El perpetuo retorno

(…) “… y aquí está Marcelo, están aquí los Catrileo, los Cariqueo, están aquí, nuevamente, en esta tierra de ignominias los hermanos Vergara

El perpetuo retorno

Autor: Leonel Retamal

(…) “… y aquí está Marcelo,

están aquí los Catrileo, los Cariqueo,

están aquí, nuevamente, en esta tierra de ignominias

los hermanos Vergara.

Míralos,

mírate,

estás tú también,

aunque estés muerto

y enterrado bajo nuestros pasos.”

(…)

Estos versos son del libro EL PERPETUO RETORNO, escrito por Andrés Gómez, joven estudiante secundario de un liceo municipalizado que, como dice la presentación del mismo, “es la suma de esas conciencias que desde la necesaria radicalidad se hacen escuchar, remeciendo las calles de la inercia, con todo el pulso de una generación que se agita cual vendavales sobre una urbe a la que muchos ya asumieron, como tristes corderos resignados…”.

Es éste un ejemplo de las potencialidades de los hijos del pueblo y que la estructura del poder niega posibilidades de desarrollo. No obstante, a pesar de la represión ejercida por la policía en contra de los jóvenes, la vida fluye en la poesía, en los grupos de teatro, en las editoriales artesanales, en las radios y canales de televisión comunitarios, en las bibliotecas ambulantes y en las innumerables iniciativas y creaciones que brotan en el mundo popular. Y aunque esta vitalidad organizada no aparece en las pantallas ni en las páginas sociales, los círculos del poder saben que existe y le temen. Por eso emplean a la policía y a las FFAA, entidades poseedoras “profesionalmente” de un desprecio radical por las personas creativas y, sobre todo, si éstas provienen del pueblo.

A pesar de todo, existen instancias de vida que abren “las anchas alamedas”. Y la cultura popular tiene una vía de difusión en Editorial Quimantú, que también persiste en un “perpetuo retorno”. Durante el gobierno de la Unidad Popular, Quimantú editó doce millones de ejemplares en el lapso de dos años: autores clásicos que se distribuían en kioskos de diarios, a bajo precio y así todos tuvieron acceso a la lectura. La tiranía militar requisó estos y otros libros, los quemó y era detenido quien los poseyera.

En la Feria del Libro de la persistente y actualizada Editorial Quimantú, realizada el pasado 1º de septiembre en el Parque Forestal, estudiantes como Andrés Gómez pudieron decir su palabra de amor a la vida y a la libertad, porque el libro permite que el oprimido trascienda su situación de marginado del sistema imperante. La libertad es la condición original de justificación de la existencia, dando sentido a la vida y a la realización de “otro mundo posible”. Y un mundo nuevo sólo puede ser hijo de la libertad, de la cultura, de las ideas. Quienes siembran ideas no requieren de violencia, a diferencia de los personajes fellinianos que rinden homenajes a Pinochet y a Krasnoff.

El golpe de Estado y la dictadura fueron violentos y horrorosos, pero los seguidores de Salvador Allende hemos seguido viviendo y dando respuestas a la maquinaria del silencio y de la muerte a través de jóvenes como Andrés Gómez y miles de otros.

Quienes fuimos jóvenes ayer tuvimos el privilegio de haber vivido plenos de esperanzas y sentido profundo de nuestras vidas, porque la Unidad Popular significó una nueva concepción del hombre, de un empuje de la humanidad hacia delante, de un acceso al socialismo, a una sociedad nueva, y que nos comprometió hasta lo más profundo de nuestro ser. Aquello fue truncado, pero hemos seguido viviendo, porque la dictadura no logró podrirnos el alma. “No lograron convertirnos en ellos”.

Tal como afirmara Gabriel García Márquez al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982: “frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida”. Porque estamos convencidos y esperamos contra toda esperanza que “ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte”. Hemos seguido viviendo como un “perpetuo retorno”.

Por Hervi Lara B.

Comisión Etica contra la Tortura (CECT-Chile)


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