadounidense en un comunicado.
11 de febrero
La Administración del presidente Joe Biden está intensificando sus esfuerzos para formar una alianza en el Indo-Pacífico a base del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (Quad) con el objetivo de contener a China. Por su parte, Beijing ha condenado la iniciativa al considerarla un intento de crear una «Otan del Indo-Pacífico».
24 de febrero
El buque de guerra estadounidense USS Curtis Wilbur arribó a las aguas del estrecho de Taiwán, a pesar de las reiteradas advertencias contra la presencia militar estadounidense en la zona.
25 de febrero
El Ejército de China puso en marcha maniobras militares a gran escala ante el despliegue de Estados Unidos en la zona en disputa del mar de China Meridional. Según un informe del diario local South China Morning Post, las maniobras que involucran los bombarderos H6-J, los más avanzado de la Armada del Ejército Popular de Liberación de China (EPL), han tenido como objetivo mostrar la capacidad del gigante asiático en contrarrestar las recientes acciones de Estados Unidos en el entorno.
5 de marzo
En la apertura de las sesiones parlamentarias chinas de este año, al presentar el informe sobre la labor del gobierno ante la Asamblea Popular Nacional, el primer ministro Li Keqiang afirmó que China frenará el separatismo en Taiwán y la intromisión externa en asuntos de Hong Kong y Macao, donde además reforzará el principio de «Un país, dos sistemas».
De acuerdo con Li, Beijing permanecerá muy vigilante y neutralizará decididamente cualquier actividad relacionada con la búsqueda de la independencia en la isla sureña, pero al mismo tiempo promoverá la reunificación nacional y las relaciones pacíficas con Taipéi.
7 de marzo
El Canciller de la República Popular China, Wang Yi afirmó que el mundo no conocerá la paz hasta que Estados Unidos deje de interferir en los asuntos internos de otros países.
10 de marzo
Barcos de Guerra estadounidenses desafían a la República Popular China penetrando en aguas en disputa en el Mar de China, Estrecho de Taiwan y Mar Oriental que limita con Japón.
Las Fuerzas Armadas de China han desplegado su flota marítima con su Guardia Costera, la Milicia Naval y la Flota de Cohetes.
10 de marzo
El general Xu Qiliang, vicepresidente de la Comisión Militar Central, suprema autoridad militar de China, instó a aumentar el financiamiento del Ejército Popular de Liberación con el fin de prepararse para un posible enfrentamiento con Estados Unidos.
12 de marzo
Estados Unidos desplegó repetidamente distintos portadores de armas estratégicas, incluidos grupos de ataque de portaviones, en el mar de China Meridional a lo largo de 2020. La intensidad de esta presencia militar y las maniobras que pretendían disuadir a China de sus avances en el Pacífico no tenían precedente, según muestra un nuevo informe de expertos cuyos datos clave recoge el periódico Global Times.
Según el think tank chino South China Sea Strategic Situation Probing Initiative con sede en Beijing, Estados Unidos utilizó algunos enfoques nuevos en el reconocimiento en 2020, como el uso de códigos falsos de identificación de aeronaves para camuflar aviones de reconocimiento bajo la apariencia de vuelos de pasajeros de países como Malasia, algo que afectó la regulación de la aviación civil y la seguridad de los vuelos. El Pentágono utilizó también aviones de reconocimiento de empresas de defensa privadas.
El profesor Hu Bo director de ese prestigioso tanque de pensamiento chino pronosticó que la Administración Biden no cambiará el rumbo de la competencia estratégica contra China, ni en el sentido político ni en el militar. Esto significa que se mantendría la tendencia al aumento de tensiones entre los dos países en el Pacífico Occidental y que los buques estadounidenses continuarán sus incursiones.
12 de marzo
Se informa que aviones espías de Estados Unidos realizaron casi 1.000 misiones que se combinaron con sucesivas maniobras de varios grupos de ataque de portaviones durante los recientes ejercicios navales. Algunas acciones militares fueron camufladas como si fueran vuelos civiles.
12 de marzo
El presidente de Estados Unidos Joe Biden mantuvo una reunión virtual con los líderes del Grupo “Quad”. Según Jen Psaki, secretaria de prensa de la Casa Blanca, “Esto envía una muy fuerte señal de causa y propósito común”. El objetivo básicamente es “introducir el Quad como una nueva característica de diplomacia regular en el Indo-Pacífico». El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan expuso que la reunión dejó claro “que ninguno de ellos tiene ilusiones sobre China», agregando que todos los participantes en la reunión creen que la democracia puede competir con «la autocracia».
16 y 17 de marzo
El secretario de Estado, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, realizaron una visita a Japón donde se reunieron con sus homólogos locales para “dialogar sobre los riesgos que significa China en la región”.
18 y 19 de marzo
El secretario de Estado, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, realizaron una visita a Corea del Sur donde se reunieron con sus homólogos locales para discutir una amplia gama de preocupaciones regionales y globales, en primer lugar “el ascenso de China y los problemas relacionados con Corea del Norte”.
19 de marzo
La India y Estados Unidos reafirmaron su alianza militar durante la visita del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, quien se reunió en Nueva Delhi con su homólogo indio, Rajnath Singh, así como con el primer ministro Narendra Modi.
21 de marzo
China posee la fuerza militar más potente del mundo, y contaría con una ventaja significativa en el hipotético caso de un conflicto militar, según muestra un reciente estudio publicado por el sitio web Military Direct.
Un grupo de especialistas en defensa ha calificado a los 10 países con los ejércitos más poderosos, considerando distintos factores como su presupuesto, salarios, cantidad de personal militar activo, fuerzas aéreas, marítimas, terrestres y nucleares.
22 de marzo
De acuerdo con un artículo escrito por Khris Osborn difundido en la revista estadounidense The National Interest, se reveló que los cazas de quinta generación de Estados Unidos sufren constantes fallas, lo que le dificultaría confrontar a Rusia y China en una posible guerra. El artículo afirma que a pesar que Estados Unidos cuenta con cazas F-35 y F-22, estos tienen fallas, de modo que, en una posible guerra con China o Rusia, algo que crece cada día más, no podrán defenderse.
1° de abril
Suzhou, el cuarto destructor chino de misiles guiados del actualizado proyecto 052D se estrenó por primera vez en un ejercicio naval después de su reciente puesta en servicio, según el reporte del diario chino Global Times, que destaca la rapidez con que el país asiático construye y pone en servicio sus nuevos buques de guerra.
5 de abril
Global Times informó que un grupo de buques de la Armada del Ejército Popular de Liberación de China, encabezado por el portaviones Liaoning y acompañado por el destructor de misiles guiados tipo 055 Nanchang, navegó el pasado día 3 a través del estrecho de Miyako, situado entre las islas japonesas de Miyako y Okinawa, hacia el océano Pacífico. Se precisó que era un ejercicio de rutina que tiene como objetivo aumentar de manera integral la capacidad de combate de los buques.
9 de abril
Se dio a conocer que Estados Unidos reforzó su presencia militar en el mar de la China Meridional, tras haber enviado un buque de asalto anfibio a las aguas en las que China y varios países de la región mantienen diversas disputas.
Un grupo de barcos de guerra de la Armada estadounidense, entre ellos el buque de asalto anfibio USS Makin Island, de la clase Wasp, acompañado por el buque de apoyo USS San Diego, atravesó la noche del 7 al 8 de abril el estrecho de Malaca.
13 de abril
Beijing reaccionó ante las nuevas normas que permitirán a oficiales estadounidenses contactarse con mayor libertad con las autoridades de Taiwán. China instó a Estados Unidos a abstenerse de jugar con fuego en el tema de Taiwán, después de que la Administración de Biden emitiera nuevas normas que permitirán a los delegados estadounidenses reunirse más libremente con funcionarios de Taiwán.
15 de abril
Imágenes satelitales del lugar donde se construye un nuevo buque de guerra de la Armada china permitieron estimar las dimensiones del navío y asegurar que son comparables con el portaviones de Estados Unidos de la clase Ford. A juzgar por el tamaño de la parte inferior de la nave, sus dimensiones no difieren mucho de los más avanzados y mayores portaviones estadounidenses de la clase Gerald R. Ford que desplaza 100.000 toneladas.
Después de una detallada descripción los analistas establecieron una diferencia importante entre el navío Tipo 003 y los portaviones norteamericanos cual es la planta de propulsión. Al parecer, la embarcación china no utilizará un reactor nuclear, lo que reducirá su rango de acción y requerirá buques cisterna de escolta. En otras palabras, China no está construyendo un portaviones para realizar misiones en regiones alejadas de su territorio, sino que para misiones estrictamente defensivas, lo cual rompe con la lógica operativa de un barco de este tipo, considerada el arma ofensiva por excelencia
16 de abril
La economía de China creció un 18,3% en el primer trimestre de 2021 con respecto al mismo periodo del año anterior, informó el Buró Nacional de Estadísticas.
De acuerdo con esa entidad, el auge interanual equivalió a 24,9 billones de yuanes (3,82 billones de dólares) representando un vuelco radical en comparación con el colapso de 6,8 puntos registrado en igual período de 2020.
20 de abril
Por primera vez en la historia Estados Unidos se enfrenta a la vez con China y Rusia, dos potencias con capacidades nucleares poderosas, expuso el jefe del Comando Estratégico estadounidense, Charles Richard, en su intervención ante el Comité de Servicios Armados del Senado.
En opinión de Richard, «China y Rusia desafían nuestra fuerza [de Estados Unidos] a través de una amplia gama de actividades que requieren una respuesta concertada e integrada del Gobierno. Por primera vez en nuestra historia, la nación avanza hacia la confrontación con dos adversarios estratégicos que al mismo tiempo tienen capacidad nuclear, pero que deben ser disuadidos de manera diferente». Richard consideró como signo preocupante la cooperación estratégica en el ámbito militar entre los dos países.
Hasta aquí el recuento, evalúe amiga lectora, amigo lector, si estamos sentados o no encima de un polvorín y, –como dije antes- saque usted sus propias conclusiones respecto de quien se está esmerando por ser el primero en prender la mecha.
Por Sergio Rodríguez Gelfenstein
Publicado originalmente el 22 de abril y 1 de mayo de 2021 en Politika.