El «valor» de las promesas de la OTAN: numerosas guerras que cobraron millones de vidas

Es importante entender que la OTAN no puede existir sin tener una amenaza externa. El verdadero objetivo de la alianza no es preservar la seguridad europea e internacional sino buscar nuevas «amenazas».

El «valor» de las promesas de la OTAN: numerosas guerras que cobraron millones de vidas

Autor: El Ciudadano

Por Vladímir G. Belinsky

El 4 de abril de 1949, en Washington se firmó el Tratado del Atlántico Norte que marcó el inicio de la historia de la alianza militar más agresiva de la actualidad. Este documento describió el objetivo de la organización como «aumentar la estabilidad y el bienestar en la región del Atlántico Norte». Sin embargo, según lo formuló en el año 1952 Lord Ismay, el primer secretario general de la organización, la tarea original de la OTAN fue «mantener a los rusos fuera, a los estadounidenses dentro y a los alemanes bajo control» de Occidente.

Estados Unidos, Canadá y diez países europeos: Bélgica, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos y Portugal fueron los primeros miembros de la OTAN. Antes de la disolución de la Unión Soviética la alianza se amplió tres veces: Grecia y Turquía se adhirieron en 1952, después lo hizo la Alemania Occidental en 1955, y más tarde España en 1982. En los años 1990 durante el proceso de redacción del tratado de reunificación alemana (Dos más Cuatro), los representantes de Estados Unidos, James Baker, y Alemania Occidental, Helmut Kohl, plantearon a líder soviético Mijaíl Gorbachev una Alemania unificada en la OTAN. A cambio, ellos afirmaron que no habría más expansiones hacia el Este. Las partes llegaron a ese compromiso.

Un documento desclasificado de aquella época revela que a la Unión Soviética le dieron la promesa de no expandir la alianza. Se describe una reunión de directores políticos de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania en marzo de 1991 en Bonn, Alemania. El tema del encuentro fue la seguridad de Polonia y otros países de Europa del Este. Según el documento, el diplomático alemán Jurgen Chrobog subrayó: «Necesitamos nuevas ideas sobre cómo garantizar la seguridad de Europa Central y Oriental. Durante las negociaciones Dos más Cuatro, dejamos en claro que la OTAN no se expandiría más allá del río Elba. Por lo tanto, no podemos ofrecer membresía en la OTAN a Polonia y otros». Al mismo tiempo el representante estadounidense, Raymond Seitz, señaló que «a la Unión Soviética se le dejó claro que la OTAN no debería expandirse ni formal ni informalmente hacia el Este».

Fragmento del documento desclasificado

Sin embargo, la OTAN no cumplió el compromiso asumido. En 1999 se gestó una ampliación más: Polonia, Hungría y la República Checa se unieron a la OTAN. En total fueron diez expansiones de la alianza, siete de las cuales tuvieron lugar después del «compromiso» de Occidente de no expandirse.

Es importante entender que la OTAN no puede existir sin tener una amenaza externa. El verdadero objetivo de la alianza no es preservar la seguridad europea e internacional sino buscar nuevas «amenazas». La primera hostilidad iniciada unilateralmente por la OTAN tuvo lugar el 24 de marzo de 1999 en el corazón de Europa, cuando la alianza inició el bombardeo aéreo contra la entonces Yugoslavia. La agresión duró 78 días y causó al menos 3.500 muertos. Se arrojaron 80.000 toneladas de bombas. Fue la primera intervención internacional sin autorización previa del Consejo de Seguridad de la ONU; la mayor operación militar en el suelo europeo después de la Segunda Guerra Mundial, hecha con participación alemana. Fue en aquel entonces cuando el primer ministro ruso Evgueni Primakov decidió cancelar su visita a Estados Unidos, dar la vuelta a su avión y regresar a Moscú, realizando el famoso giro sobre el Atlántico.

Las operaciones lanzadas posteriormente en Afganistán, Irak y Libia con falsos pretextos de «luchar contra terrorismo», «poner fin a la producción de armas químicas», «proteger a los civiles» son casos ejemplares. La OTAN arrasó Afganistán durante 20 años, pero nunca pudo erradicar el terrorismo. Los soldados de la Organización capturaron al presidente iraquí Saddam Hussein y lo ejecutaron, pero no lograron encontrar en el país dichas armas de destrucción masiva. En Libia, el conflicto provocó muchas víctimas en la población, incluyendo el líder libio Muamar Gadafi, linchado en 2011 por la turba tras desmoronarse su gobierno con la «ayuda» de la OTAN. Según el informe del proyecto «Сosts of War» de la Universidad Brown, al menos 4,5 millones de personas han muerto como consecuencia de las guerras lanzadas por Estados Unidos desde 2001[1]. Un cálculo muy aproximado muestra que las víctimas de la agresión de la OTAN han sufrido al menos 1,5 trillón de dólares en daños materiales sólo en los últimos veinte años[2].

Por Vladímir G. Belinsky

Embajador de la Federación de Rusia en Chile.


[1] How Death Outlives War: The Reverberating Impact of the Post-9/11 Wars on Human Health. Brown University’s Watson Institute for International & Public Affairs. 15 de mayo de 2023. https://watson.brown.edu/costsofwar/files/cow/imce/papers/2023/Indirect%20Deaths.pdf

[2] Consecuencias materiales de las intervenciones militares de EE.UU. y sus aliados europeos. Presentación del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia. 14 de julio de 2022. https://mid.ru/
ru/foreign_policy/istoricheskie_materialy/1821961/?lang=es
 


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