El hipócrita concepto de libertad para el imperialismo

Un poder global que cada día pierde espacios y da manotazos de ahogado en la idea de poder seguir aferrado a aquello que se le escapa, que ya no puede ejercer ese control total.

El hipócrita concepto de libertad para el imperialismo

Autor: Pablo Jofre

El concepto de libertad para Washington y con ello lo que las empresas de ese país entienden -con el lobby sionista detrás de sus acciones-, refiere al sometimiento de los dictados y decisiones que este contubernio trata de imponer al mundo. Una sociedad formada para el crimen, una asociación ilícita destinada a delinquir y que ha comprobado que el Comité de Asuntos Estadounidense-IsraelíAIPAC– es el verdadero poder en las sombras en materia de política exterior de Estados Unidos. La expresión más clara de esta idea es el ataque permanente contra la República Islámica de Irán, en todas las áreas, incluyendo el tema de los medios de comunicación y su limitación, prohibición y hasta clausura de los accesos a las redes sociales, en virtud de las decisiones y objetivos de la administración de turno y las presiones sionistas y sus medios de comunicación.

Así lo ha vivido, por ejemplo, mostrando con claridad cómo actúa el imperialismo y el poder hegemónico, las distintas cadenas de noticias gráficas, sociales, portales de la nación persa, que sufre la censura, por parte de las empresas como Google y Youtube, trayendo consigo permanentemente el cierre momentáneo de sus cuentas globales en una decisión inaceptable, mostrando que estas redes están sujetas al control de intereses donde la libertad no es el bien más preciado. Esa medida, junto a la cotidiana labor de presiones y ataques contra Irán, tiene la misión de acallar a las voces disonantes, a aquellas que muestran lo que medios occidentales no desean exponer, una guerra destinada a censurar a voces diferentes, apuntando a medios alternativos, que luchan por mostrar una realidad no manipulada.

Junto a lo mencionado está el plan maestro de Washington de intentar silenciar la voz de Irán en defensa de su soberanía, como ha sido tarea fundamental sobre todo tras la firma del Plan Integral de Acción Conjunta JCPOA por sus siglas en inglés– que Washington abandonó en forma violatoria, borrando con el codo aquello firmado con la mano. En el caso de Google, la mencionada compañía, principal subsidiaria de la multinacional estadounidense Alphabet Inc., cuya especialización son los productos y servicios relacionados con Internet, software, dispositivos electrónicos y otras tecnologías, impone permanentemente restricciones a las cuentas de los medios y portales iraníes, tanto en las plataformas en Youtube como en Google Plus. La excusa fue que HispanTV habría violado los términos de Google en materia de envío de spam –basura-, contenidos publicitarios y solicitudes en masa. Todas ellas argumentos falsos y claramente destinados a ejercer presión y atacar a medios que se oponen a la hegemonía global.

Resulta evidente que al gobierno estadounidense le resulta incómodo un país soberano como Irán. Le es “enojoso” en su política hegemónica, encontrar un rival que es capaz de enfrentarlo en el mismo terreno y derrotar a sus aliados, como ha sucedió en la guerra de agresión contra Siria e Irak, donde el Eje de la Resistencia ha sido una pared donde se ha estrellado la triada conformada por el imperialismo, el sionismo y el wahabismo saudí. Al mismo tiempo que el Plan integral de Acción Conjunta –JCPOA por sus siglas en inglés– ha mostrado la fortaleza persa en materia de llevar a cabo un programa nuclear en función de sus objetivos nacionales, mostrando al mundo que el único que no cumple con los acuerdos establecidos entre el G5+1 e Irán, es precisamente el gobierno estadounidense, que no acepta, que no asimila que términos como soberanía y dignidad aún están presente en muchos pueblos del mundo.

Al margen de censuras y si estas son totales o transitorias, la libertad para Washington representa un concepto vacío. Un término carente de significado en el ámbito de la soberanía y la dignidad al oponerse a los dictados de esta potencia mundial en lo que se refiere a las relaciones entre los pueblos. La libertad para este país, su administración de gobierno y la cultura que lo domina, sólo entiende la elección entre sus posturas (por tanto, la sujeción) o tener que enfrentarse a su furia, decisiones, presiones y ataques en todos los ámbitos. Es la mera voluntad de decidir si quieres ser su amigo o su enemigo. No hay posibilidad de una elección independiente de su vasallaje. El modelo capitalista que anima el supuesto albedrío que lleva aparejado este sistema, es simplemente la expresión de un modelo tiránico, explotador y agresivo. Para el analista estadounidense Noam Chomsky, “La ideología del capital, expresado por el neoliberalismo, sostiene que la libertad aumenta cada vez más, mientras que en la práctica aumenta la tiranía. El neoliberalismo es la tiranía y tanto el Partido Republicano como el Demócrata, sin excepción, dedican sus esfuerzos a destruir la vida humana.

El neoliberalismo de Estados Unidos se ha aupado el interés del capital por encima del interés del pueblo, evidenciando una reducción democrática, que ha provocado e intensificado la desigualdad. Mientras que el capital y los capitalistas gozan de total libertad y protección”.

Años atrás, este reconocido lingüista y analista político sostuvo en una interesante conferencia magistral en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño en Caracas: “Si eres crítico con la política, eres antiestadounidense. En Estados Unidos el sistema socioeconómico está diseñado para que el control de los medios esté en las manos de una minoría, dueña de grandes corporaciones… lo que trae como resultado que debajo de la supuesta libertad de expresión se encuentran siempre los intereses financieros de esos grupos. En Estados Unidos se vive una monopolización de los medios principales por parte de entidades privadas y corporativas, lo que restringe de forma radical la posibilidad de expresar opinión y proporcionar información». Certeras palabras que siguen teniendo plena vigencia.

En el plano descrito, indudablemente, cualquier posición independiente de la hegemonía estadounidense representa un peligro para el gran capital, el complejo militar-industrial y los sostenedores esenciales de este ente como es el lobby sionista en Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, esencialmente. Dueños de grandes corporaciones mediáticas, convertidas en manipuladoras de la información, creadoras de matrices de opinión y sobre todo en desviar la atención de los grandes temas en función de los intereses políticos, económicos y militares de Estados Unidos y sus aliados. Un sionismo que está detrás de las medidas de censura de aquellos medios que lo muestran como lo que es: una ideología colonialista, racista y criminal.

Junto con ellos existe un fondo de inversión de enorme riqueza: The Vanguard Group, que mueve inversiones por más de 400 mil millones de dólares en el mundo, dentro de la que se incluyen empresas como Google, Facebook, Twitter –hoy XTime Warner, Monsanto, Coca-Cola, Apple, Goldman Sach, Pfizer, Viacom Inc. Que a su vez es dueña de CBS, entre otras. Una empresa donde la familia Rothschild, a través de Rotschild Asset Management Inc. y otras subsidiarias, tiene una participación mayoritaria. A lo que se une las compañías de esta familia en amplias ramas de la economía y las finanzas: JP Morgan Chase & Co., Societe Generale, Lehman Brothers Holdings Inc., BNP Paribas, Walt Disney, Boeing, entre otras. Hablar de Vanguard Group es dar cuenta de una corporación voraz con enorme poder político y económico, con millones de dólares destinados al lobby para imponer condiciones leoninas a los pueblos y así favorecer a las grandes empresas de las cuales es su holder principal. Una compañía que lo mismo se mueve en el campo de los transgénicos, que de los medios de comunicación y empresas de cine e industria alimenticia. Vanguard Group es parte esencial de la denominada Red de Control Corporativo Global.

Las críticas a esta información suelen venir precisamente de aquellos que son parte de este círculo de poder. Labor que realizan, ya sea: minimizando el dominio real de corporaciones transnacionales como la mencionada precedentemente o acusar que se trata de teorías de la conspiración, que sólo alientan la desconfianza en los marcos de libertad económica y política en que el neoliberalismo se mueve. A lo consignado se suma la labor de dar cobertura discursiva a sus políticas de agresión, que es el eje que consolida este imperio basado en la fuerza. Tal es el caso de la Hasbará sionista, por ejemplo, una política de propaganda implementada por las autoridades del régimen israelí, para minimizar las críticas frente al sistema de apartheid implementado contra el pueblo palestino desde mayo del año 1948 a la fecha que es cuando se funda la entidad sionista sobre los territorios otorgados por las Naciones Unidas mediante la Resolución N° 181 de noviembre del año 1947 y que este día 29 conmemoró sus 70 años de infausta ocurrencia.

Una Hasbará destinada a “explicar las políticas del régimen israelí y fomentar la limpieza de su imagen”. Esta Hasbará dispone de su propia infraestructura y radica en la oficina del primer ministro israelí y en unidades específicas de diversos ministerios que despliegan sus esfuerzos mediáticos –entre ellos su particular lucha contra medios de comunicación críticos del sionismo, como es el caso de TeleSur, Al Manar, Annur TV, Hispantv, entre otros– hablamos del Ministerio de Asuntos Militares, de Asuntos Exteriores y de Turismo, incluyendo la Agencia Judía Israelí. Esta burocracia recluta “periódicamente voluntarios dispuestos a realizar trabajos de hasbara, es decir de propaganda, en los medios de comunicación occidentales”.

La puesta en marcha de la Dirección Nacional de Informaciones Israelí y su política de Hasbará, con presupuesto secreto ha significado, por ejemplo, la creación de entidades que comenzaron a operar en todas las regiones del mundo, con especial énfasis en África y América latina. Esto, porque el Lobby Judío en Estados Unidos, Francia e Inglaterra, tiene tal poder y manejan medios de comunicación tan evidentes, que determinaron el enfocarse y destinar esfuerzos a aquellos gobiernos y sociedades de países donde ese lobby judío es menos fuerte y requiere forzar a los políticos de esos países y sus medios de comunicación a difundir el mensaje sionista.

El neoliberalismo pretende limitar la intervención del Estado, jibarizarlo y generar la irrupción de multinacionales en las economías de los pueblos, dejando todo al supuesto arbitrio de los actores particulares; un imperialismo que teme la libertad y se intimida ante la soberanía de los pueblos. Y como sucede, igualmente, con el sionismo, aterrado ante la posibilidad de perder sus privilegios y pagar por sus crímenes. Las empresas que secundan las políticas de estas ideologías y prácticas totalitarias son simples títeres de un poder que tiene que morir, de una supremacía que se espanta ante los canales alternativos de información que escapan a su control y directrices y que día a día ayudan a desarmar su otrora omnipotencia.

Un poder global que cada día pierde espacios y da manotazos de ahogado en la idea de poder seguir aferrado a aquello que se le escapa, que ya no puede ejercer ese control total. Para eso usa estas herramientas, para ello se basa en estas plataformas en línea y las obliga a censurar, a establecer decisiones atentatorias contra la libertad de expresión y de información, con un apetito hegemónico que parece insaciable. Resulta indudable que las políticas del sistema hegemónico buscan sembrar la discordia entre los pueblos. Las políticas del sistema hegemónico buscan crear inseguridad, desinformación, acallar las voces disonantes del modelo que se pretende imponer, coartando la libertad de los pueblos.

El ayatolá Jamenei en un mensaje fuerte y contundente ha señalado que el mundo en general y las sociedades musulmanas en particular deben evitar la desunión y que se hace necesario “cerrar filas para encarar a su enemigos más importantes y despiadados que son el sionismo y el imperialismo, los cuales quieren ver a los musulmanes diezmados, desunidos y contrapuestos en guerras étnicas, locales y regionales.” Lo que señaló como el principal cáncer fue la entidad sionista, que se encuentra, dijo, en el corazón geográfico del mundo islámico. Y el principal tejido a salvar de ese cáncer es Palestina, con la que pidió a los musulmanes reflexión para unirse y para salvarla.

Y, en esa tarea, los medios de comunicación alternativos son un camino de solución al imperio y dictadura de la manipulación y desinformación. Alternativos al poder global, valiosos instrumentos de lucha, y contra ellos ese imperialismo y el sionismo dirigen sus dardos. En este marco de acción, contar con medios de información y cultura sobre lo que es el mundo del islam, es un puente valiosísimo para promover el acercamiento cultural entre el mundo islámico y Latinoamérica, donde también resulta ser una alarma fundamental en la lucha ideológica, política y comunicacional. La solución es avanzar hacia la definitiva independencia en materia de acceso a la información, en el uso de redes sociales, en tecnologías que no estén asociadas a Estados Unidos, sus corporaciones trasnacionales y sus títeres regionales que no creen en la libertad. La solución es acrecentar la plena soberanía de nuestros pueblos en una lucha sin cuartel contra sus principales enemigos: el imperialismo y el sionismo. La muerte de ambos es la vida de la inmensa mayoría de la humanidad.

Por Pablo Jofré Leal

Artículo para SegundoPaso ConoSur

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