“El derecho de vivir en paz”, además del título de una canción de Víctor Jara, es una publicación del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile, bajo la dirección de Pablo Ruiz, a la vez representante de SOA Watch en nuestro país. En el número correspondiente al segundo semestre del presente año, se destaca la información sobre la ingerencia militar de USA en el mundo, en América Latina y, especialmente, en Chile.
El Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile, a través de la Ley de Transparencia, ha accedido a parte del listado de militares chilenos que han asistido a recibir entrenamiento en Estados Unidos en los últimos años. Dicho entrenamiento se ha realizado en la Escuela de las Américas que, desde enero del 2001, es denominada Instituto para la Cooperación y la Seguridad del Hemisferio Occidental (WHINSEC).
El Ministerio de Defensa, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea entregaron las listas de nombres, fechas y cursos de la Escuela de las Américas a los que han asistido soldados chilenos entre 2001 y 2015.
En la información entregada por las instituciones de defensa nacional aparecen los nombres de los “instructores invitados” que han participado en la academia castrense, así como también se observa el decreto que autoriza al coronel de ejército Gustavo Núñez a desempeñarse como subcomandante de WHINSEC entre el 1º de enero de 2014 al 31 de diciembre de 2015. Además, se da cuenta que ha habido personal de WHINSEC que ha viajado a Chile para dar el curso de “Desarrollo Personal para Cadetes” de la Escuela Militar. No obstante, no se menciona el curso de “Operaciones Conjuntas 2012” dado en la Academia de Guerra bajo la organización del Estado Mayor Conjunto y el Equipo Móvil de WHINSEC.
Es conveniente difundir que fueron graduados de la Escuela de las Américas quienes participaron en los asesinatos de Víctor Jara, de Orlando Letelier, de Tucapel Jiménez, así como en la Operación Albania, en la Operación Cóndor y en los innumerables crímenes contra la humanidad perpetrados contra miles de chilenos y de latinoamericanos, tras los entrenamientos para “aplicar torturas, chantaje, extorsión y pago de recompensa por enemigos muertos”. Entre ellos destacan Manuel Contreras, Alvaro Corbalán, Miguel Krassnoff, Humberto Gordon, José Zara, Raúl Iturriaga, Odlanier Mena, Armando Fernández Larios, entre otros.
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En abril de 2013, la jueza Phyllis J. Hamilton, del Distrito Norte de California, USA, acogió favorablemente la petición de libertad de información presentada por el Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas para desclasificar los nombres de todos los soldados latinoamericanos que han sido adiestrados en la también llamada “Escuela de Asesinos”. La jueza Hamilton, en su fallo, señaló buscar “asegurar una ciudadanía bien informada, cosa fundamental para el funcionamiento de una sociedad democrática, necesaria para frenar actos de corrupción tanto como para sostener a los gobernantes en condición de “accountability” de los gobernados”. El fallo fue apelado por los abogados del gobierno de USA y el juicio ha continuado hasta hoy.
En el presente año, el Movimiento contra la Escuela de las Américas cumplirá 25 años de vida y, como lo ha hecho cada 22 de noviembre, protestará en la entrada de la academia militar que opera en el Fuerte Benning, en Georgia, USA, luego de ser expulsada de Panamá en 1984. Es una acción digna de elogio, dada la falta de información que padece el pueblo norteamericano, donde los medios de comunicación presentan un discurso hegemónico, sin hacer mención del papel que USA ha tenido en las intervenciones en América Latina. El fundador de SOA Watch es Roy Bourgeois, quien ha instalado su casa frente al Fuerte Benning y dedica toda su capacidad y su tiempo a esta labor de humanidad.
A pesar de tanto esfuerzo desplegado durante 25 años, es un hecho que hoy, en América Latina y el Caribe operan más de 70 bases militares de USA, que tienen por misión cuidar y proteger los intereses norteamericanos en la región. El Comando Sur del Ejército de USA, en los años 90 decidió inventar las “fuerzas de despliegue rápido” que, en vez de volar desde el Comando Sur hoy tiene sus fuerzas dispersadas en bases más pequeñas. Por ejemplo, en Paraguay está la base Mariscal Estigarribia, cerca de la frontera de Bolivia y de otras naciones, lo que proporciona la posibilidad de llegar en avión en pocos minutos a distintos puntos de América Latina. En Panamá, USA instaló nueve bases, lo que le permitirá desplazarse rápidamente por Centroamérica y México. En Chile, se conoce la existencia de una base militar norteamericana en el Fuerte Aguayo, en la localidad de Con-Cón, en la Región de Valparaíso.
Alguna vez, Eduardo Galeano dijo que “en septiembre del 96 el Departamento de Defensa de USA formuló una confesión interesante que tuvo poca repercusión pública. El poder militar norteamericano admitió que había cometido lo que llamó un error. El error consistía en haber entrenado militares latinoamericanos en las técnicas de la tortura, del secuestro, el asesinato, la desaparición forzada. En fin, un error, un errorcito. Un errorcito que ha costado miles y miles de vidas en América Latina”.
Por Hervi Lara B.
Santiago de Chile, 20 de octubre de 2015.