¿Qué sucede con el digno movimiento neozapatista mexicano? ¿Y con la importante iniciativa de La Otra Campaña que este movimiento lanzó en el año 2006? Para responder adecuadamente hace falta alejarse de la visión deformada y para nada desinteresada que los grandes medios de comunicación mexicanos tratan de propagar a los cuatro vientos. Una visión que pretende hacernos creer que ese neozapatismo ha entrado en decadencia, y que La Otra Campaña fue un efímero proceso que se apagó en cuanto se terminó la coyuntura electoral del año de 2006. Sin embargo, y en contra de esta falsa versión, es un hecho que ese movimiento neozapatista se mantiene vivo y activo, aunque ahora replegado sobre todo dentro del Estado de Chiapas, debido tanto al aumento de la presión directa del ejercito mexicano (que tiene acantonado en Chiapas al 70 % de sus efectivos), como también al desmesurado incremento de las agresiones paramilitares a las bases de apoyo neozapatistas, incremento que se desplegó con enorme fuerza como contraestrategia frente al rápido crecimiento de la vasta red de La Otra Campaña, durante los años 2006 y 2007, fundamentalmente. Porque en solo dos años La Otra Campaña logró conformar una red que tiene presencia en los 32 Estados que conforman a México, red que incluye entre sus 15.000 adherentes (que abarcan a cientos de miles de personas, pues un solo adherente puede ser un movimiento urbano popular con 10.000 ó 20.000 miembros, y otro lo es el EZLN con centenas de miles de bases de apoyo) lo mismo al Consejo Nacional Indígena, que a La Otra Obrera, pero también al Colectivo Estudiantil Metropolitano de la ciudad de México, o a diversos grupos culturales, artísticos, de minorías, campesinos, de pescadores, de jubilados, de maestros, o de mujeres, entre muchos otros. Por eso, y una vez que haya concluido ese proceso de reorganización de las comunidades neozapatistas de Chiapas, y que ellas estén ya listas para enfrentar cualquier tipo de agresión militar o paramilitar, es seguro que los compañeros neozapatistas volverán a salir a la palestra pública para retomar la segunda etapa de esa Otra Campaña, cuya tarea principal será la de comenzar a organizar, desde abajo y a la izquierda, el Programa Nacional de Lucha. Porque fue esta tarea la que quedó interrumpida cuando los compañeros decidieron replegarse hacia ese Estado de Chiapas, a finales de 2007 y comienzos de 2008. Elaboración, desde abajo y a la izquierda, del Programa Nacional de Lucha, que habrá de fijar las demandas principales, tanto generales y comunes a todo el pueblo mexicano, como sectoriales y específicas a cada uno de los grupos, clases y sectores subalternos de México, por las que habrá de luchar, en el muy próximo futuro, ese vasto y creciente movimiento de La Otra Campaña. Pues una vez conformado ese Programa Nacional de Lucha, deberán comenzar las vastas y masivas movilizaciones pacíficas que, agrupando en un amplio frente de masas anticapitalista a todos los sectores y clases subalternos mexicanos, lucharán radicalmente, no por ungir en el poder a tal o cual candidato presidencial, ni tampoco por llevar a la cúspide del actual Estado a tal o cual partido político, sino más bien por destruir completamente tanto al gobierno como al actual Estado capitalista, pero incluso y más allá, a la degradada y corrupta forma de la política hoy imperante, para construir en su lugar una muy Otra política, y un gobierno que funcione bajo el principio de ‘mandar obedeciendo’, es decir, que disuelve al Estado mismo, para instaurar en su lugar el autogobierno de los propios ‘ciudadanos de a pie’ o subalternos de todo México.
Por Carlos Antonio Aguirre Rojas
Profesor e investigador de la Unam
Politika, segunda quincena agosto 2010
El Ciudadano N°86