«… Dicen que la patria es un fusil y una bandera, la patria son mis hermanos que están labrando la tierra..» (Quilapayún)
1.- El sindicato es el instrumento de gestión y acción con el que cuentan los trabajadores para su relación con la empresa y su trabajo con sus pares fuera de ella. Las leyes establecen condiciones y normas para que se puedan constituir los sindicatos y estás, como están hoy en nuestro código, son limitantes y restrictivas, no solo porque no dan a todos los organizados los mismos deberes y derechos, si no también porque no todos cuentan con las mismas posibilidades para una negociación colectiva efectiva, que les permita mejorar condiciones económicas y sociales.
2.- Sin embargo, además de que el número de organizados no llega al 20% -considerando entre estos a decenas de miles que son solo números para justificar padrones y no trabajadores activos- muchos son los sindicatos que no siempre parecen tener claro el rol que tienen que jugar en su relación con la contraparte. Demasiados son los trabajadores que ven a la organización como una cuenta de ahorros, que debe restituir por distintas vías las cuotas mensuales que pagan. No participan de las reuniones ni las actividades a que los convocan y a veces, aunque de mala gana, prefieren pagar las multas que se les aplican antes que ir a las reuniones.
En el caso de los dirigentes, tampoco hay mucho interés por participar de las actividades de las organizaciones mayores a las que están incorporados, ni hacen esfuerzos por formarse y capacitarse como tales. No son pocos los sindicatos que solo se activan para la negociación colectiva y se limitan a mantener beneficios -a veces muy bajos- apostando todo a un bono de término de negociación.
3.- El estallido social de octubre 2019 y la posterior pandemia, dejaron expuesta como una de las grandes deficiencias de los millones de descontentos, el débil trabajo de las organizaciones en los diferentes niveles así como también la falta de organización. Y es que no se trata de una organización cualquiera. Se requiere de un instrumento dotado de profundas convicciones clasistas, que eduque a sus asociados para que estos tengan claro por qué y cómo deben enfrentar su relación con la patronal. El sindicato es la escuela donde aprenderemos a construir la nueva sociedad a la que aspiramos. Para contar con esta escuela debemos mejorar ostensiblemente nuestro trabajo y romper con el sindicalismo burocrático, tan común en estos tiempos. A nadie más que a nosotros corresponde esta tarea.
Por Manuel Ahumada Lillo
Secretario C.G.T. Chile