Adolfo Thiers, el criminal y asesino de los comuneros en París, (mayo de 1871), sostenía que la República, con el sufragio universal incluido, era mucho más estable y útil para defender los intereses de la “gente bien” – los ricos – que la misma monarquía, pues la primera podía justificar la explotación en nombre de la nación y de la voluntad popular, mientras que la segunda sólo dependía de un rey, fácilmente de destronarlo, como había ocurrido con Luis XVI, Carlos X y Luis Felipe de Orleáns.
Los hechos en la actualidad – la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea y el triunfo del Partido Popular en España, en 26 de junio último – vendrían a demostrar que Thiers no andaba tan desacertado, pues en el fondo, los adinerados han sabido utilizar en su favor el sufragio universal, haciendo que los pobres terminen sirviendo a la causa de los poderosos.
Es difícil de explicar por qué los españoles, en esta segunda oportunidad electoral terminaron dando 18 diputados más que en las elecciones de diciembre de 2015, al PP el Partido más corrupto y ladrón en toda la historia de la transición Española, y es probable que Mariano Rajoy termine convirtiéndose en el Presidente de Gobierno, esta vez con el apoyo de Ciudadanos y de nacionalistas vascos, con la abstención de los socialistas.
Que resulten elegidos los más corruptos no es ninguna novedad o una anomalía histórica, por el contrario, así ha ocurrido, generalmente, a través de la historia: baste recordar el caso italiano que terminó con la destrucción de los partidos políticos de la posguerra – democratacristianos, socialistas y comunistas – en favor de un forajido y corrupto como Silvio Berlusconi, del Partido Forza Italia, que reelegido en varias ocasiones. En la actualidad, el gobierno italiano está a punto de caer en manos de Beppe Grillo, un actor cómico, que encabeza el movimiento Cinco Estrellas.
De poco serviría culpar a los electores de decisiones tan torpes y que termine como triunfador el más sinvergüenza dentro de los sinvergüenzas y que, además, el Partido más corrupto lidere el Parlamento. Hay que explorar mucho más a fondo en la crisis de representación política que ha convertido la democracia en el sirviente de los intereses bancarios y empresariales para entender lo que está ocurriendo actualmente en Europa.
El miedo es un factor fundamental en política: en el caso actual de Brexit el terror al inmigrante que, en este caso, no sólo se limitó a quienes venían huyendo de las guerras de otros continentes, sino especialmente a los europeos del sur – España, Italia, Portugal y los países pertenecientes al antiguo bloque soviético – y del hastío por parte de un sector más añoso de los habitantes del Gran Bretaña respecto del salvataje económico y político de países en crisis, entre ellos Grecia, han conduce a un egoísmo chauvinista que, en su estupidez quiere hacer resurgir un imperio británico, antaño poderoso, y que hoy está completamente desfasado. Luego del reciente plebiscito, los ciudadanos de la “pérfida Albión” empiezan a lamentar la insensatez de votar a favor de la salida del bloque de la Comunidad Europea. Una de las consecuencias inmediatas ha sido la caída de la Libra, el derrumbe de las Bolsas, pero a posteriori se visualiza el éxito político de los partidos de la ultraderecha en Europa, especialmente en Francia, Austria y Holanda, provocando la balcanización de Europa. El nacionalismo, a mi modo de ver, es la enfermedad infantil de los pueblos, que sólo acarrea desastres y el triunfo de la dialéctica de los puños y las armas.
David Cameron cometió el error de tratar de cumplir su programa de gobierno, que incluía, entre otros puntos, el de convocar a un plebiscito para decidir la estadía de Gran Bretaña en la Comunidad Europea. El cínico Honoré Gabriel Riquetti, conde de Mirabeau decía de Maximilien Robespierre que creía en todo en todo lo que proclamaba en su discurso. Cameron, a seguir el camino de Robespierre – según la visión del corrupto Conde de Mirabeau – cometió un error de proporciones insospechadas, pues no solamente destruyó a su Partido, el Conservador, sino que probablemente lo hará también con Gran Bretaña, a punto iniciar el proceso de separación de Escocia y, sobre todo, la balcanización de Europa y el triunfo de la ultraderecha chovinista
En el caso español, el miedo, dirigido fundamentalmente contra el Partido Podemos – no muy distinto a las campañas de terror conocidas en la historia de Chile – con las mismas pamplinas de siempre, acusando a los líderes de Podemos de chavistas y de poner en peligro la unidad de España, han logrado un cierto éxito llevando a los pusilánimes y temerosos a votar por el corrupto Partido Popular en búsqueda de una supuesta seguridad, que sólo llevará a completar ocho años consecutivos de reinado de la derecha.
05/07/2016