La semana pasada, a través del canal TV Senado, los chilenos y las chilenas pudimos observar la 2ª sesión de Audiencias Públicas (realizada el 11 octubre) sobre el proyecto de Ley de #tvdigitalchile (Si no lo pudo ver, lo puede buscar en las repeticiones en la web)
Ese día expusieron la Asociación Nacional de Televisión – Anatel y TVN, ocupando más de la mitad del tiempo disponible para decir casi lo mismo: La posición que tienen los grandes canales sobre una ley quieren que se apruebe rápido y sin mayores discusiones. En este contexto, la particularidad del carácter público de TVN brilló por su ausencia.
Una de las primeras cosas que llamó la atención fue que tanto los ejecutivos de TVN como de Anatel han comenzado a utilizar el concepto de “tv de acceso condicionado” para referirse a la posibilidad de cobrar por sus contenidos en digital y así evitar el concepto más explícito de “tv abierta de pago”. Así que ya sabe de qué se está hablando cuando escuche ese eufemismo: Están condicionando su acceso a determinados contenidos al hecho de que usted como televidente tenga un código (el término técnico es “encriptado”), cuya clave le entregarán siempre y cuando meta la mano al bolsillo.
No hay que confundir TV abierta (de ahora en adelante TV digital de libre recepción o TV digital terrestre) con otras plataformas de TV de pago como el satélite o el cable. La TV abierta viaja por las bandas UHF y VHF del espectro radioeléctrico (la TV digital terrestre irá porla banda UHF). Según la organización internacional que determina los usos del espectro, la Union Internacional de Telecomunicaciones o UIT, estas bandas deben utilizarse para tv de acceso gratuito.
Como parte de su argumentación en favor del “acceso condicionado”, desde Anatel, además exigen una «simetria» con la TV de pago (cable y satelital): Opinan que si el cable cobra suscripción y hace publicidad, ellos quieren lo mismo. Vemos una contradiccón en solicitar simetría para cosas que por naturaleza y definición no lo son: TV de libre recepción y TV de pago. El hecho de que los canales de pago emitan publicidad es una de las principales críticas de sus suscriptores. No se pueden aplicar simetría permitiendo anomalías en ambas plataformas televisivas!
A modo de síntesis se puede decir que la postura de Anatel y TVN ante la transición digital se resume en dos puntos:
1. Ambos están preocupados por emitir en HD (alta definición) la misma señal actual, antes que pensar en la posibilidad de emitir de modo simutáneo más de una señal.
2. Ambos se muestran a favor de la posibilidad de cobrar por el 50% de su capacidad de transmisión.
De lo anterior, podemos desprender que el modelo de negocios que pretenden implementar estará basado en dos premisas:
a) No emitirán nuevas señales de TV que la que tienen actualmente y tampoco alquilarán el remanente de espectro asignado que no usen, pues piensan focalizar el espectro disponible en mejorar la calidad y cobertura de su señal.
b) Lo quieren es poder hacer negocios con el otro 50% restante donde se les permite hacer tv de pago. Esto hace pensar que el llamado «acceso condicionado» que se quiere aplicar al 50% de remanente sería para data casting (transmisión de META datos) o desarrollos interactivos de carácter comercial antes que para diversificar y eventualmente mejorar los contenidos o desarrollar aplicaciones de data casting de interés público o uso social.
Este modelo de negocios es coherente con su oposición a establecer cuotas de pantalla para la producción audiovisual independiente: No están pensando en generar nuevas pantallas y, por lo tanto, no les interesa la creación ni la promoción de los productores de contenidos. Lo cual es contradictorio con la propia exposición hecha por los ejecutivos de TVN, que partieron señalando que en el contexto digital lo importante es la preservación de los contenidos nacionales.
Como miembros de la Mesa Ciudadanía TV Digital vemos con preocupación la deriva que está adoptando la posición de la industria en el debate de TV digital: Exigencias de más beneficios, sin ninguna condición nueva a cambio. Bernardo Donoso, Presidente de Anatel, contó que en su conjunto las concesiones analógicas que tenemos en el país, pagan al año 1,4 millones de dólares por concepto de arriendo del espectro. TVN, por su parte informó, que los ingresos publicitarios de la industria son del orden de 500 millones de dólares anuales. Eso quiere decir que lo que pagan los canales de televisión abierta por uso de espectro es menos del 1% de lo que ingresan: Exactamente, es el 0,28% de lo que ingresan. La posibilidad de hacer negocios con el espectro podría incrementar exponencialmente sus beneficios.
Pero no se escuchó ninguna propuesta para, por ejemplo, entregar un porcentaje, aunque fuera pequeño, para contribuir a un fondo para el desarrollo de otros modelos de televisión (educativa, cultural, comunitaria, infantil). Asimismo, Anatel planteó su preferencia por utilizar sólo criterios técnicos y financieros de evaluación de los concursantes a concesiones (cuestión en la cual están en discrepancia con el Consejo Nacional de Televisión, CNTV).
Por último, observamos que en su exposición, TVN, no logró levantar una mirada y una propuesta distinta a la de los canales comerciales en este debate. Aunque la digitalización parecía una oportunidad para discutir acerca del rol de servicio público de TVN, tal como lo fue a principios de los 90s, el rol de la tv pública en este proceso se está convirtiendo en otra omisión del debate sobre la TV digital que queremos para Chile. Aunque no ha ocurrido así en todos los casos, en un número importante de países donde la televisión pública tiene incidencia social, ésta ha liderado la transición digital. En Chile, no observamos una reflexión en este sentido. La ley de TVN, tal como está, tampoco parece dar cuenta de esta problemática.
Ante todo este panorama, es importante destacar una proyección de esperanza: Ante una pregunta por la posibilidad de desarrollar un teletransportador público para contenidos educativos, culturales y comunitarios de alcance nacional, utilizando la infraestructura de TVN, los ejecutivos señalaron que era «un tema interesante de explorar». Pero la duda permanece, porque si bien este es un anhelo de la ciudadanía organizada, el debate legislativo no ha profundizado en el modelo de financiamiento de este teletransportador ni en su gestión administrativa.
Por Chiara Sáez y Jaime Mondria
Miembros de la Mesa de Trabajo Ciudadanía y TV Digital
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